martes, 2 de diciembre de 2014

Alemania y Francia dicen que se necesitan políticas que no lastren el crecimiento

BERLÍN.- Alemania y Francia acordaron el martes que era necesario apoyar el crecimiento y la confianza en la zona euro con políticas fiscales y estructurales favorables al crecimiento, después de aprobar los planes para impulsar la inversión propuestos por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

"El asunto de cómo fortalecer la inversión en Europa fue un punto central en las conversaciones conjuntas ante el contexto del plan de inversión de Juncker recientemente anunciado", dijo un comunicado del ministerio alemán de Finanzas tras unas conversaciones entre los banqueros centrales y ministros de Economía y Finanzas de ambos países.
Alemania y Francia destacaron la necesidad de acordar el primer paso sobre un impuesto a las transacciones financieras para antes de finales de año.
El eje franco-alemán busca renovarse y volver a constituirse como la locomotora económica de la UE en torno a la iniciativa para impulsar el crecimiento del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que ambos países quieren respaldar con proyectos concretos de inversiones.
Los ministros de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, y francés, Michel Sapin, así como los de Economía de ambos países, Sigmar Gabriel y Emmanuel Macron, así lo expresaron tras un encuentro en Berlín al que también asistió el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann.
"Nuestro tema central hoy fue cómo lograr un crecimiento a largo plazo en una situación geopolítica que no es fácil y cómo lograr más inversiones", dijo Schäuble en una comparecencia conjunta ante la prensa.
"Respaldamos la iniciativa de Jean-Claude Juncker y hasta mediados de diciembre queremos tener una lista de proyectos de inversión concretos", añadió el ministro alemán.
Sapin reiteró asimismo el apoyo a la iniciativa de Juncker y también habló de la necesidad de concretarla con proyectos específicos que deberán formularse a más tardar a mediados de diciembre.
"Queremos proyectos concretos franco-alemanes, queremos un crecimiento fuerte", afirmó Sapin.
Gabriel, por su parte, señaló que un campo específico en el que puede haber una cooperación fructífera entre ambos países es la electromovilidad, donde actualmente Europa depende casi por completo de la producción de baterías en Asia.
"La industria automovilística alemana y francesa puede desarrollar las baterías eléctricas de la próxima generación", explicó Gabriel.
Macron habló de la necesidad de definir una agenda de convergencia para alcanzar las metas europeas.
"Queremos trabajar en una agenda de la convergencia, sólo así podemos alcanzar nuestras metas europeas. Se trata ante todo de la modernización de nuestra economía. Queremos mejorar la demanda, la competitividad y el crecimiento", dijo Macron.
La clave, en su opinión, es "financiar proyectos que a largo plazo potencien el crecimiento".
Juncker ha propuesto un plan de inversiones para los próximos tres años, que contará con 21.000 millones de euros como palanca para movilizar quince veces más -hasta 315.000 millones-, a través de un Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas operativo a mediados de 2015 y gestionado por el Banco Europeo de Inversiones.
Gabriel, interrogado acerca de la posibilidad de que se movilicen esos fondos, dijo que, si hay proyectos que convenzan a una gran cantidad de gente de que son beneficiosos para el continente, el dinero aparecerá.
"Si los proyectos son buenos aparecerán fondos. Lo que necesitamos son proyectos que convenzan a la gente de que son beneficiosos a largo plazo para todo el continente y que su efecto no va a ser sólo a corto plazo", afirmó Gabriel.
"No se trata sólo de crear fuegos fatuos para que un par de personas salgan unos meses de las estadísticas del paro trabajando en la construcción", advirtió el ministro y vicecanciller alemán.
Los ministros aprobaron un documento en el que, además de declarar la intención de definir una serie de proyectos concretos, expresan su voluntad de mejorar las condiciones para las inversiones dentro de la UE.
Los cuatro ministros intentaron pasar página a las desavenencias de los últimos meses en torno a la crisis económica, cuando en Francia se insistía constantemente en que Alemania debía hacer más inversiones y en Berlín se reclamaba más disciplina presupuestaria por parte de París.
"No estamos aquí para darnos malas calificaciones unos a otros, sino para trabajar por el bien de Europa", zanjó Sapin.

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