LA HABANA.- La economía de Cuba crecería un 4
por ciento en el 2015 después de una expansión del 1,3 por ciento este
año, dijo anoche el ministro de Economía Marino Murillo. El crecimiento económico de Cuba se desaceleró este año pese a un plan de reformas impulsado por el presidente Raúl Castro.
"Para el 2015 se proyecta un incremento del PIB
(Producto Interno Bruto) de cuatro por ciento, con lo cual se sale de
las moderadas tasas anteriores y se revierte la tendencia a la
desaceleración de los últimos años", dijo Murillo en un informe durante
la segunda y última sesión anual del Parlamento cubano.
El Gobierno recortó su previsión de crecimiento para el
2014 desde el 2,2 por ciento inicial debido sobre todo a un desempeño
más débil de la industria azucarera y la manufacturera, según un reporte
de la estatal Agencia de Información Nacional (AIN).
Ahora se dirigirán recursos para reactivar la industria
manufacturera, las inversiones y mantener los servicios básicos, dijo
el ministro.
Según la más recientes proyecciones de la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL), el crecimiento económico
estimado para Cuba en el 2015 sería del 3,0 por ciento, mientras que para
este año pronosticó un 1,1 por ciento.
La economía cubana podría beneficiarse del reciente
anuncio de normalización de las relaciones diplomáticas entre la isla y
Estados Unidos, que adelantó que relejará algunas restricciones
económicas sobre Cuba, aunque aún se mantendrá el embargo.
"En las inversiones, esto envía una señal muy favorable
a la comunidad internacional sobre el futuro económico de la isla y la
rentabilidad futura con un mercado como Estados Unidos tan cerca", dijo
Pavel Vidal, un ex funcionario del Banco Central de Cuba y profesor de
la Universidad Javeriana de Cali, Colombia.
Con nuevas reformas para intentar actualizar el modelo
socialista de la isla, el presidente Raúl Castro está enfocado en atraer
nuevos inversores extranjeros e inyectar al menos entre 2.000 y 2.500
millones de dólares anuales al país para impulsar la economía.
Las reformas impulsadas por Castro incluyen la
ampliación del sector privado y cooperativo para reducir el papel del
Estado en la economía, dando más autonomía a empresas estatales, así
como una mayor flexibilización del sector agrícola. Además, Cuba busca
trasladar el 40 por ciento de su fuerza laboral del Estado al nuevo
sector no estatal.
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