sábado, 20 de diciembre de 2014

Solidez económica boliviana en medio de una crisis internacional / Yolaidy Martínez

Bolivia mantuvo en 2014 su dinamismo y proyecciones de expansión en el Producto Interno Bruto (PIB), mientras que la economía global se deprimió por factores como la extensión de la crisis y el desplome de las materias primas. Según los pronósticos oficiales, el país cerrará esta gestión con un crecimiento del 5,7 por ciento, luego de alcanzar en 2013 la cifra histórica de 6,8 puntos.

Recientes informes del Fondo Monetario Internacional y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe avalaron esa previsión, al seleccionar a la nación andina como la de mayor empuje este año en Sudamérica y la segunda en todo el continente, detrás de Panamá.

Incluso las calificadoras de riesgo Fitch Ratings y Standard & Poor's subieron la nota del país a BB positiva, con lo cual está a dos peldaños de obtener la triple B y ser un territorio apto para las inversiones y capaz de atraer dinero por la emisión de títulos de valor y acciones.

Bolivia registra un crecimiento sostenido desde 2009 -cuando el PIB era de 3,4 por ciento- que le permitió reducir a más de la mitad el nivel de pobreza y dejar de considerarse uno de los estados más desiguales de Latinoamérica.

Esos resultados responden a la aplicación exitosa de un modelo enfocado en la nacionalización de recursos naturales y empresas estratégicas, y la redistribución de las ganancias a través de programas de inversión social, planes de desarrollo y bonos asistenciales.

Un reflejo de su fortaleza económica en este año fue la puesta en funcionamiento de las primeras tres líneas del teleférico más alto y largo del mundo para unir las ciudades de La Paz y El Alto.

La obra en total tuvo un costo de más de 234 millones de bolivianos (casi 34 millones de dólares) y surgió como alternativa a los típicos problemas de transporte público, marchas, bloqueos o embotellamientos que a diario enfrentan miles de personas en esta capital.

Cada cabina del funicular tiene capacidad para 10 personas, funciona con paneles solares y sistema de conexión inalámbrica de Internet que garantiza la navegación digital durante el viaje.

Bolivia también echó a andar en 2014 dos importantes complejos para industrializar sus recursos naturales, otorgarle mayor valor agregado y crear nuevas fuentes de empleo.

Luego de tres décadas el Gobierno puso en marcha la metalúrgica Karachipampa en el departamento de Potosí, donde se refinará minerales con alta calidad, pero de manera responsable y amigable con el medioambiente.

El ingeniero Franz Romano explicó que tienen previsto elaborar cada año al menos 51 mil toneladas de lingotes de alta pureza de plomo y plata, principalmente, pero también de oro, zinc, bismuto, cadmio, estaño y antimonio.

Precisó que la metalúrgica, la principal en el país, tiene un gran significado para Bolivia, pues representa primeramente un salto tecnológico en el procesamiento de metales y también una bonanza, porque estimulará su explotación.

"Es como un efecto dominó, la planta arranca y las empresas venderán sus concentrados. Karachipampa los comprará y generará una cadena productiva desde la exploración y la extracción en minas, en beneficio de esos minerales", puntualizó.

Por otro lado, arrancó la Planta Separadora de Líquidos de Gran Chaco en el sureño departamento de Tarija, que permitirá extraer materia prima del gas natural para proyectos petroquímicos y reducir la subvención a los combustibles.

Las operaciones comerciales del centro comenzarán durante el primer trimestre de 2015 y generarán un estimado de 872 millones de dólares en ingresos anuales.

Gran Chaco procesará 32,2 millones de metros cúbicos diarios de gas natural para obtener dos mil 247 toneladas métricas de gas licuado (GLP), mil 658 toneles de gasolina, tres mil 144 toneladas de etano y mil 44 barriles de isopentano; estos dos últimos elementos se destinarán a producir plásticos.

Además ayudará al Estado a ahorrar al año más de 100 millones de dólares en la subvención a los hidrocarburos, porque importará menos nafta y logrará cubrir toda la demanda interna de GLP.

Esa planta, junto a otra separadora de líquidos en Río Grande, el complejo de licuefacción de Gas Natural Licuado de Santa Cruz y la planta de Amoniaco y Urea de Cochabamba, se vislumbran como el impulso soñado a la industrialización de ese energético bajo el control del Estado boliviano.

Se calcula que todas esas empresas estén en pleno funcionamiento en el 2016 y facturen en conjunto al menos dos mil millones de dólares cada año.

La bonanza económica de Bolivia también se percibe en el creciente poder adquisitivo de la población, el auge constructivo en todo el país, la inauguración de centros de todo tipo y la llegada de franquicias de restaurantes internacionales.

Además, la nación andina pagará por segundo año consecutivo el doble aguinaldo (dos salarios) a los empleados activos de entidades públicas y privadas, y sus reservas internacionales se mantuvieron al alza y llegaron el pasado 25 de noviembre al récord de 15 mil 532 millones de dólares.

Para 2015, el Ministerio de Economía calcula crecer en 5,9 por ciento y descarta afectaciones significativas por la caída actual en los precios de las materias primas.

El Presupuesto General del año próximo prevé un déficit de 3,6 por ciento del PIB, pero el Estado trabajará por lograr el equilibrio macroeconómico fiscal mediante la mejora de las recaudaciones de la Aduana y del Servicio de Impuestos Internos.

Dicho plan pronostica, además, una inversión pública de seis mil 179 millones de dólares, el 37 por ciento más que en 2014.

Del monto estimado, dos mil 498 millones de dólares serán para obras de infraestructura, mil 768 millones se destinarán al sector productivo y mil 687 millones corresponderán a proyectos sociales.

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