RÍO DE JANEIRO.- La edición de este año del Carnaval de Río de Janeiro, que comienza con la entrega de las llaves de la ciudad al Rey Momo, promete ser también festiva para la economía de la más emblemática de las ciudades brasileñas.
La bonanza de las fiestas de este año la proyectan los indicadores
económicos hasta ahora divulgados y la experimentan los comerciantes,
que han registrado cómo se han disparado las ventas de productos típicos
del período, como disfraces y fantasías.
El optimismo se hace
patente en la Saara, el mayor espacio comercial de Río de Janeiro, con
1.200 comercios de todo tipo repartidos tan solo en once callejuelas del
centro de la ciudad y en donde muchos cariocas concentran sus compras
para el carnaval.
El presidente de
la asociación de comerciantes de la Saara, Enio Bittencourt, calcula que
los beneficios generados por el carnaval este año serán en un 10 %
mayores que los obtenidos en 2013, aunque prefieren no detallar las
cantidades de dinero.
Cerca de 120.000 personas visitan cada día
los comercios de la Saara, un hervidero principalmente por la atracción
de sus bajos precios, y el gasto medio por persona se sitúa en unos 150
reales (unos 60 dólares).
Las previsiones de la gobernación de Río
de Janeiro también son positivas. Se espera que el número de turistas
alcance este año los 920.000, un cifra ligeramente superior a la de
2013, aunque el nivel de ingresos se cree que mejorará notablemente: 950
millones de dólares frente a los cerca de 600 millones de dólares del
pasado año.
El turismo genera la mayor parte de los ingresos de la
ciudad en los días de carnaval y los sectores de transporte y
alimentación son los que más se benefician tanto de la llegada masiva de
visitantes, como del incremento general del consumo que se produce en
esta fecha.
Un dato llama especialmente la atención en las cifras
divulgadas por la gobernación de Río de Janeiro: el 18 % del total de
los ingresos registrados durante el carnaval del año pasado fue
procedente de la venta de fantasías y de otros elementos propios del
atuendo en las fiestas.
Ese porcentaje de ingresos es mayor que el alcanzado por los alojamientos hoteleros durante el carnaval.
El
dato pone de relieve la necesidad que tienen muchas personas de
disfrazare, hasta el punto de convertir el atuendo en un factor clave de
la economía carioca, según los economistas que analizan las cifras del
carnaval.
Tampoco hay que olvidar que muchas de las fantasías con
las que se visten las musas de las escuelas de samba en los desfiles del
sambódromo, algunas adornadas hasta con piedras preciosas, cuestan
verdaderas fortunas.
Según Aydano André Motta, uno de los
periodistas con mayor conocimiento del carnaval, "la fantasía que vestía
la porta-bandera de la escuela Beija-Flor en el desfile del año pasado
costaba 100.000 reales" (unos 40.000 dólares).
Y no solo eso,
añade Aydano, "los disfraces con que desfilan los miles y miles de
miembros de las diferentes escuelas pueden costar, cada uno, entre 800 y
1.200 reales" (entre 334 y 500 dólares).
Las doce escuelas de
samba del llamado Grupo Especial de Río de Janeiro realizan lujosos
desfiles los domingos y los lunes de cada Carnaval para un total de
160.000 espectadores en el sambódromo.
Los desfiles de las
escuelas de samba, cada una con hasta 5.000 integrantes y reforzadas por
carrozas alegóricas y enormes orquestas, son considerados la principal
atracción del Carnaval de Río y el mayor espectáculo del mundo al aire
libre.