LISBOA.- La situación
"terrorífica" a la que llegó la filial de Angola, el BESA, y el "poco
tiempo" que el Banco de Portugal (BdP) le concedió para sanear los ramos
no financieros del grupo son las principales razones del colapso del
Banco Espírito Santo (BES), según su ex presidente, Ricardo Salgado.
La maratoniana y mediática intervención en el Parlamento de Salgado
antecedió a la de su primo y presidente del Banco Espíritu Santo de
Inversión (BESI), José Maria Ricciardi, quien comenzó a comparecer a
última hora de la tarde.
En su turno, Salgado defendió su gestión de 22 años al frente del BES
y aseveró que la institución "fue forzada a desaparecer", en alusión
indirecta a la intransigencia del BdP en dar más tiempo al grupo al que
pertenecía el banco para resolver sus problemas de deuda.
A pesar de haberse mostrado contenido en las críticas a las facciones
familiares contrarias a su gestión, Salgado acabó por atacar a su primo
Ricciardi, al que acusó veladamente de haber podido recibir algún tipo
de contrapartida por unas eventuales denuncias ante el BdP.
"Soy plenamente consciente de haber denunciado tanto internamente
como a la entidad reguladora las situaciones dudosas que encontré",
respondió ante los diputados Ricciardi, quien intentó, sin éxito,
reemplazar a Salgado en octubre del 2013 en la dirección del BES.
El presidente del BESI se refería así al agujero contable de 1.300
millones detectados en las cuentas Espírito Santo International (ESI),
estructura de topo que controlaba la parte financiera del grupo -como el
BES- y la parte empresarial.
Sin embargo, para Salgado, no hubo tiempo material para corregir esa deuda oculta.
"Con siete meses para resolver un problema de esa magnitud, era
completamente imposible", declaró Salgado en la comisión parlamentaria
que investiga la caída del BES, entonces el segundo mayor portugués
cuyos activos eran equivalentes a la mitad del PIB luso.
Esa deuda no declarada, atribuida a fallos de contabilidad de un
colaborador de Salgado, se fue extendiendo en el complejo entramado del
clan Espírito Santo hasta llegar al ramo no financiero Rioforte, que
entró en julio en concurso de acreedores.
Semanas después, el BdP decidió intervenir en el BES por el riesgo de
contagio en el sistema financiero y lo escindió el 3 de agosto en una
parte "saludable", bautizada como Novo Banco y reflotada con 4.900
millones, y en otra tóxica.
"La sentencia de muerte fue cuando no fue posible hacer el aumento de
capital de Rioforte", lamentó el banquero, quien recordó que había
grandes inversores dispuestos a poner al menos 700 millones que no lo
lograron hacer por "el colapso del grupo".
A medida que las sociedad incluidas en el grupo Espírito Santo (GES)
se contaminaban por la deuda no declarada, la joya de la corona del
grupo, el BES, tuvo que ser utilizada para captar fondos a través de
varios productos financieros con la meta de sanear las cuentas del GES.
Según Salgado, la situación se empañó aún más cuando, a la falta de
tiempo para acometer el plan de reestructuración, se unió el estado
"pavoroso" de la filial del BES en Angola, el BESA, que había registrado
en sus cuentas 3.300 millones de créditos arriesgados.
El ex presidente del BES explicó que perdieron el control del BESA
cuando el Banco de Angola decretó en el 2009 la autonomía informática a
las instituciones financieras que actuaban en el país.
De este modo, la matriz de Portugal dejó de tener "acceso" a lo que
sucedió en el BESA, dirigido por el angoleño Álvaro Sobrinho, que acabó
por abandonar el grupo en conflicto con Salgado.
"A partir de una cierta altura, a mediados de la década, comenzamos a
tener informaciones extrañas sobre el BES Angola. Los clientes decían
que la administración no les recibía", dijo.
Salgado recordó además que la exposición a Angola, antigua colonia
lusa, empeoró todavía más cuando el BdP decidió poner al BESA en la
parte de "banco malo", a pesar de que tenía una garantía del Estado
angoleño que le protegía con 4.200 millones.
"Colocar la garantía del señor Presidente de la República de Angola y
clasificarla en el banco malo como un activo tóxico es, por lo menos,
una enorme ofensa diplomática", afirmó.
Salgado, en libertad bajo una fianza de 3 millones de euros e
investigado por graves delitos fiscales, negó en todo momento haber
ocultado pasivos del grupo y refutó que alguien de su administración se
apropiase de capitales ajenos.
"Tengo la consciencia tranquila. En 40 años, no hay nada de lo que me
arrepienta. Tengo una carga muy pesada en cima de mí por el BES haber
caído. Admito mis responsabilidades, pero otras entidades también las
tienen", señaló, en otra alusión al supervisor BdP.
El banquero, conocido como "El Dueño de Todo Esto" por su poder en
Portugal, consideró injusto el apodo e ironizó sobre el mismo: "Ahora
pasé a ser el responsable de todo esto".
"Mi familia y yo fuimos juzgados sumariamente en la plaza pública",
abundó Salgado, quien destacó que su familia estuvo "145 años al
servicio de Portugal", donde, alegó, invirtió miles de millones de euros
y creó al menos 30.000 puestos de trabajo.
El banquero se lamentó también del contagio del BES a su socio
Portugal Telecom (PT), que había invertido en Rioforte 900 millones, que
difícilmente recuperará.
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