BRUSELAS.- La Unión Europea y Canadá sellaron esta semana, tras cinco años de negociaciones, un acuerdo de libre comercio que en principio debe entrar en vigor en 2016 y que ha sido firmado en la cumbre que celebraron en la ciudad canadiense de Ottawa.
No obstante, el pacto todavía podría chocar con múltiples
obstáculos durante el proceso de ratificación por parte de los países de
la UE y de la Eurocámara. Así, tanto el Parlamento como Alemania se
quejan de que el acuerdo incluya una cláusula de protección de
inversiones, que permite a las empresas emprender acciones legales
contra Gobiernos.
El pacto elimina el 99% de los aranceles entre las dos economías
y liberaliza también el comercio en servicios, en particular
servicios financieros, telecomunicaciones, energía y transporte. Por
primera vez, todos los niveles de la administración canadiense abren
sus licitaciones a proveedores europeos. Además, se garantiza la
protección de la propiedad intelectual y de las denominaciones
protegidas de productos agrícolas.
Una vez en vigor, el acuerdo aumentará el comercio bilateral entre
la UE y Canadá en bienes y servicios en un 23% o más de 25.000 millones
de euros. Los beneficios del pacto aumentarán el PIB de la UE en 11.600
millones de euros al año, según los cálculos de Bruselas.
"Es un acuerdo de nueva generación que crea más oportunidades
para nuestras empresas, que recibirán el mismo trato a ambas orillas del
Atlántico, y generará más oportunidades de empleo", ha dicho el
presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, en un comunicado.
Sin embargo, algunos eurodiputados no están de acuerdo con ciertos puntos: “Hay un mecanismo muy particular sobre la inversión que permite a las empresas atacar a los Estados cuando se ven perjudicadas por decisiones públicas que afectan a sus beneficios. Por ejemplo, una empresa estadounidense pide al Gobierno de Quebec una compensación de 250 millones de dólares porque Quebec prohibe la explotación del gas de esquisto”, ha dicho el eurodiputado verde Yannick Jadot.
Sin embargo, algunos eurodiputados no están de acuerdo con ciertos puntos: “Hay un mecanismo muy particular sobre la inversión que permite a las empresas atacar a los Estados cuando se ven perjudicadas por decisiones públicas que afectan a sus beneficios. Por ejemplo, una empresa estadounidense pide al Gobierno de Quebec una compensación de 250 millones de dólares porque Quebec prohibe la explotación del gas de esquisto”, ha dicho el eurodiputado verde Yannick Jadot.
Esta europarlamentaria cree que hay que exigir garantías antes de la votación en la Eurocámara, pero no hace falta cambiar todo el documento.
“No espero cambios en el texto. Lo que necesitamos es que los
expertos analicen todos los detalles y se fijen en los aspectos legales.
Que se afinen ciertos puntos. Pero no creo que se vayan a reanudar las
negociaciones de nuevo. Porque han durado años, han sido negociaciones
muy complicadas. Tenemos que ver el documento final antes de la votación
aquí en el Parlamento Europeo”, ha explicado Marietje Schaake, del
Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa.
Barroso representó a la UE durante la cumbre de Ottawa junto con
el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el comisario de
Comercio, Karel de Gucht. Canadá estuvo representada por su primer
ministro, Stephen Harper y por el ministro de Comercio Internacional,
Edward Fast.
Las negociaciones para este pacto se iniciaron en 2009. Se trata
del primer acuerdo de libre comercio entre la UE con un país
industrializado y uno de los más ambiciosos que se han negociado. Y ha
sido considerado un modelo para el que se negocia en estos momentos con
EEUU.
Los líderes de la UE y Canadá celebraron además el fin de las
negociaciones para un Acuerdo de Asociación Estratégica, que servirá
para reforzar la cooperación entre los dos bloques en materias como
política exterior, seguridad o inmigración. El pacto también está
pendiente de ratificación en Canadá.