BRUSELAS.- Los
líderes de los países de la zona del euro insistieron ayer en la
urgencia de estimular el crecimiento y el empleo, con una mayor
cooperación entre los países, para recuperar el pulso de la débil
economía europea, aunque sin llegar a pasar de la retórica a la acción.
A la espera de que la Comisión Europea (CE) presente sus nuevas
previsiones económicas y su opinión sobre los planes presupuestarios de
los países del euro, los líderes dejaron para diciembre la toma de
decisiones concretas y pactaron trabajar hasta entonces con vistas a
reforzar su coordinación.
"Vamos a dejar las decisiones para diciembre", confirmó la canciller
alemana, Angela Merkel, punto en el que coincidió el presidente francés,
François Hollande,
quien indicó que en el encuentro de fin de año de los líderes "habrá
nuevas etapas" sobre una nueva gobernanza en la zona del euro.
Los jefes de Estado y de Gobierno de los países del euro pactaron
"que una coordinación más estrecha de las políticas económicas es
esencial para garantizar el buen funcionamiento de la Unión Económica y
Monetaria", según un documento publicado al término de la cumbre del
euro, que se suele celebrar dos veces al año.
"En este sentido, pedimos que continúe el trabajo, en estrecha
cooperación con la Comisión, para desarrollar mecanismos concretos para
una mejor coordinación de la política económica, de la convergencia y de
la solidaridad", añadieron los Dieciocho.
Los socios del euro encargaron al presidente de la Comisión que
prepare "los próximos pasos para una mejor gobernanza en la zona del
euro", en "estrecha colaboración" con el presidente del Eurogrupo,
Jeroen Dijsselbloem, el presidente de las cumbres del euro, y el del
Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.
"La situación económica requiere acción firme y los presidentes del
Eurogrupo, del BCE y del Consejo Europeo -Donald Tusk a partir de
diciembre- prepararán un informe sobre los próximos pasos a dar para una
eurozona más estrechamente coordinada", afirmó el presidente saliente
del Consejo, Herman Van Rompuy.
Tanto los países del euro como los del conjunto de la Unión Europea
(UE) reconocen la urgencia de afrontar la falta de crecimiento en
Europa, pero por el momento no logran dar con la receta adecuada que
contente a todos los miembros del club comunitario.
Draghi, que participó en el encuentro, junto a Dijsselbloem, instó a
los líderes a llevar a cabo un "esfuerzo conjunto" para evitar una
recaída en la crisis y les advirtió de que no pueden limitarse a esperar
el efecto de políticas emprendidas por otros, en referencia al propio
BCE.
"No es el momento de preguntar a otros políticos qué es lo que pueden
hacer por ti", sino de hacer un "esfuerzo conjunto", dijo Draghi a los
líderes, según fuentes del BCE.
"Draghi nos ha enseñado el espejo en el sentido de que la política
monetaria puede hacer bastante, pero si la política fiscal no reacciona
en paralelo, no mejoramos nuestra competitividad y nuestra capacidad de
atraer inversiones, no saldremos de esta evolución nada satisfactoria",
opinó Merkel.
"No habrá nada si no hay también una adaptación de las reglas
presupuestarias de manera que haya un ritmo de reducción de déficit,
pero adaptado al objetivo de crecimiento, que es lo que llamamos
flexibilidad", consideró por su parte Hollande.
Francia ha anunciado que no cumplirá con los objetivos de reducción
de su déficit hasta 2017, dos años después de lo apalabrado, lo que ha
llevado a la CE a cuestionar el plan presupuestario presentado por
París, ante lo que Hollande señaló que "hemos hecho todo lo que teníamos
que hacer".
El primer ministro de Italia, Matteo Renzi, que también ha recibido
una misiva de Bruselas con una advertencia sobre el riesgo de
incumplimiento con las reglas por su plan presupuestario, se mostró
confiado en que se encontrará una solución.
El déficit de Italia ya se sitúa por debajo del límite del 3 % del
PIB exigido por las reglas de la eurozona, pero debe alcanzar el
equilibrio presupuestario el próximo año, y su deuda supera el 133,8 %
frente al techo del 60 % del PIB permitido.
Sin embargo, en su plan presupuestario, Roma ha retrasado
unilateralmente en dos años, hasta 2017, la fecha en la que alcanzará el
equilibrio presupuestario y ha rebajado el ritmo de reducción de la
deuda en los próximos años.
En este contexto, los líderes coincidieron en destacar la importancia
del plan de inversiones de hasta 300.000 millones de euros propuesto
por el presidente electo de la CE, Jean-Claude Juncker, para los
próximos tres años para estimular la economía.
Juncker, que este jueves recibió el visto bueno a su nuevo equipo de
comisarios de los líderes, desvelará los detalles de su plan, como de
dónde provendrán los fondos y a qué sectores o proyectos se destinarán,
en diciembre, un mes antes de lo inicialmente previsto.