Por primera vez desde 2010, los tres bloques que forman las economías desarrolladas crecerán al mismo tiempo:
Estados Unidos,
Japón y la
Eurozona.
En concreto, en un 2,8%, un 1,4% y un 1,1%, respectivamente, según las
últimas previsiones del Banco Mundial. Unos datos con los que coincide,
con alguna décima de diferencia, el
Fondo Monetario Internacional. Según dicho organismo,
EE.UU. crecerá un 2,8%; Japón, un 1,7%; y la
Eurozona, un 1%.
Al mismo tiempo, las potencias emergentes sufrirán dificultades, pero
mantendrán tasas de crecimiento razonablemente altas, sobre todo China.
Aunque hay muchos matices entre ellos, el grupo de países en desarrollo y
economías emergentes repuntará un 4,8% en 2014, según el
Banco Mundial. Para el FMI, un 5,1%. Y de este grupo y de acuerdo al organismo de Washington, los
BRICs contarán con China subiendo un 7,8%; Brasil, un 2,3%; Rusia, un 2%; e India, un 5,4%.
«Lo peor de la crisis ha pasado», considera Mario Weitz,
asesor del Banco Mundial y profesor de Esic. En su opinión, los factores
que explican la recuperación en 2014 son «la mejoría de Europa, el
crecimiento de China –que aguanta un 7%– y el buen año que se espera en
Iberoamérica y Asia». El continente iberoamericano subirá un 2,9%, por
un 2,5% en 2013.
«¿Recuperación? La media de crecimiento global sí va a
subir pero de la misma forma en que si metes la cabeza en el microondas y
los pies en la nevera la temperatura media del cuerpo es la correcta a
pesar de que mueras. Se amplían las diferencias entre países: ya no hay
ricos y emergentes sino que hay grandes brechas dentro de cada grupo.
EE.UU.
y Reino Unido crecen mientras Francia y Holanda recaen; China continúa
pujante frente a otras economías que languidecen como Brasil y Rusia»,
describe por teléfono desde el Foro de Davos
Xavier Sala i Martín, catedrático de Economía de la Universidad de Columbia (Nueva York).
El economista jefe de Escenarios Económicos de BBVA
Research, Julián Cubero, apunta que la recuperación mundial ya comenzó
en el verano de 2013 «con la intensificación del crecimiento de EE.UU.,
la salida de la recesión de Europa y la leve mejora del crecimiento
chino». En EE.UU., opina Weitz, está funcionando «la combinación de alta
productividad, innovación tecnológica y mercados libres», ahora que la
Reserva Federal empieza a retirar los estímulos monetarios. Para Juan
Carlos Martínez Lázaro, economista de IE Business School, 2014 será, más
bien, «un año de reequilibrio de la economía mundial» por el avance de
las economías desarrolladas.
Todos los expertos coinciden, por tanto, en que el tirón de la economía lo protagonizan EE.UU. y
China y en que la verdadera novedad es la leve mejora de
Europa, que deja atrás dos años negros, en los que la actividad económica cayó un 0,6% y un 0,4%.
El despertar del enfermo tuvo lugar en el segundo trimestre
de 2013, cuando la Eurozona salió de la recesión, pero el crecimiento
continúa siendo insuficiente para resolver el gran problema europeo: el
desempleo, que seguirá por encima del 10% en 2016. «Europa sigue siendo
la zona de menor crecimiento del mundo industrial.
El gran riesgo reside en la enorme deuda que han acumulado algunos
países europeos, sobre todo Italia, Grecia, España y Portugal. Un
fenómeno que provocará una mayor austeridad en los próximos años, menor
crecimiento y, por tanto, una débil salida de la crisis», alerta Paul De
Grauwe, profesor de la London School of Economics.
Para que se acelere esa recuperación, Martínez Lázaro echa
de menos que el BCE ponga en marcha un verdadero impulso que resuelva la
«fragmentación monetaria» que existe en la Eurozona entre las empresas
del
Norte y el
Sur de Europa:
estas últimas pagan tasas de interés mucho más altas. Además, añade,
las correas de transmisión de las políticas monetarias no funcionan: el
crédito no llega al tejido productivo, a pesar de que los tipos de
interés del euro están en su
mínimo histórico (0,25%) y el
BCE ha hecho «gigantescas inyecciones de liquidez a la banca comercial».
De cara al crecimiento, Paul De Grauwe añade que Fráncfort
debe debilitar el valor del euro para así favorecer las exportaciones
mientras que Bruselas tiene que estimular las inversiones en el norte de
Europa para que los países del Sur puedan reducir sus desequilibrios.
«En la medida en que Draghi tema la deflación y parece que lo está haciendo erróneamente, habrá más alegría monetaria en
Europa, lo que beneficia a países endeudados como España», afirma Sala i
Martín. Weitz prevé que el Sur europeo comience a crecer «a ritmos
interesantes» en 2015.
La otra cara de la moneda son las
economías emergentes,
que afrontan nuevas dificultades. Estas potencias crecerán menos de lo
habitual en 2014, según Weitz, debido a la caída de los precios de las
materias primas que exportan, al aumento de los déficits fiscales y a la
salida de los capitales internacionales.
Aún así, no se puede hablar de estancamiento.
China es el ejemplo. A pesar de estar en medio de un
cambio de su modelo,
«el margen de actuación de las políticas económicas ha sido aprovechado
para sostener sus cifras de crecimiento», expresa Cubero. Se ha
ralentizado, sí, pero las previsiones para 2014 apuntan a un avance del
7,7%.
Martínez Lázaro tiene claro que ahora que «baja la marea»
de los crecimientos explosivos van a quedar al descubierto los
desequilibrios estructurales que antes disimulaban países como Brasil,
Rusia o India.
Una de las razones por las que los capitales están saliendo
de estos países es la progresiva retirada de estímulos monetarios por
la Reserva Federal, un factor citado por Sala i Martín para trazar la
línea entre emergentes pujantes y en declive. De hecho, cuando
el presidente de la Fed,
Ben Bernanke,
anunció el pasado mes de mayo la posibilidad de una futura reducción de
la compra de activos, las bolsas de varios mercados emergentes cerraron
en números rojos.
«Este cambio de política monetaria podría implicar una
subida moderada de los tipos de interés y la salida de capitales de los
mercados emergentes», argumenta Weitz. Aún así, Martínez Lázaro razona
que la retirada de los estímulos por parte de la Fed será compensada por
el tirón natural de la economía norteamericana.
«Si crece por encima del 3%, de forma sana, EE.UU. tiene efectos de
estímulo sobre muchas economías. Iberoamérica es el mejor ejemplo»,
explica.
Para Weitz, los riesgos que amenazan 2014 son el paro en
Europa y EE.UU., «un crecimiento débil», y el peligro de «burbujas
inmobiliarias en Brasil y China».
También hay que tener en cuenta la tensión en las condiciones
financieras mundiales, sobre las que pone el enfásis el Banco Mundial.
Con menos dudas que Europa y otros emergentes, dos avanzadillas
sobresalen en este mar de dudas: EE.UU. y China se perfilan como las
«locomotoras mundiales» de esta recuperación desigual.