BRUSELAS.- El presidente saliente de la Comisión
Europea, José Manuel Durao Barroso, ha admitido esta semana tras
dirigir su última reunión del colegio de comisarios -la número 424 en
sus 10 años de mandato- que su actuación "no fue perfecta" y que hubo
retrasos en la toma de decisiones durante la crisis financiera. Pero ha
defendido su legado y ha sostenido que hoy la UE es "más fuerte y más
capaz de responder a los desafíos del presente y del futuro".
Barroso -que fue relevado ayer 1 de noviembre por Jean-Claude
Juncker y su nuevo equipo de comisarios- ha asegurado que todavía no ha
decidido qué hará tras dejar el Ejecutivo comunitario, más allá de dar
conferencias y cursos. "No tengo intención, al menos en el futuro
próximo, de asumir responsabilidades políticas. Tras 30 años de estar
implicado en la política nacional, europea y mundial y 10 años como
presidente de la Comisión, creo que, al menos, merezco una pausa", ha
dicho.
"Mientras me preparo para dejar mi cargo, soy muy consciente de
que nuestra actuación no ha sido perfecta. Lamento que, debido al muy
complejo sistema de toma de decisiones en la UE, no siempre fue posible
avanzar lo suficientemente rápido. Lamento que llevó tiempo movilizar
suficiente solidaridad cuando era más necesaria", ha señalado el
político portugués.
No obstante, ha resaltado que "pese a todas las dificultades,
hemos sido capaces de mantener a Europa unida y abierta".
"Y creo
también que, gracias a las nuevas competencias para la UE, en particular
para la Comisión y para el Banco Central Europeo, hoy tenemos una UE
más fuerte, más capaz de responder a los desafíos del presente y del
futuro", ha indicado.
Entre los logros de sus 10 años de mandato, Barroso ha destacado
que, desde que asumió el cargo en 2004, la UE ha duplicado su talla al
pasar de 15 a 28 Estados miembros y la eurozona ha crecido de 13 a 19
miembros. Además, se ha aprobado un nuevo Tratado, el de Lisboa, se ha
puesto en marcha el plan de lucha contra el cambio climático "más
ambicioso del mundo", se han reformado las reglas bancarias y económicas
y se ha creado el fondo de rescate permanente.
Por lo que se refiere a los retos de cara al futuro, el presidente
saliente de la Comisión ha destacado la necesidad de reparar la
fractura social provocada por la crisis y mejorar la legitimidad y
rendición de cuentas de la UE. "Como muchos otros líderes políticos,
estoy muy preocupado por la enorme desconexión y desconfianza de los
ciudadanos -que se han visto golpeados por la crisis y son una presa
fácil para la intolerancia y el populismo- hacia el establecimiento
político, tanto el europeo como el nacional. Esto requiere urgentemente
atención y reparación", ha resaltado.
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