domingo, 23 de noviembre de 2014

La FAO alerta sobre la desnutrición mundial

ROMA.- Una reunión sobre desnutrición con la presencia de importantes sectores globales tuvo lugar esta semana en esta capital italiana convocada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO). Estaban incluidos en la reunión líderes y representantes de más de 190 países, organismos internacionales, sociedad civil y privados que debatieron sobre ese relevante tema.

Unos 805 millones de personas viven hoy en condiciones de hambre crónica a nivel mundial, pues los progresos registrados en materia de nutrición durante los últimos años resultan modestos y desiguales. Así recogió la Declaración de Roma, aprobada en esta capital por los 170 países participantes.

El documento advirtió que la desnutrición constituye la primera causa de muerte entre niños menores de cinco años, pues durante 2013 ese mal provocó un 45 por ciento de los decesos registrados a esas edades.

Al mismo tiempo, aunque la malnutrición crónica medida por el retraso del crecimiento ha disminuido, el pasado año todavía golpeaba a 161 millones de niños, mientras que otros 51 millones presentaban malnutrición aguda.

Según la declaración, más de dos mil millones de personas sufren carencias de micronutrientes, sobre todo vitamina A, yodo, hierro y zinc.

Otro problema, agregó el texto, radica en que en 2013 se registraron 42 millones de niños con menos de cinco años aquejados por el sobrepeso, mientras que en 2010, más de 500 millones de adultos tenían obesidad.

Los asistentes a la cita también reconocieron que, si bien los riesgos alimenticios inciden en todos los grupos socioeconómicos, existen fuertes desigualdades, tanto entre países como dentro de una misma nación.

Reconocemos que las situaciones bélicas y postbélicas, las emergencias humanitarias, las crisis prolongadas, incluidas las sequías, inundaciones, desertificación y pandemias, comprometen la seguridad alimenticia y la nutrición, señalaron.

El documento advirtió, asimismo, la necesidad de hacer frente a los efectos del cambio climático y otros factores ambientales que inciden en la cantidad, calidad y diversidad de los alimentos producidos.

Somos conscientes de que la malnutrición afecta el bienestar de las personas al repercutir negativamente en su desarrollo físico y cognitivo, comprometer el sistema inmunológico, aumentar la susceptibilidad a enfermedades, limitar la realización del potencial humano y reducir la productividad, agregó.

Pero además, reconoció la declaración, supone una pesada carga en forma de consecuencias sociales y económicas negativas para los seres humanos, las familias, las comunidades y los Estados.

La II Conferencia Internacional sobre Nutrición de la FAO tiene lugar 22 años después de la primera cumbre contra el hambre en el mundo.

Informes aclaran que la desnutrición asumió un carácter global y afecta tanto a los países en desarrollo como a los desarrollados.

A esta cita de una semana asistieron 100 ministros de agricultura, salud y otros sectores, además de personalidades de la vida pública y la política.

Alrededor de dos mil millones de personas, un tercio de la población del mundo en desarrollo, están carentes de alimentos suficientes y sufren faltas de vitamina A, sal yodada, hierro y zinc, de acuerdo con datos de la FAO.

Según este organismo de Naciones Unidas, 161 millones de niños presentan retraso en su crecimiento por la carencia de alimentos.

La secretaria general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, llamó a implementar políticas inteligentes para enfrentar los problemas de malnutrición y obesidad que provoca el sistema alimentario mundial. La alta funcionaria señaló también la pertinencia de implementar adecuadas estrategias medioambientales.

El crecimiento de la producción de alimentos tiene que ser saludable y sostenible, agregó Chan, quien remarcó que las desigualdades sociales han llevado al empeoramiento de la situación nutricional.

Según la titular, el mundo no pude tener países ricos llenos de pobres, pues el hambre y las deficiencias nutricionales causan anemia, ceguera, bocio y problemas de bajo peso en los recién nacidos, entre otros padecimientos.

Parte de nuestro desequilibrado mundo aún se muere de hambre, mientras que en otros lugares se llenan de comida a un nivel de obesidad tan propagado, que está reduciendo las cifras de expectativa de vida y disparando el costo en salud a cifras astronómicas, advirtió.

De igual modo, la Secretaria General criticó otro de los problemas del sistema alimentario global: la producción de alimentos industrializados pocos saludables.

En ese proceso, indicó, se deja fuera a los pequeños agricultores, los cuales son la espina dorsal para la economía de algunos países africanos, pues en muchas ocasiones se importan los alimentos industrializados en lugar de otros más saludables producidos en la zona.

Chan también llamó la atención sobre las gravísimas consecuencias de esa práctica en lo relacionado con la obesidad y el sobrepeso, así como en la aparición de diabetes, cánceres y enfermedades cardíacas.

La titular de la OMS se comprometió a elaborar informes científicos rigurosos para saber cuál es la ingesta minina y máxima de nutrientes, pero remarcó la necesidad de convencer a la industria alimentaria de que obtenga productos más saludables.

Por su parte, el director general de la FAO, el brasileño José Graziano da Silva, apuntó que la malnutrición se lleva millones de vidas y roba la posibilidad de una existencia digna.

Al dirigirse a los delegados de la CIN2, manifestó, además, que en el mundo hay más de 500 millones de adultos obesos y muchos niños con problemas de sobrepeso.

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