BRUSELAS.- Los ministros de Energía de Rusia, Alexander
Novak, y Ucrania, Yuri Prodan, se reúnen mañana en Bruselas con la
mediación del comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, en un
nuevo intento de lograr un acuerdo para poner fin a la guerra del gas y
garantizar el suministro en Europa durante este invierno.
Durante su anterior reunión trilateral, celebrada en Berlín el
pasado 26 de septiembre, los representantes de Moscú, Kiev y Bruselas ya
alcanzaron un principio de acuerdo para congelar la disputa durante los
seis próximos meses, que sin embargo todavía no se ha logrado plasmar
en un protocolo jurídicamente vinculante para las partes.
De hecho, se han vuelto a reabrir cuestiones que se habían zanjado
en Berlín, como los plazos de los que dispondrá Ucrania para pagar su
deuda con el gigante ruso Gazprom por el suministro pasado o el precio y
los volúmenes de las entregas de gas en los próximos meses, según ha
admitido la portavoz de Energía, Marlene Holzner.
Según el principio de acuerdo alcanzado en septiembre, Ucrania
debía pagar a Rusia 2.000 millones de dólares antes de finales de
octubre y otros 1.100 millones de aquí a final de año correspondientes a
las facturas de gas atrasadas. La UE actuaría de avalista de estas
cantidades.
Una vez que Kiev haya formalizado el primer pago, Gazprom se
compromete a suministrar a Ucrania durante el invierno un mínimo de
5.000 millones de metros cúbicos de gas, una cantidad que podría
ampliarse si es necesario. No obstante, las autoridades ucranianas
estarían obligadas a pagar por adelantado, y a un precio de 385 dólares
por 1.000 metros cúbicos. El acuerdo sólo cubre hasta marzo de 2015.
Mientras tanto, los Estados miembros han realizado en las últimas
semanas una serie de test de estrés energéticos para verificar su grado
de resistencia a una nueva crisis del gas como las que ya ocurrieron en
2006 y 2009. Sus resultados muestran que, si Rusia corta el suministro
este invierno, Bulgaria, Rumanía, Lituania, Estonia y Finlandia perderán
al menos el 40% del gas que necesitan. Hungría y Polonia también se
verán sustancialmente afectados, aunque en menor grado, con déficits del
30% y del 20%, respectivamente.
Los problemas no afectarían a España, ya que es uno de los cuatro
países de la UE -junto con Portugal, Reino Unido e Irlanda- que no
importa nada de gas de Rusia.
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