martes, 16 de diciembre de 2014

Rusia no consigue frenar el desplome del rublo


MOSCÚ.- El Banco Central ruso no consiguió hoy frenar el desplome del rublo, que se derrumbó a niveles desconocidos desde la suspensión de pagos de 1998, a pesar de haber elevado la tasa clave de interés del 10,5 al 17 por ciento.


"La situación es crítica. Lo que está ocurriendo no lo podíamos imaginar ni hace un año, ni aunque se tratara de una pesadilla", afirmó el vicepresidente de la entidad emisora, Serguéi Shvetsov.

"Pueden creerme, la decisión por la que optó el Consejo Director del BC es una opción entre lo muy malo y lo súper malo", dijo, en alusión a la decisión esta madrugada del regulador de subir drásticamente los tipos de interés.

La moneda rusa sufrió hoy una espectacular caída frente al dólar y el euro, y superó la barrera psicológica de los 100 rublos por euro en la bolsa moscovita.

En cuestión de minutos, el rublo pasó de 90 por euro a 100, y frente al dólar se puso a 80 rublos, en nuevos mínimos históricos, después de que el Banco Central elevara el tipo clave de interés del 10,5 al 17 por ciento.

El rublo ya había perdido el lunes el 10 por ciento de su valor, y en lo que va de año, tras el derrumbe de este "martes negro", ya se ha depreciado un 60 por ciento.

"Esta decisión (de elevar los tipos) obedece a la necesidad de limitar los riesgos de devaluación e inflación, que han aumentado sustancialmente en el último tiempo", señaló el BC en un comunicado publicado la madrugada de hoy.

El encarecimiento del crédito a la banca comercial busca evitar que las entidades bancarias utilicen el dinero del Banco Central para la compra de divisas, lo que dispara su demanda y presiona a la baja a la moneda nacional.

"Lo que hay que hacer es contener la liquidez en rublos para que los bancos, las corporaciones y los particulares que necesitan pagar en rublos comiencen a vender sus divisas", comentó el exgobernador del BC Serguéi Dubinin en declaraciones a la agencia oficial TASS.

Sin embargo, la subida de la tasa de interés no impidió que la Bolsa de Moscú continuara su caída en picado ni que el rublo siguiera perdiendo posiciones.

"La medida (el incremento de la tasa de interés) apunta ante todo a disminuir las expectativas inflacionarias", explicó la gobernadora del Banco Central, Elvira Nabiúlina, en una entrevista con el canal de televisión Rossía 24.

Agregó que su influencia en el mercado de divisas será "indirecta y no inmediata".

Nabiúlina descartó que el BC vaya a implantar medidas administrativas para regular el mercado de divisas.

Para el doctor en economía y catedrático de la Universidad Plejánov, de Moscú, Serguéi Valentéi, la medida adoptada por el Banco Central es "de manual de macroeconomía".

"Pero, en mi opinión, la reacción del BC llega tarde y el aumento de la tasa de interés no es suficiente. Se requieren medidas sistémicas", dijo Valentéi.

En teoría, agregó, debería servir para contener los ritmos de incremento de inflación, que según han admitido las autoridades rusas este año superará el 10 por ciento.

El digital Gazeta.ru recordó hoy que el drástico aumento de la tasa de interés en 1998 no impidió que en agosto de ese mismo año Rusia se declarara en suspensión parcial de pagos.

Aunque la situación actual de Rusia, un país que cuenta con reservas internacionales por un valor de 416.000 millones de dólares, difiere de la de la década de los noventa, la dificultades que afronta su economía son muy graves, en particular la provocada por la caída de los precios del petróleo a mínimos de hace cinco años.

Las exportaciones de hidrocarburos generan cerca del 50 por ciento de los ingresos presupuestarios de Rusia, por lo que el desplome del precio del crudo, del que depende el del gas natural, tiene un impacto directo en su economía.

A la caída del precio del petróleo se suman las sanciones occidentales a Rusia por su postura en la crisis ucraniana, que han privado a Moscú no sólo de importantes fuentes de financiación, sino también del acceso de tecnologías para la industria extractiva de hidrocarburos.

El pasado mes de noviembre, el ministro de Finanzas de Rusia, Antón Siluánov, cifró en 40.000 millones de dólares anuales las pérdidas para la economía por las sanciones y entre 90.000 y 100.000 millones por el descenso en el 30 por ciento de los precios del petróleo.


