PARÍS.- El expresidente francés Nicolas Sarkozy dio hoy un nuevo paso adelante en sus intenciones de refundar su partido, la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), en la que fue su primera gran aparición en París tras su regreso a la política.
El
exmandatario se propuso liderar una agrupación no tanto de centro, de
derecha o de izquierda, sino de "todos los franceses", capaz de combatir
"el repliegue de Francia sobre sí misma" y de superar la "cólera" de los ciudadanos ante la situación actual del país.
En
un mitin celebrado ante cerca de 5.000 personas, según los cálculos de
los organizadores, Sarkozy prefirió centrarse en su objetivo político
más inmediato y no pronunciarse sobre su eventual nueva candidatura a la jefatura del Estado.
"A
todos aquellos que esperaban que esta noche desvelara mis intenciones
para las elecciones presidenciales de 2017 quiero decirles: 'Cada cosa a
su tiempo'", indicó en un acto en el que buscaba reconquistar a su
militancia.
Entre constantes ovaciones, evocó la necesidad de
"tomar el tiempo de escribir" la nueva historia que comienza para su
grupo, que el próximo 29 de noviembre elegirá a su nuevo presidente.
En un discurso teórico impregnado de retórica y carente de anuncios concretos en cuanto a su programa para el partido, Sarkozy apeló a la "moral" del espíritu republicano e invocó la figura del general De Gaulle para salvaguardar y apuntalar la "grandeza de Francia".
"Saltar
la etapa de la reconstrucción de una gran formación política
republicana (...) sería resignarse a construir sobre un campo de
ruinas", afirmó.
El exmandatario hizo un guiño a la necesidad de
acercar la UMP al mundo de la ciencia, el arte y la cultura, y aspiró a
encabezar un movimiento abierto a la discusión y que acoja a todos
aquellos con "apertura de espíritu".
La República que perfiló en
su intervención estuvo identificada con la "neutralidad del espacio
público", un "régimen de exigencia" y una visión que no reniega de su
herencia porque esa es la que ha "forjado la identidad de Francia".
Movido
por el "desastre actual", se impuso la obligación de poder ofrecer a
los franceses la posibilidad de una alternativa, y aseguró que en la
formación que emerja bajo su liderazgo el voto será la "vía natural" de
funcionamiento.
"Los partidos no mueren nunca por demasiados
debates o personalidades fuertes, (...) sino porque a fuerza de evitar
temas que incomodan acaban por no tener nada que decir a nadie",
concluyó el exmandatario, para quien no escuchar la repulsa ciudadana
contra el Estado y las instituciones sería "irresponsable".
El mitin contó con la presencia de su esposa, la exmodelo y cantante Carla Bruni, así como de la mujer del también expresidente Jacques Chirac, Bernadette Chirac, a quién Sarkozy agradeció "toda una vida consagrada a Francia".
Con
este acto, su segundo gran baño de masas desde su reaparición política,
la campaña por la presidencia de la derecha francesa inicia
oficiosamente una carrera por el poder en la que también concurren los
exministros Bruno Le Maire y Hervé Mariton.
El fervor con el que
le recibieron sus simpatizantes contrasta con los resultados de las
últimas encuestas, según las cuales tres de cada cuatro franceses juzgan
"fallido" su regreso y solo un 24 % le ve como favorito para las
primarias de la UMP, lideradas en intención de voto por el exministro de Exteriores, Alain Juppé.
Sarkozy no mencionó en ningún momento al socialista François Hollande,
pero hizo objeto de todas sus críticas al actual presidente, un día
después de que este concediese una entrevista radiotelevisada para
hacer balance de la primera mitad de su mandato.
Para el Partido Socialista
(PS), que se pronunció a través de un comunicado, la derecha futura
anunciada por él es "peor que la derecha de ayer", pese a que este se
haya propuesto no librar su combate con ideas del pasado.
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