MADRID.- El despegue que
experimentará la economía española en 2015 estará apoyado en la caída
del petróleo y la depreciación del euro, pero se puede ver turbado por
la debilidad de la eurozona con la consiguiente caída de las exportaciones
y por la fragmentación tras las elecciones, según expertos consultados.
El Banco de España, en su último boletín de coyuntura, reconoce que la trayectoria
futura del precio del crudo, tras su desplome en las últimas semanas,
rodea el escenario de crecimiento para 2015 de "un elevado grado de
incertidumbre", sometido a "riesgos de desviación" tanto al alza como a
la baja.
La recuperación de la economía española sigue basculando más sobre la
demanda interna que sobre las exportaciones, un cambio de patrón
respecto a los primeros años de crisis que se mantendrá en 2015.
En todo caso, el mensaje del Gobierno para el año que comienza es que
"va a ser sin duda el de la consolidación de la recuperación económica,
que ya acumula seis trimestres de crecimiento positivo del PIB",
asegura el secretario de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa,
Íñigo Fernández de Mesa.
La previsión "conservadora" del Gobierno es que la economía crecerá
un 2%, tres décimas por encima de lo que opinan la Comisión Europea, el
FMI o la OCDE, pero dos por debajo de lo que esperan analistas como
FUNCAS o Intermoney, y en línea con el Banco de España.
A juicio del secretario de Estado, "los grandes desequilibrios que
amenazaban la sostenibilidad al inicio de la legislatura ya han sido
superados".
No obstante, el desempleo -que acabará el año afectando al 24,7 % de
la población activa- sigue siendo el talón de Aquiles de la economía
española.
"El principal objetivo de la política económica continúa siendo la
reducción de la tasa de paro: prevemos que entre 2014 y 2015 se crearán
800.000 empleos y que la tasa de desempleo será más baja al final de la
legislatura que al inicio de la misma", según Fernández de Mesa.
Por el momento, lo que consta en las últimas previsiones aprobadas es
que el año que viene la tasa de paro cerrará en el 22,9 % de la
población activa, frente al 22,85 % con que acabó 2011 (el PP tomó
posesión en diciembre de ese año).
Para el Ejecutivo, los cinco factores que van a impulsar la
recuperación son la contención de los costes laborales unitarios, la
disponibilidad de crédito nuevo, la depreciación del euro, la caída de
los precios de la energía y el "buen comportamiento" de la construcción.
Una visión optimista con la que coincide el catedrático de Economía
de la San Pablo-CEU y director de Análisis Económico de IE Bussines
School, Rafael Pampillón, que ve la economía crecer un 2,5 % el próximo
ejercicio, según explica.
Además de los mencionados aspectos, señala la mejora de la
competitividad de las exportaciones a la hora de diversificar las áreas
geográficas diferentes al euro y la reducción de impuestos a partir de
enero, que dará más renta disponible a las familias (9.000 millones de
euros en dos años).
En cuanto a la bajada del petróleo, a pesar de las tensiones y
efectos geopolíticos adversos en otras partes del mundo, especialmente
en Rusia, para España es "un regalo", asegura, tanto porque un tercio de
la misma se trasladará a los bolsillos de los ciudadanos, como porque
las empresas tendrán menores costes y mayores beneficios.
Pero otro de los expertos consultados, el profesor de ESADE, Robert
Tornabell, cree que a pesar de las ventajas para España de la bajada del
petróleo, "este es uno de esos juegos de pierde-pierde, pierde Rusia y
pierde Europa".
La "casi quiebra" de la economía rusa va a reducir el número de
turistas de esa nacionalidad en España -que crecía a un ritmo del 30 %
anual- y va a repercutir también en las exportaciones, tanto a ese país
como a otros europeos.
"Veo difícil llegar a un crecimiento del 2%", sostiene Tornabell sobre las perspectivas del PIB español.
Más dudas todavía expresa el economista José Carlos Díez, para quien
el año que viene el crecimiento del PIB estará próximo al 1,5 %, apoyado
por la bajada del precio del petróleo.
Es un año que llega a su juicio "cargado de incertidumbre", con el
riesgo de una tercera recesión y deflación en Europa, añadida a las
elecciones en España -autonómicas y municipales en primavera y generales
a final del ejercicio- y la previsible "fragmentación política" que
seguirá.
El entorno internacional, con las elecciones en Grecia y el posible
impago de su deuda, y la situación de Rusia le llevan a pensar que "si
cualquiera de estos episodios acaba aumentando nuestra prima de riesgo,
hay riesgo de recaída".
Pampillón observa con preocupación la irrupción de Podemos "un
partido heterodoxo, con políticas extrañas y que generan desconfianza en
la inversión exterior, que se puede llevar por delante todos los logros
que todavía no han llegado a la población".
Tornabell admite por su parte que está "un poco desorientado" con las
declaraciones "muy dispares" de este partido, en el sentido de que si
primero mencionaban a Venezuela "como modelo" ahora hablan más de los
países escandinavos.
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