ROMA.- Dos sindicatos mayoritarios de Italia llevaron a cabo este viernes la primera huelga general contra el Gobierno de Matteo Renzi,
quien dijo "respetar" a quienes protestan pero, sin embargo, aseguró no
sentirse "impresionado" a pesar de su amplio seguimiento, según los
convocantes.
Esta huelga fue convocada por los dos principales sindicatos mayoritarios de Italia -Cgil y Uil- con el fin de protestar contra las políticas gubernamentales, principalmente contra la reforma laboral y los Presupuestos Generales del Estado para 2015.
Los
sindicatos celebraron en un comunicado que la adhesión media a la
protesta fue "superior al 60 %" y la participación en las
manifestaciones alcanzó el millón y medio de personas.
"Así no se puede" fue
el lema elegido por los sindicalistas para encabezar las
manifestaciones que se sucedieron en un total de 54 ciudades de todo el
país, como Milán, Turín, Génova (norte), Bolonia, Roma, Florencia, Pisa,
Siena (centro) o Nápoles (sur).
Al término de la reunión del
Consejo de Ministros, Renzi dijo "respetar" a quienes pagan "con una
jornada de su sueldo sus críticas al Gobierno" pero aseguró no sentirse "impresionado" por la protesta.
"Hay un país por cambiar y lo cambiaremos. No me impresionan. Continuamos con la cabeza en alto en la única dirección posible para salvar Italia", refirió.
Renzi
cuenta ya con el permiso parlamentario para emprender sus medidas en
materia laboral, destinadas esencialmente a facilitar el despido y a
simplificar el proceso de contratación en pro de una mayor flexibilidad
del mercado del trabajo.
Según la Cgil, "la Ley de Empleo
(conocida en Italia como 'Jobs Act') y los Presupuestos para el año
próximo no contienen medidas para revitalizar el trabajo y la economía"
de un país aún en fase de recesión.
Una opinión que comparte la
otra central convocante, Uil, que solicita al Ejecutivo la modificación
de unas medidas que resultan "absolutamente insatisfactorias para
quienes demandan un empleo".
En Turín se personó la líder de la Cgil, Susanna Camusso, quien emplazó al Gobierno de Renzi a decantarse entre "el conflicto o el debate" porque la intención de los sindicatos es de "no detenerse".
En
esta ciudad piamontesa se registraron algunos de los altercados más
violentos de la jornada, que derivaron en nueve manifestantes detenidos.
También
en Milán (norte) se han vivido momentos de tensión cuando algunos
participantes han comenzado a lanzar huevos, piedras y petardos contra
la policía, y se produjeron enfrentamientos en los que once personas
resultaron heridas.
Hubo también cargas policiales en Roma, donde
estuvo presente el líder del otro sindicato convocante, Carmelo
Barbagallo, quien explicó que la intención de la huelga es "detener Italia para hacerla partir en la dirección justa".
Uno
de los sectores más perjudicados por este parón fue el de los
Transportes y en Roma pudieron percibirse los estragos que provocó en
sus calles: atascos de vehículos privados, prácticamente ningún medio
público y el enfado generalizado de la población.
En este sector, según los datos difundidos por los sindicatos, la adhesión fue "muy alta" ya que lograron detener "casi el 50 % de los trenes, el 60 % de los aviones y el 70 % de los autobuses urbanos y metros" a nivel nacional.
Los
problemas también alcanzaron a los aeropuertos, donde las principales
compañías aéreas se vieron obligadas a retrasar o a cancelar algunos
vuelos.
Así, por ejemplo, la aerolínea española Vueling canceló 10
vuelos nacionales, según se puede consultar en su página web, y la
compañía irlandesa de bajo coste Ryanair tuvo que suspender más de 160 vuelos nacionales e internacionales procedentes o que tenían como destino Italia.
Esta
jornada de protestas no contó con el otro sindicato mayoritario del
país, la Csil, una ausencia que, según lamentó Camusso, lanza un mensaje
de "resignación" ante las políticas del Gobierno.
"Creemos que el país no necesita resignación", sentenció.
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