No solo es el petróleo, el desplome de las materias primas es general. El algodón ha caído en doce meses un 22%; el gas natural, un 15%; la soja por encima del 20%; el azúcar, un 15%; el cobre y el maíz, un 12% y el trigo un 8%.
Es un brusco y generalizado retroceso, que deriva en algunos casos de
un repentino incremento de la oferta y en otros del retroceso de la
demanda de los grandes países consumidores, principalmente la Unión
Europea, Japón, y también China. Los perjuicios pueden ser mayores que
los beneficios. Como todo cambio que es demasiado brusco en la
Naturaleza, en la sociedad o en las organizaciones, estas caídas provocan efectos colaterales indeseados. Los frágiles equilibrios
o soportables desequilibrios existentes saltan por los aires y cambian
por completo las reglas del juego económico entre los países.
Como además son sacudidas muy bruscas es casi imposible predecirlas y
prepararse para ellas. En el caso de las materias primas, su desplome
tiene efectos de ida y vuelta. No sólo son un duro golpe para los países
productores, sino también para los grandes consumidores que
inicialmente se benefician de la caída, como Europa, EE.UU, Japón o
China. Los productos elaborados por estos estados, que luego venden en
sos países ricos en materias primas, no encuentran demanda.
En el caso español, detalla El Confidencial, el 15% del beneficio de las empresas del Ibex viene
de Latinoamérica. Y los más afectados son, precisamente, BBVA,
Santander y Telefónica, los valores de mayor peso del selectivo. La
principal fuente de ingresos de la región procede de las materias
primas, que aportan casi una cuarta parte de su recaudación fiscal.
El batacazo del petróleo tiene otros efectos. Tal y como publica el Financial Times,
el derrumbe del precio del petróleo amenaza a Rusia y su economía, un
país beligerante y con armas nucleares, según recuerda el diario
británico. La deuda rusa a dos años se sitúa por encima del 15% por
primera vez en su historia, siendo la referencia ya más cara, y
anticipando un impago de la misma.
Si Rusia se ve atrapada por los
mercados y su población comienza a sufrir las consecuencias, la
posibilidad de un conflicto bélico iniciado por el país más grande del
mundo toma fuerza. Desde un punto de vista geopolítico y de seguridad,
el hecho de que EEUU haya conseguido la independencia energética a través del shale gas y el shale oil
puede provocar que la mayor economía del mundo deje de ejercer su papel
de ‘policía del mundo’, algo que puede animar a ciertos países a
intervenir en pro de su único beneficio, explica el rotativo británico.
Aunque la teoría más generalizada explica que un descenso del precio
del petróleo funciona como un estímulo para el crecimiento mundial de la
economía, algunos expertos aseguran que no es así. Simplemente se
produce una redistribución de la renta a nivel mundial, lo que gana el
bolsillo de los países importadores lo pierde el bolsillo de los países
exportadores de oro negro.
Bien pensado, sin embargo, esa redistribución no es inocua. No está
mal que la fiesta, es decir, la enorme cantidad de dinero que nos
gastamos o ahorramos en combustibles, vaya cambiando de bolsiilos cada
cierto tiempo. Basta recordar que ahora llenar el depósito de 60 litros
de un coche diesel puede costar 18 euros menos que hace unos meses.
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