LISBOA.- La subasta de una valiosa colección de obras del
artista catalán Joan Miró en manos del Estado es objeto de discordia en
Portugal, donde miles de personas reclaman al Gobierno que anule su
venta en un conflicto que ya llegó hasta el Parlamento.
Las 85 piezas con la firma de Miró, todas cuadros a excepción de una
escultura, eran propiedad del Banco Portugués de Negocios (BPN), entidad
que acabó siendo nacionalizada en 2008 por riesgo de quiebra en el que
todavía hoy es considerado uno de los mayores escándalos financieros de
la historia reciente del país.
Las obras han tenido un paso tumultuoso por Portugal, donde
aterrizaron hace más de siete años pero, de forma difícilmente
explicable, nunca han sido expuestas en suelo luso.
Durante todo este período han permanecido "escondidas" en las
reservas de un banco, guardadas a la espera de volver a ver la luz.
"La decisión de venderlas es lamentable", considera Pedro Lapa, uno de los escasos portugueses que han tenido el
privilegio de contemplarlas y que actualmente es director artístico del
Museo Colección Berardo.
Lapa recuerda que sólo supo de la llegada de estas piezas de Miró en
2006, y de forma accidental. "Fui a Mallorca para hablar con la
Fundación Joan Miró para intentar organizar una exposición y me
informaron de que recientemente habían llegado un conjunto importante de
obras suyas a Lisboa".
El BPN compró por aquel entonces las 85 obras al japonés Kazumasa
Katsuta, considerado el mayor coleccionista privado de Miró del mundo.
Dos años después el Estado intervino la entidad para no permitir su
caída, y desde entonces el coste estimado para el erario público ha sido
de varios miles millones de euros.
"El presidente del banco contactó conmigo para organizar una
exposición, pero nunca fructificó. Intenté siempre saber de estos
cuadros y pude verlos en las reservas de la entidad, estaban bien
acondicionados", rememora Lapa, quien considera inadmisible que Portugal
se desprenda de un patrimonio de este valor.
La colección reúne "obras de todos los períodos de producción del
artista, algunas de ellas claves en su carrera" y, de hecho, algunas se
vieron en una exposición realizada en Nueva York sobre el pintor
catalán.
Si el Gobierno luso no da marcha atrás, la puja se celebrará en la
casa de subastas Christie's los próximos 5 y 6 de febrero y en ella se
pretende recaudar 35 millones de euros, prácticamente lo mismo que pagó
el banco angoleño BIC en 2012 para hacerse con el extinto BPN.
Uno de los ingredientes que más indignación ha generado en el país es
precisamente su precio de salida ya que la misma firma británica valoró
las obras en más de 80 millones de euros en 2008.
"La suma es ridícula, en la medida en que la cantidad de obras
colocadas a la venta hace descender su precio", se advierte en la
iniciativa publicada en internet para recoger firmas contra su venta,
que ya cuenta con el apoyo de más de 8.600 personas.
Su impulsor es el galerista Carlos Cabral Nunes, quien no esconde su
espanto ante la posibilidad de que las piezas de Miró acaben a la venta,
algo que considera una "atrocidad".
"Este proceso abre la caja de Pandora porque a partir de aquí
cualquier Gobierno puede alienar patrimonio que existía antes de que
llegase al cargo a cambio de réditos económicos, y las colecciones de
arte pasarían a ser activos financieros. Sentaría un precedente muy
peligroso a nivel cultural", alerta.
Cabral Nunes subraya la importancia que podrían tener estas obras
para popularizar Portugal como destino cultural para el turismo,
generando ingresos.
Para impedir la subasta confía en lograr el apoyo de críticos de
arte, artistas y ciudadanos, tanto de Portugal como del extranjero.
Por el momento, pesan más las declaraciones del secretario de Estado
de Cultura, Jorge Barreto Xavier, quien apuntó sobre las obras de Miró
que no se trata "de una prioridad" para Portugal.
La polémica ha alcanzado también al Parlamento luso, donde la
oposición de izquierdas -socialistas, comunistas y marxistas- han alzado
la voz contra lo que califica como un "expolio".
El debate se produce en un contexto de severa crisis económica, con
el país bajo la asistencia financiera de la UE y el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y con su Ejecutivo centrado en reducir el déficit
público para cumplir las condiciones pactadas a cambio de su rescate
financiero.
Cabral Nunes insiste, por su parte, en que la venta de los Miró sólo
sería perjudicial y mantiene viva la esperanza: "Espero que finalmente
esta locura no se convierta en realidad, esto no es contra el Gobierno
ni contra ningún partido. Sería una humillación para Portugal".