NUEVA YORK.-La agencia de calificación crediticia Standard & Poor's (S&P)
ha elevado este viernes el rating de la deuda soberana de España de
'BBB-' a 'BBB', con perspectiva estable, citando la mejora en las
expectativas económicas del país.
"Las previsiones son estables, reflejando nuestra interpretación
actual de que los riesgos para los ratings de España permanecerán
equilibrados durante los próximos dos años", ha indicado S&P a
través de un comunicado. También ha mejorado la calificación de la deuda
a corto plazo de A-3 a A-2.
Asimismo, la agencia de calificación crediticia ha elevado hasta el
1,6% su perspectiva de crecimiento del PIB entre 2014 y 2016, cuatro
puntos porcentuales por encima de su anterior previsión, en respuesta a
las reformas estructurales acometidas.
La última vez que Standard & Poor's revisó la calificación de
España fue el pasado 29 de noviembre de 2013, cuando confirmó la nota
'BBB-', un escalón por encima del grado de especulación o 'bono basura',
pero mejoró su perspectiva de 'negativa' a 'estable'.
S&P sigue así los pasos de Moody's y Fitch, las otras dos grandes
agencias de calificación, que en sus últimas revisiones han elevado la
nota de España en un escalón. En concreto, Moody's elevó el pasado mes
de febrero en un escalón la nota de la deuda soberana española, desde
'Baa3' a 'Baa2' con perspectiva 'positiva'. Por su parte, Fitch subió
también en un escalón el rating de España , desde 'BBB' a 'BBB+' con
perspectiva 'estable'.
Recuperación del crecimiento
S&P señala que los datos de crecimiento del primer trimestre, que
recogen un aumento anualizado del PIB del 1,6%, parecen estar
sustentados en una recuperación gradual del crecimiento del empleo en un
amplio abanico de sectores, en particular por el turismo, pero también
por el sector manufacturero, así como por el de bienes no
comercializables.
"En nuestra opinión, las reformas llevadas a cabo recientemente en el
sector de la distribución como la desregulación de los horarios de
apertura, la liberalización de los contratos temporales y la creación de
empresas, también están contribuyendo a la recuperación económica de
España", subraya.
Asimismo, apunta que la mayoría de los indicadores de competitividad
muestran una mejora, lo que apoya la reorientación de la economía hacia
la demanda externa. Entre ellos, menciona la reducción del 8% de los
costes unitarios laborales desde 2009, el continuado aumento del peso de
las exportaciones españolas en el comercio mundial y una tasa de
inflación que refleja el exceso de capacidad económica del mercado
laboral. En esta línea, la agencia de calificación crediticia sigue
considerando el crecimiento de las exportaciones netas como un
importante contribuyente al PIB, dada la expectativa de un mayor
desapalancamiento de los sectores público y privado.
En su opinión, los todavía elevados niveles de deuda de la economía
conducirán probablemente a un período prolongado de demanda interna
relativamente moderada, ya que las empresas y los hogares seguirán
reduciendo su apalancamiento.
Además, advierte de que, en caso de que la inflación permanezca en
los niveles extremadamente bajos de los últimos seis meses durante un
período prolongado, el proceso de desapalancamiento podría llevar más
tiempo todavía. Pese a todo, defiende que la recuperación de la economía
española ayudará a la consolidación fiscal y permitirá que la deuda
pública disminuya gradualmente, como ya hace la deuda privada. Además,
considera que la mejora en los ingresos fiscales hasta la fecha en 2014
indica una mejora coyuntural de la situación presupuestaria
Nuevas medidas para el déficit
Por otro lado, S&P prevé que España alcance su revisada meta de
déficit para 2014 del 5,5% del PIB, aunque ve riesgos para el
cumplimiento de los "ambiciosos" objetivos presupuestarios para 2015 y
2016, del 4,2% y 2,8% del PIB, respectivamente. Por su parte, la deuda
aumentará hasta el 93% en 2017.
A este respecto, destaca que la recuperación ayudará al proceso de
consolidación presupuestaria, gracias al aumento de los ingresos
derivados de los impuestos sobre el consumo y la renta, así como a la
reducción gradual de las prestaciones por desempleo. Sin embargo, avisa
de que "sin nuevas medidas adicionales es poco probable que el Gobierno
cumpla con sus objetivos".
Asimismo, advierte de que las próximas elecciones regionales y
generales de 2015, los profundos desafíos socioeconómicos actuales y la
significativa disminución de la presión de los mercados de capitales
podrían llevar a desviaciones en las políticas fiscales y estructurales,
lo que a su vez podría poner en peligro los objetivos de consolidación
presupuestaria y de crecimiento económico en el medio plazo.