WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha
detectado nuevos signos de debilidad en la actividad económica,
especialmente en la eurozona, desde la publicación de sus previsiones en
octubre, periodo en el que también se ha producido una corrección de
los mercados financieros y un "apreciable" descenso del precio del
petróleo.
"Los datos publicados desde la edición de octubre de 2014 del
informe 'Perspectiva de la Economía Global' sugieren que el crecimiento
está en línea con nuestras previsiones en Estados Unidos y China, pero
existen riesgos a la baja para la perspectiva de la eurozona", señala en
un documento preparado para la cumbre del G-20 que se celebra este fin
de semana en Australia.
En este sentido, subraya que los diferenciales de deuda soberana
de las economías avanzadas han descendido más en octubre, mientras que
las acciones han registrado una tendencia a la baja tras el repunte de
septiembre, especialmente en las economías emergentes. Esta reciente
volatilidad de los mercados es, según el FMI, un recordatorio de los
riesgos potenciales y de posibles nuevas correcciones.
Asimismo, la institución presidida por Christine Lagarde añade que
la caída de los precios del petróleo en las últimas semanas, si se
sostiene, impulsará el crecimiento, aunque admite que es demasiado
pronto para identificar los factores de oferta y demanda en juego.
En este contexto, el FMI destaca que se mantiene una recuperación
global "desigual y frágil" a pesar de los reveses registrados este año.
En su opinión, el apoyo de las condiciones financieras, la moderación de
la consolidación fiscal y el fortalecimiento de los balances deberían
sostener la recuperación en lo que queda de 2014 y en 2015.
Por otro lado, también resalta que los riesgos a la baja
identificados en octubre siguen siendo "significativos". En concreto,
apunta a las mayores tensiones geopolíticas y la posibilidad de nuevas
correcciones en el mercado como principales riesgo a corto plazo, aunque
también alerta del riesgo de baja inflación o deflación en la eurozona y
del bajo potencial de crecimiento.
En este contexto, el FMI vuelve a recomendar a las economías
avanzadas que mantengan una política monetaria acomodaticia, dadas las
grandes brechas de producción y la baja inflación, así como que lleven a
cabo una política fiscal que mantenga un equilibrio entre la
sostenilidad de las cuentas públicas y el crecimiento en planes creíbles
a medio plazo.
Por su parte, cree que la prioridad de los países del G-20 debe
ser el crecimiento, para lo que deben mejorar sus reformas
estructurales. Así, insta a los países con superávit a impulsar la
demanda doméstica o modificar su composición, así como elevar la
inversión en infraestructuras en aquellas con necesidades claramente
identificadas en este campo.
En el caso de la eurozona, ve necesarias nuevas reformas en los
mercados laboral y de productos en gran parte de los países, mientras
que los países de la región más afectados por la crisis y las economías
emergentes necesitan mejorar su competitividad y llevar a cabo
moderación salarial.
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