lunes, 15 de diciembre de 2014

Una huelga general contra la austeridad paraliza Bélgica

BRUSELAS.- Una huelga general contra las medidas de austeridad del gobierno conservador belga paralizó este lunes el país, desde el aeropuerto de Bruselas hasta los hospitales, cerrados salvo para las urgencias.

"Nunca hubo una huelga tan fuerte, producto de un frente común sindical, del norte al sur y del este al oeste" del país, se congratuló la secretaria general del primer sindicato belga, la central cristiana CSC, Marie-Hélène Ska.
Al igual que en Italia, paralizada el viernes por una huelga general contra las reformas económicas y sociales del primer ministro Matteo Renzi, los sindicatos belgas critican el plan de austeridad del nuevo gobierno de Charles Michel, formado a principios de octubre, y que prevé ahorros de 11.000 millones de euros en cinco años.
La coalición de Charles Michel, que integra a los nacionalistas flamencos de la N-VA, prevé asimismo elevar de 65 a 67 años la edad legal de la jubilación en 2030.
Charles Michel dijo que quiere relanzar el diálogo con los sindicatos, pero dejó claro que no cederá en cuanto a los grandes ejes de su política, que según dice es la única capaz de reducir el déficit y reactivar la economía.
El dirigente recibió este lunes el apoyo del Fondo Monetario Internacional, que aplaudió la inclusión de medidas como el aumento de la edad de jubilación.
Durante la jornada, los piquetes formados desde la madrugada a la entrada de las empresas dieron un aspecto de "ciudad fantasma" a varias zonas comerciales o industriales.
Igualmente hubo algunos incidentes esporádicos, en particular en Charleroi (sur), donde un automovilista exasperado embistió contra un piquete e hirió a tres sindicalistas, según la prensa local.
En Bruselas hubo altercados entre la policía y manifestantes que lanzaron cientos de huevos contra la sede del partido N-VA. Las fuerzas del orden llegaron a usar cañones de agua y gases lacrimógenos.
El transporte fue, como se esperaba, el sector más afectado.
Debido a la huelga de controladores aéreos, ningún avión despegó o aterrizó en los aeropuertos desde el domingo a las 22.00 (21.00 GMT), lo que supuso la supresión de 600 vuelos solamente en el de Bruselas.
Los trenes dejaron de circular el domingo por la noche y ningún Thalys, tren de alta velocidad o Eurostar (hacia Londres) estaba previsto este lunes en Bélgica. La navegación comercial hacia y desde los grandes puertos de Zeebruges y Amberes también estaba detenida.
Tampoco ningún autobús, tranvía o metro funcionó en Flandes (norte) o Bruselas. En Valonia (sur) sólo circularon algunos autobuses.
Las escuelas, las prisiones, las administraciones y también los hospitales --donde fueron suspendidas las consultas y operaciones no urgentes-- se mostraron solidarios con la huelga. Muchos centros comerciales estaban asimismo cerrados.
Esta huelga de 24 horas culmina de momento una serie de huelgas regionales que ya frenaron la actividad del país en las últimas tres semanas.
Los sindicatos, que congregaron a 120.000 personas en una manifestación el 6 de noviembre en Bruselas, están muy irritados contra los recortes en los servicios públicos, la cultura o el transporte decididos por el gobierno, que prevé además congelar en 2015 la indexación automática que permite revalorizar los salarios en función de la inflación.
El jefe de la N-VA y alcalde de Amberes, Bart De Wever, considerado el hombre fuerte de la coalición, criticó con dureza a los sindicatos y denunció una "huelga política" fomentada por el Partido socialista a través del sindicato FGTB.
Los sindicatos no quieren "de ninguna manera" provocar la caída del gobierno, replicó el lunes el jefe de la FGTB, Marc Goblet, que señaló de paso las "primeras disensiones" en el seno del gobierno.

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