PARÍS.- La economía global se fortalecerá en los dos
próximos años, aunque lo hará a un ritmo "modesto" bajo los estándares
tradicionales y con sustanciales diferencias entre países, según la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que
ha advertido del "creciente riesgo de estancamiento" en la zona euro,
por lo que ha reclamado al BCE una intervención "más allá" de las
medidas anunciadas hasta ahora.
En este sentido, la institución con sede en París, que ha
mantenido sus recientes proyecciones de crecimiento para la región en el
0,8% en 2014 y el 1,1% en 2015, para anticipar una aceleración del 1,7%
en 2016, considera necesario que la política monetaria "sea más
acomodaticia" en la zona euro.
Así, la OCDE aprecia una ralentización de la zona euro por el
hecho de que la mayor debilidad de Alemania, Francia e Italia ha
contrarrestado las mejoras observadas en economías de la periferia como
España, mientras que la inflación ha mantenido su deriva a la baja.
"La planeada reducción del ritmo de consolidación fiscal, las
mejores condiciones financieras y un mayor estímulo monetario deberían
respaldar la recuperación", apunta la OCDE. "En ausencia de este
respaldo macroeconómico, la evolución del crecimiento de la eurozona
será mucho más débil de lo proyectado", añade.
De este modo, el análisis de la institución internacional alerta
de que la debilidad de la demanda doméstica en la zona euro contribuye a
mantener los precios muy por debajo del objetivo de inflación del BCE,
mientras el paro sigue en niveles elevados.
"Esto deja a la eurozona en peligro de un periodo más prolongado
de estancamiento con bajos niveles de empleo e inversión, que podría
verse agravado si llevara a descensos adicionales de las expectativas de
inflación y a una mayor debilidad del consumo", advierte.
En este sentido, la OCDE reclama al BCE que extienda los estímulos
de su política monetaria "más allá de las medidas ya anunciadas" ante
la debilidad de la economía de la zona euro y el riesgo de deflación.
"Esto debería incluir el compromiso de realizar considerables
compras de activos ('quantitative easing') hasta que la inflación vuelva
a su senda", recomienda la institución, que sugiere incluir
titulizaciones (ABS) de peor calidad en los actuales programas de compra
del BCE, así como la adquisición de deuda de empresas y bonos
soberanos.
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