GINEBRA.- La población suiza ha apostado por mantener el statu quo y seguir las
consignas del Consejo Federal (Gobierno), que había aconsejado rechazar
las tres iniciativas populares propuestas para ser votadas en
referéndum.
Las iniciativas populares pretendían restringir aún más la
inmigración, aumentar y bloquear las reservas de oro, y eliminar los
privilegios fiscales de los que gozan los extranjeros ricos residentes
en Suiza, pero las tres han sido rotundamente rechazadas por los que han
votado. La participación ha rondado el 50%, un resultado "normal" para
los referendos de alcance federal.
Con un 74,1% de los votos y en todos los cantones sin excepción, los
suizos han rechazado la iniciativa que pretendía limitar aún más la
inmigración estableciendo un porcentaje máximo de crecimiento de los
extranjeros residentes en la Confederación Helvética, con el argumento
de preservar el medio ambiente. Asimismo, los suizos han rechazado con
un contundente 77,3% de los votos una iniciativa que pedía al Banco
Nacional Suizo (BNS) ampliar sus reservas de oro hasta, como mínimo, un
20% de sus activos, que dichos depósitos no puedan ser vendidos, y que
todos estén consignados en la Confederación Helvética. Finalmente, los
suizos también han rehusado, con el 59,2% de los votos, una iniciativa
que pretendía eliminar los privilegios fiscales que permiten que los
extranjeros ricos residentes en el país paguen impuestos en función de
sus gastos y no de su fortuna y de sus ingresos, como el resto de
ciudadanos.
Los ciudadanos han decidido secundar la opción preferida por el
Gobierno, que había rechazado las tres iniciativas y que ha mostrado su
satisfacción por el resultado. La ministra suiza de Justicia, Simonetta
Sommaruga, se ha dicho satisfecha y "sorprendida" del claro rechazo a la
iniciativa sobre inmigración. "Una aceptación del texto no habría
resuelto ningún problema ecológico pero hubiera causado grandes
problemas a nuestro país", ha afirmado.
Los medios económicos también han mostrado su satisfacción, dado que
rechazaban las tres propuestas porque podían poner en peligro tanto la
estabilidad financiera, como la capacidad de maniobrar en el mercado
laboral. "Al decir que no a la iniciativa sobre la inmigración, nuestros
compatriotas han demostrado que no quieren envenenar más las relaciones
con la Unión Europea", ha afirmado Rudolf Minsch, economista jefe de la
principal patronal, Economiesuisse.
Minsch se refería al hecho de que el pasado febrero, se aprobó en
referéndum una iniciativa para limitar la inmigración restableciendo
cuotas. Precisamente, el gran argumento usado por el Gobierno para
rechazar la propuesta fue los problemas que la entrada en vigor de una
iniciativa similar a la aprobada en febrero acarrearía para las
relaciones con la Unión Europea, ya de por sí muy tensas.
El texto aprobado hace diez meses dio tres años al Gobierno para
adaptar las leyes, para lo cual no le queda otra alternativa que
renegociar el acuerdo de libre circulación con la UE, aunque Bruselas ya
ha advertido de que dicho principio no es negociable. Sommaruga ha
dejado claro que el resultado de hoy "no cambia nada" y que el Gobierno
presentará el nuevo proyecto de ley en enero.
La propuesta sobre los privilegios fiscales de los ricos la habían
presentado los países de izquierda que entendían que la prerrogativa
viola la igualdad fiscal, es una herramienta de evasión fiscal, y una
traba a la lucha contra la criminalidad económica. Unos argumentos que
no han calado en la población, que ha decido mantener el statu quo y
dejar que sean los cantones los que decidan si mantienen o no este
sistema. Según la ministra suiza de Finanzas, Eveline Widmer-Schlumpf,
con esta decisión se ha respetado el federalismo. "El sistema perdurará
mientras no haya presión internacional", ha afirmado.
Con respecto a la iniciativas sobre el oro, sus promotores pretendían
"salvaguardar la independencia monetaria de la Confederación", pero el
Gobierno y el Parlamento entendían que lo único que hubiera ocurrido si
se aprobaba la propuesta era que el BNS tendría menos margen de maniobra
para establecer la política monetaria, y que irremediablemente se
perderían ingresos. El rechazo ha sido claro, dado que los 26 cantones
de la Confederación Helvética votaron en contra de la iniciativa con
porcentajes superiores al 70%.
Widmer-Schlumpf se ha felicitado del resultado y ha recordado que de
haberse aprobado la iniciativa habría tenido "consecuencias nefastas no
sólo para las exportaciones suizas sino para toda la Economía en su
conjunto".
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