Desde entonces, el crudo ha continuado su caída, por lo que las estimaciones de Siluánov ya se han quedado muy cortas.
La crisis del rublo puede dañar el férreo control del poder de Putin

Rusia no pudo evitar el colapso del rublo el martes, lo que dejó al presidente, Vladimir Putin, con una fuerte crisis cambiaria que podría debilitar su férreo control del poder.

La subida durante la noche de los tipos de interés en 6,5 puntos porcentuales, hasta el 17 por ciento, no logró frenar el hundimiento de la divisa, que alcanzó mínimos récord por la "tormenta perfecta" de bajos precios del petróleo, una recesión inminente y sanciones occidentales por la crisis en Ucrania.

Para la economía, esto significa que lo más probable es que el año que viene haya una recesión más profunda, ya que los altos tipos de interés complicarán el crecimiento. Para las empresas implicará mayor incertidumbre y menor acceso a financiación. Para el banco central, una crisis de credibilidad.

Para Putin, aumenta el riesgo de perder dos de los principales pilares en que se basa su apoyo -estabilidad financiera y prosperidad- y presenta un indeseado dolor de cabeza político en un momento en que las relaciones con Occidente están también en crisis por Ucrania.

"Putin se subió a la ola de los precios del petróleo más altos en los años después de que llegó al poder, pero no hay duda de que la economía comenzará a afectar adversamente a la política", dijo Nicholas Spiro, director gerente de Spiro Sovereign Strategy en Londres.

"Están empezando a caer las piezas para afectar la sostenibilidad política de este régimen", dijo a Reuters.

Putin, que alcanzó el poder a finales de 1999, ha disfrutado de índices de popularidad por encima del 80 por ciento desde que Rusia arrebató la península de Crimea a Ucrania en marzo.

No tiene rivales evidentes y sus críticos lo acusan de acallar a los disidentes, al tiempo que la mayoría de los grandes negocios del Estado quedaron en manos de sus aliados.

Sus ciudadanos han mostrado pocos o nulos signos de pánico, en un ambiente dominado por los medios estatales, que propagan la visión de Putin de que Rusia está siendo atacada por especuladores y por Occidente.

A diferencia de las escenas de caos de la crisis financiera de 1998, en la mañana del martes no se vieron filas en las casas de cambio ni compras masivas de alimentos.

Apenas hubo protestas, pero los encuestadores de opinión aseguran que el descontento afectará gradualmente a la clase media emergente en las grandes ciudades y se extenderá después a su base de apoyo en las provincias.

"Creo que su reserva de apoyo puede durar desde un año y medio a dos años", dijo Lev Gudkov, director de la firma de sondeos independiente Levada Center. "Veremos las primeras señales de descontento en la primavera".

Este marco temporal significa que Putin, el Gobierno del primer ministro, Dmitry Medvedev, y la gobernadora del banco central, Elvira Nabiullina, deben actuar rápido. Pero sus opciones son limitadas.

El banco ya ha efectuado tres subidas significativas de tipos de interés en dos meses: 1,5 puntos porcentuales (pp) en octubre, 1 pp la semana pasada y la última de 6,5 pp.

El impacto ha sido mínimo y el hundimiento del rublo frente al dólar este martes fue el más profundo desde la crisis y el default ruso de 1998. La divisa rusa ha caído más del 55 por ciento frente a su homólogo estadounidense este año.

Funcionarios rusos aseguran que hay una ventaja en esta situación, y es que las exportaciones de productos vitales como el petróleo, metales, granos y gas natural logran más rublos que antes, aumentando los ingresos gubernamentales.

Pero se encarece el pago de la deuda internacional y en 2015 habrá restricciones al crédito, cuando las empresas y bancos rusos deben pagar 120.000 millones de dólares en deuda, algo que será aún más difícil, porque el acceso a los mercados globales de capital está restringido por las sanciones.

El banco central puede seguir recurriendo a sus reservas de oro y moneda extranjera para apuntalar el rublo, aunque ya han bajado a cerca de 416.000 millones de dólares comparado con los más de 509.000 millones de dólares al comienzo del año.

Le queda confiar en una abrupta subida del precio del crudo. Actualmente está por debajo de 60 dólares el barril y sería necesario llegar a 100 para equilibrar el presupuesto estatal.

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