LA HABANA.- Si bien las firmas de otros países
tienen una clara ventaja en Cuba ante las empresas estadounidenses,
estas podrían ponerse rápidamente al día si el embargo económico que las
ha mantenido alejadas es desmantelado en una nueva era de cooperación
entre Washington y La Habana.
El entorno regulador inhóspito de Cuba bajo el Gobierno
comunista ha vuelto difíciles y costosos los negocios para las empresas
extranjeras, lo que ha limitado la inversión.
La economía doméstica también es pequeña, y los bajos
salarios limitan severamente los negocios minoristas, mientras que unas
empresas estatales ineficientes afectan la productividad y el
crecimiento.
Sin embargo, firmas hoteleras como la española Meliá
Hotels Internacional y la francesa Accor, la minera canadiense Sherritt
Internacional Corp, la británica Imperial Tobacco y el gigante francés
de bebidas Pernod Ricard han sobrevivido y obtenido ganancias.
"Hemos encontrado que es un lugar bastante estable y
bueno para hacer negocios y hemos tenido mucho éxito", dijo David Pathe,
consejero delegado de Sherritt, que ha estado en Cuba durante 20 años y
tiene emprendimientos conjuntos con el Gobierno en el sector del
níquel, el petróleo, la producción de gas y la generación de
electricidad.
El ejecutivo, al igual que otros, no quiso hacer
declaraciones sobre los problemas que afrontan los inversores y sólo
dijo que "siempre hay algo de ruido en torno a Cuba debido a la relación
entre Cuba y Estados Unidos".
Expertos sostienen que el establecimiento de las
relaciones diplomáticas con Estados Unidos y un desmantelamiento gradual
del embargo económico de Washington podría abrir oportunidades en áreas
como los servicios financieros, las telecomunicaciones, la agricultura y
el petróleo.
"El interés es bastante generalizado, casi todas las
multinacionales", dijo Jodi Bond, vicepresidente para las Américas de la
Cámara de Comercio de Estados Unidos, cuyos principales ejecutivos
hicieron un viaje exploratorio a Cuba en mayo, en su primera visita en
15 años.
Una ley de inversión extranjera aprobada a principios
de este año reduce los impuestos y promete un mejor sistema regulatorio,
lo que ha llevado a algunos inversores potenciales a proponer nuevos
proyectos a los cubanos.
Cuando Barack Obama anunció el dramático cambio de
política la semana pasada, las empresas estadounidenses reaccionaron
rápido. En cuestión de minutos, los teléfonos comenzaron a sonar en los
bufetes de abogados de Miami de clientes que buscaban orientación sobre
las oportunidades de negocio.
"Tuvimos 10 clientes muy importantes (...), llamaron
desde el miércoles para iniciar una conversación sobre Cuba en un nivel
mucho más detallado y profundo", dijo Pedro Freyre, jefe del despacho
que se encarga de Cuba en Akerman, un bufete de abogados con sede en
Miami.
Estos clientes operan en los sectores de
telecomunicaciones, construcción, alimentos, manufactura ligera y
productos farmacéuticos, y todos preguntaron sobre las implicaciones
legales del cambio de Obama, la resistencia potencial en el Congreso de
Estados Unidos -y en Cuba-, así como los desafíos logísticos.
"Las empresas quieren saber cuáles son las reglas del
juego. Es más el pensamiento estratégico que propuestas concretas",
señaló Freyre.
Podría haber muchas oportunidades para las empresas de
Estados Unidos si el Gobierno de Cuba está listo para abrir la economía.
El ritmo del cambio, sin embargo, no está claro.
El presidente cubano, Raúl Castro, ya está aplicando
reformas económicas, pero se está moviendo gradualmente y advirtió que
Cuba se adhiere a sus principios socialistas.
Como parte de las conversaciones entre La Habana y
Washington, Obama dijo que Cuba decidió dar a sus ciudadanos un mayor
acceso a Internet. Su Gobierno ha sido reacio a ampliar el acceso en el
pasado y no está claro cuánto está dispuesto a hacer ahora, pero es
obvio que existe un mercado potencial.
Cuba tiene una de las tasas más bajas de Internet en el
mundo, apenas el 5 por ciento, y el acceso a una conexión de banda
ancha es altamente restringido, así como el de WiFi.
"Con toda la demanda acumulada en Cuba, creo que las
empresas harían fila para llegar a ofrecer un servicio en Cuba", dijo
Doug Madory, director de análisis de Internet de Dyn Research en Nueva
Hampshire que supervisa Cuba.
También puede haber oportunidades en la Zona Económica
Exclusiva de Cuba que se extiende a lo largo de su costa noroeste y
luego hacia afuera a unas 45 millas de Florida.
Estados Unidos y Cuba coinciden en que hay bastante
crudo debajo de las aguas profundas de la Zona, sin embargo, sólo seis
de sus 59 bloques se arriendan porque otras empresas extranjeras
decidieron, antes de la reciente caída de los precios del petróleo, que
el embargo volvía la exploración demasiado costosa.
Dos empresas internacionales de construcción ya están
activas en Cuba. La firma francesa Bouygues construye hoteles y la
brasileña Odebrecht está trabajando en la modernización de
los puertos y aeropuertos.
Pero Cuba tiene previsto en los próximos 10 años
construir muchos más hoteles, apartamentos y formar más de una decena de
emprendimientos conjuntos, así como campos de golf y parques de
atracciones.
Además planea mejorar sus puertos, la red ferroviaria,
carreteras y puentes. Todas estas son oportunidades posibles de negocio
para las empresas estadounidenses.
El fin de las sanciones podrían ayudar a aliviar las
tensas finanzas públicas de Cuba, por ejemplo, mediante la reducción de
los gastos de envío, al comprar bienes más cerca de casa, o abriendo la
posibilidad de sumarse al Fondo Monetario Internacional y al Banco
Mundial, y con el envío de millones de turistas estadounidenses a sus
costas.
La industria del turismo de Estados Unidos, las
agencias de viaje y transporte para las líneas de cruceros y hoteles,
tienen mucho que ganar si se levantan las restricciones de viaje.
Cuba ahora sólo está abriendo su agricultura, incluido
el azúcar y la ganadería, a la inversión extranjera, donde actualmente
sólo hay unas pocas empresas menores.
Sumida en una crisis por la caída de la Unión
Soviética, Cuba firmó acuerdos en la década de 1990 que conceden
derechos exclusivos de distribución de sus famosos puros y ron a
Imperial Tobacco y Pernod Ricard, pero recientemente dijo que no habría
más acuerdos exclusivos y que los actuales expirarían en los próximos
años.
Un vistazo a lo que ocurrió en 2000, cuando Estados
Unidos permitió las ventas agrícolas a Cuba pagando en efectivo, dice
mucho sobre el futuro potencial de exportación.
En tres años, las ventas alcanzaron los 800 millones de
dólares al año a expensas de las empresas canadienses y europeas
mientras que Estados Unidos ocupó el quinto lugar entre los socios
comerciales de Cuba.
Sin embargo, las ventas han disminuido desde entonces a
400 millones de dólares al año, porque La Habana prefiere comprar a
crédito.
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