BERLÍN.- El primer ministro chino, Li Keqiang, y la canciller alemana, Angela Merkel,
estrecharon hoy las relaciones chino-germanas con la firma de nuevos
acuerdos multimillonarios y optaron por pasar de puntillas por sus
diferencias en torno a Hong Kong.
El comercio bilateral, las inversiones cruzadas, el acceso a mercados
y las empresas de capital mixto fueron el plato fuerte de la tercera
reunión de alto nivel entre China
y Alemania, celebrada en Berlín, sobre la que planeaba la sombra de la
"revolución de los paraguas", que se reactivó hoy con una nueva
concentración masiva de manifestantes en Hong Kong.
Merkel aseguró en una rueda de prensa conjunta haber abordado con Li
de forma "abierta e intensa todas las cuestiones", desde los asuntos
económicos hasta los interrogantes en torno a la aplicación de los
derechos humanos en China, pero el énfasis, tanto cualitativo como
cuantitativo, recayó en las cuestiones comerciales.
Además de nueve acuerdos empresariales que involucraban entre otros a
gigantes como Daimler, Airbus, China Mobile, Volkswagen y Deutsche
Telekom, Merkel anunció la intención de ambos gobiernos de intensificar
las relaciones en el ámbito de la innovación.
A su juicio, la cooperación a nivel comercial, empresarial y político
aporta "estabilidad" a la economía mundial, especialmente en la
"difícil situación" actual.
El primer ministro chino añadió que los acuerdos bilaterales son la
"locomotora" que hace avanzar las relaciones entre su país y el conjunto
de la Unión Europea.
Li se mostró dispuesto a facilitar el acceso al mercado chino a las
empresas extranjeras y los flujos inversores, dos factores que, a su
juicio, contribuirán a la mejora de la economía global.
Sobre la situación de China, su primer ministro se mostró convencido
de que el crecimiento del producto interior bruto (PIB) "puede alcanzar
alrededor del 7,5 %" este ejercicio y seguirá creciendo a un buen ritmo
en los próximos años.
Sobre Hong Kong, al menos de cara a los medios, ambos jefes de
Gobierno optaron por reiterar sus posturas (divergentes) y evitar
cualquier signo de falta de sintonía.
Li recordó las condiciones de autonomía de la antigua colonia
británica desde su retrocesión a China -resumidas en el eslogan "un
país, dos sistemas"- y subrayó que su estatus "no va a cambiar", para
proteger la "prosperidad y estabilidad" de los ciudadanos de Hong Kong,
los "intereses de China" y los "legítimos" intereses de los inversores
internacionales.
Aprovechando que hablaba ante un "foro internacional", Li recalcó que
los asuntos de Hong Kong pertenecen a la "política interna" de China y
subrayó la necesidad de respetar la soberanía nacional de cada país.
La canciller, además de la mención genérica a la "gran importancia"
de los derechos humanos, se mostró confiada en que se sigan respetando
el derecho de expresión y de manifestación en Hong Kong, garantizados en
la Ley Fundamental, y que las protestas prodemocráticas se mantengan
pacíficas.
Merkel y Li demostraron una buena conexión personal, con abundantes
confidencias sin intérprete y sonrisas; incluso antes de la rueda de
prensa realizaron una escapada a un supermercado cerca de Cancillería,
donde la alemana pagó de su bolsillo para su invitado varias postales,
una bolsa de dulces y un paquete de sal común.
Entre los acuerdos firmados hoy destaca la venta de 70 aviones Airbus
320 a China Aviation Supplies (CAS), una compañía estatal dedicada a la
subcontratación de aeronaves, lo que, a precios de catálogo, supone
unos 5.500 millones de euros.
Además, el fabricante alemán de automóviles Daimler -dueño de marcas
como Mercedes Benz- firmó con su socio chino BAIC un acuerdo para
levantar una nueva planta de ensamblaje de vehículos en el país asiático
por 1.000 millones de euros.
Junto a estos acuerdos comerciales, se suscribieron diez tratados de
colaboración gubernamental en un amplio espectro de temas, de la
colaboración en innovación a la supervisión financiera, pasando por los
intercambios entre centros educativos, ministerios de Salud y agencias
espaciales.
Al viaje de Li a Berlín anteceden en los últimos meses la visita de
Merkel a Pekín en julio, y la que realizó el presidente chino, Xi
Jinping, en marzo a la capital alemana, lo que da una idea de la
importancia que para ambos gobiernos tienen los lazos bilaterales.
En estos tres encuentros se han firmado un total de 43 acuerdos que
suman como mínimo unos 10.000 millones de euros, teniendo en cuenta que
los detalles de muchos de ellos no trascienden.
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