BOSTON.- El
suburbio de Chelsea, en Boston, fue el lugar al que la presidenta de la Reserva Federal,
Janet Yellen, acudió para formarse un impresión de la economía de
Estados Unidos, interrogando a funcionarios municipales, residentes y
organizaciones sociales sobre cómo es la situación en un barrio de clase
trabajadora.
"¿Ven cambios en las oportunidades de empleo? ¿Ven un
fortalecimiento de las oportunidades de empleo?", preguntó Yellen con su
fuerte acento de Brooklyn, mientras recorría Connect, un consorcio de
grupos sociales que ofrecen vivienda, educación y empleos en servicios.
Yellen escuchó historias de despidos, ahorros perdidos y
calificó experiencias como la de José Iraheta de 26 años como
"aterradoras". Le contaron de los pequeños triunfos de Dimple Rana, de
34 años, que fue despedida en 2009 pero ahora trabaja en el municipio
vecino de Revere y trata de hacer un máster.
La funcionaria de la Fed, quien no habló de política monetaria o
previsiones para la economía, visitó Chelsea mientras los mercados
trataban de recuperarse de una caída libre de esta semana por las dudas
sobre las perspectivas para la actividad global.
Las turbulencias mundiales no han descarrilado las perspectivas
de crecimiento de Estados Unidos, pero podrían hacerlo, lo que
reforzaría la convicción de Yellen de que la recuperación económica no
se ha completado y que muchos trabajadores siguen marginados.
En sus primeros meses al mando del banco central, Yellen identificó el tímido crecimiento de los salarios como un problema.
Además, contribuyó a poner en el debate asuntos como la
desigualdad del ingreso. Yellen lo considera una amenaza de largo plazo,
porque la erosión de los trabajos de clase media puede perjudicar el
crecimiento potencial de la economía.
En esa medida, lugares como Chelsea pueden ser un barómetro. Si
las personas están consiguiendo empleos a tiempo completo y aumentos
salariales, Yellen puede estar más confiada en que la recuperación
alcanzó su potencial.
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