jueves, 13 de noviembre de 2014

Denuncian que la riqueza del G-20 se concentra en pocas manos

CANBERRA.- La organización no gubernamental Oxfam denunció que más de un tercio de los 17 billones (millón de millones) de dólares en que ha aumentado hoy la riqueza del G-20 se concentra en pocas manos. Ese monto, afirmó, está bajo la tutela de apenas un uno por ciento de la población del grupo.
Datos publicados por esa entidad global para el desarrollo y contra la pobreza, indican que ese crecimiento se experimentó desde que Australia ocupó la presidencia del bloque de las 20 naciones más desarrolladas y emergentes del planeta.

Según los cálculos de Oxfam la cantidad del capital del G20 en manos de los ricos asciende a 6,2 billones de dólares, lo que se traduce en una excesiva preocupación del gobierno australiano por el crecimiento económico y no tanto por reducir la desigualdad.

La acusación de esa organización tiene lugar en vísperas de la cumbre del G-20, que será este fin de semana en la ciudad australiana de Brisbane, cuya agenda se centrará en adoptar decisiones para crear empleo, identificar la evasión de impuestos y mejorar la economía mundial.

Sobre esa base la experta en fiscalidad de Oxfam, Susana Ruiz, convocó a los asistentes a cambiar los actuales estándares de redistribución de la riqueza, porque ese no es solo un problema de los países en desarrollo sino también de los más avanzados.

Recordó que en estos momentos siete de cada 10 personas viven en una nación en la cual ha aumentado la brecha de la desigualdad.

De ahí que sea insuficiente el objetivo de crecimiento económico del G-20 para los cinco próximos años, así como el propósito de crear todos los empleos necesarios, tal como afirmó la directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI) Christine Lagarde.

Los países del G-20 -que representan al 85 por ciento de la riqueza mundial- pretenden incrementar en un dos por ciento suplementario el valor de su Producto Interior Bruto en los próximos cinco años, a través de medidas y reformas para apoyar las inversiones privadas en las infraestructuras.

Analistas consideran que una vez más la cita del G-20 incumplirá las expectativas de Oxfam, porque antepondrá los intereses de las economías más ricas y obviará las reformas fiscales que beneficien a los más pobres.

También aseguran que ello se debe a que ese grupo ya no es un mecanismo de coordinación de políticas económicas, como en sus orígenes.

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