PARÍS.- Francia anunció este miércoles que aplaza hasta 2017,
en vez de 2015, el objetivo de reducción del déficit público al límite
europeo del 3% y redujo a la baja la previsión de crecimiento para este
año, al 0,4%, invocando una "situación excepcional" de la economía en
toda la zona euro.
Inicialmente, el gobierno socialista francés esperaba un crecimiento
para este año del 1% y una aceleración al 1,7 para el año próximo, pero
el ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, baraja ahora un avance
del Producto Interior Bruto para 2015 del 1%, declaró en una rueda de
prensa.
Junto con la revisión de las previsiones de crecimiento, Michel Sapin
anunció que el déficit público para 2014 y 2015 será superior al de
2013 y 2014 y no logrará reducirlo al 3% hasta 2017, dos años más tarde
de lo previsto.
El déficit del PIB francés será del 4,4% en 2014 y del 4,3% en 2015, tras el 4,2% el año pasado, anunció Sapin.
El ministro precisó que el déficit solamente pasará bajo el umbral
del 3%, el tope marcado por la zona euro, en 2017, en lugar de 2015,
como se comprometió con la Comisión Europea.
Francia ya ha tenido que pedir dos plazos adicionales para retrasar
sus objetivos sobre déficit, una vez bajo la presidencia del conservador
Nicolas Sarkozy (2007-2012) y otra bajo la del socialista François
Hollande, en el poder desde mayo de 2012.
El gobierno apostaba inicialmente por un déficit reducido al 3,8% del
PIB este año y al 3% en 2015. Pero esas previsiones fueron desbaratadas
por lo que Sapin calificó de "situación excepcional" de la economía en
la zona euro, "marcada por un crecimiento muy débil acumulado con una
desaceleración de la inflación que nadie había previsto". Esta coyuntura
es "inédita en la historia económica de Europa", sostuvo el ministro.
Al emplear las palabras "situación excepcional" -terminología que
permite la derogación de los objetivos presupuestarios en los tratados
europeos-, Sapin envió un mensaje implícito a la Comisión Europea,
guardiana de la disciplina presupuestaria. "No pedimos la modificación
de las reglas europeas, no pedimos su suspensión ni ninguna excepción",
agregó empero el ministro.
Por otra parte, precisó que la baja inflación, que incide en las
cuentas públicas al bajar los ingresos y neutralizar ciertos esfuerzos
de economías, perdurará en Francia, con una tasa prevista del 0,5% en
2014 y del 0,9% en 2015.
La Comisión Europea no tardó en reaccionar a estos anuncios, pidiendo
este mismo miércoles a París "medidas creíbles" para reducir su déficit
público en 2015 y en adelante. El proyecto de presupuesto, que París
debe enviar a la Comisión para mediados de octubre, "debe especificar
claramente medidas creíbles para instaurar el ambicioso plan de
reducción fiscal para 2015 y en adelante", indicó Simon O'Connor,
portavoz para Asuntos Económicos de la Comisión.
Para compensar el efecto negativo ante sus socios europeos de la
revisión de la trayectoria del déficit, el ministro afirmó que el
gobierno francés mantiene su objetivo de reducir los gastos públicos en
21.000 millones de euros en 2015, una semana después de haber dicho que
no lo lograría debido a la debilidad de la inflación.
"El control de los gastos es una necesidad e iremos hasta el final
del objetivo de 50.000 millones de recortes previstos hasta 2017,
empezando por los 21.000 millones previstos para el año 2015", declaró.
"Los 2.000 millones de ahorros que no se realizarán a causa de la
debilidad de la inflación serán compensados", dijo, precisando que el
monto nominal de recortes no se aumentará con respecto al objetivo
inicial.
El ministro contradice con ello las declaraciones que hizo el 2 de
septiembre, cuando anunció que no se alcanzaría el monto
programado de la primera parte de los recortes. "No podemos tener los
mismos objetivos con una inflación que está siendo muy baja", dijo
entonces Sapin.
Por su parte, el portavoz del gobierno, Stéphane Le Foll, sostuvo
que, pese a esos anuncios, Francia "no cambia de trayectoria" y que "la
línea seguida sigue siendo la seriedad presupuestaria con la reducción
de los gastos públicos".
En ese contexto, el exministro de Economía Arnaud Montebourg, que
abandonó el cargo a finales de agosto, denunció que los franceses que
"votaron a la izquierda se encuentran con el programa de la derecha
alemana".
"Es una de las razones de mi ruptura con el gobierno", agregó,
criticando un "ordoliberalismo alemán", que ha "contaminado todas las
instituciones europeas y fijado los tratados" con una "obsesión de las
cuentas públicas".
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