martes, 6 de enero de 2015

Angela Merkel, ¿the quiet german? / Luis Alcaide *

Europa 2015. Las nubes no acaban de disiparse. Syriza se perfila como vencedor de las elecciones griegas del próximo 25 de enero. Amenaza con una renegociación de la deuda mientras Merkel responde con una salida de Grecia de la Eurozona sino se cumplen los compromisos. Pero, ¿quién es Angela Merkel y por qué se comporta como parece que lo hace?

Hija de un clé­rigo de la Iglesia Luterana, ape­lli­dado Kesner, y con un 75% de po­pu­la­ridad en una era de re­sen­ti­miento hacia los po­lí­ticos de­mo­crá­ti­ca­mente ele­gi­dos, el men­saje de Merkel a los elec­tores griegos sigue a otros di­ri­gidos a la propia na­ción ale­mana; de­nuncia de los po­pu­lismos y los pre­jui­cios xe­nó­fo­bos, que se ex­tienden en su país contra los is­la­mistas e in­mi­gran­tes; el hu­ma­nismo alemán arrin­co­nado.

Extensa cró­nica de George Packer en la edi­ción del 1-12-2014 en el New Yorker. Perfil de Angela Merkel: “The Quiet German”. Desgrana las ideas po­lí­ticas ver­tidas por Merkel en una lo­cu­ción al Parlamento: “mi go­bierno es­tará siempre com­pro­me­tido cuando se trate de sal­va­guardar la li­ber­tad, la jus­ticia y la au­to­de­ter­mi­na­ción de todos los países del con­ti­nente eu­ro­peo.

La única opo­si­ción al go­bierno de con­cen­tra­ción ale­mán, la pro­ta­go­niza Die Linke, cuya por­tavoz acusa a Merkel de traer de nuevo a Europa el fas­cismo con sus po­lí­ticas eco­nó­micas e in­ter­na­cio­na­les. Protesta desde el es­caño de los ver­des: “¿Cómo se nos puede vin­cular a no­so­tros, los ale­manes del siglo XXI, con los fas­cis­tas?”

Merkel es una triple ano­ma­lía: una mujer (divorciada y vuelta a ca­sar, sin hi­jos) canciller de la República Federal; una cien­tí­fica de pro­fe­sión; pro­ce­dencia Alemania Oriental.

Nacida en Hamburgo y criada en la RDA en las fa­ci­li­dades de un se­mi­nario lu­te­rano en el que se aco­gían a dis­ca­pa­ci­tados con quienes aprendió a con­vivir de forma na­tu­ral. La hija de un pastor pro­tes­tante en la Alemania co­mu­nista des­per­taría siempre re­celos entre sus ca­ma­radas or­to­do­xos. Despertaría burlas en la es­cuela por sus tor­pezas fí­sicas y un corte de pelo im­po­si­ble. “Una miembro del club de las siempre vír­ge­nes”, di­rían sus con­dis­cí­pu­los. Merkel res­ponde a las bur­las: “si me fas­ti­diáis os fas­ti­diaré con mis pro­pias ar­mas”. Armas que se­rían la in­te­li­gencia y la de­ter­mi­na­ción.

Alemania Oriental. Olimpiada de la lengua rusa. Merkel ven­ce­dora en la es­cuela y a nivel na­cio­nal. Erika Benn, su pro­fe­sora, es re­pren­dida por las au­to­ri­dades aca­dé­mi­cas: “¿no podía usted haber ele­gido a la hija de un tra­ba­jador o de un miembro del par­tido y no a la hija de un pastor pro­tes­tan­te?”.

Discurso del Presidente de la Republica Federal, 1985, R.V. Weizsächer: “responsabilidad por el Holocausto, re­co­no­ci­miento de la de­rrota y ur­gencia por volver a ser un sím­bolo de la ci­vi­li­za­ción”. Merkel con­sigue una copia del dis­curso. Viaje, 1986, a Hamburgo. Los dos acon­te­ci­mientos le im­pre­sionan y con­vencen del fra­caso del sis­tema so­cia­lista sin que por ello re­nuncie a su lealtad con las au­to­ri­dades de la RDA y su fa­mi­lia. Su as­pi­ra­ción como la de otros mu­chos pro­fe­sio­nales de la Europa Comunista es llegar a los 60 años y co­brar la pen­sión del Estado.

Una se­gunda vida desde la noche del 9 de no­viembre de 1989. Cruza al Berlín Occidental, pero, a di­fe­rencia de otros con­ciu­da­danos re­torna a su tra­bajo. Las li­ber­tades está ex­plo­tando en la bal­bu­ceante RDA. Merkel se ofrece como vo­lun­taria a un grupo, Amanecer Democrático, cuyo líder di­mite por sus co­ne­xiones con la Stasi y es sus­ti­tuido por un pastor lu­te­rano que a di­fe­rencia de su padre fue siempre un di­si­dente.

R. Eppelmann ante las ha­bi­li­dades que de­muestra Merkel en sus tratos con las prensa la pro­mueve como por­tador del grupo. Poco des­pués el primer mi­nistro de la RDA (la CDU había ga­nado las elec­cio­nes), Lothar de Maizière, ne­go­ciador de la uni­fi­ca­ción ale­mana, le pro­pone a Helmut Kohl in­cluirla en su go­bierno.

Merkel nunca es­tuvo men­tal­mente li­gada a la CDU. Solo sería una es­cala para ac­ce­der. Nunca sim­pa­tizo con mo­vi­mientos como las ma­dres tra­ba­ja­do­ras, el ma­tri­monio gay o el di­vor­cio. Ni con los jó­venes ale­manes con­tes­ta­ta­rios a los que con­si­de­raba de­ma­siado ca­pri­cho­sos.

Noviembre 1999, co­rrup­ción en la CDU: es­cán­dalos fi­nan­cie­ros, do­na­ciones ocultas y cuentas ban­ca­rias se­cre­tas. Kohl apa­rece im­pli­cado. Merkel envía un fax al pe­rio­dista Karl Feldmeyer en el que re­clama que el par­tido rompa con su lí­der: “estamos ante una nueva era”.

En efecto, el país ya era nor­mal. Elecciones de 2005. Resultados apre­ta­dí­si­mos. Schröder se jacta ante la te­le­vi­sión de que nunca acep­taría una coa­li­ción con Merkel, que le res­ponde: “usted no ha ga­nado las elec­cio­nes”. El CDU ha con­se­guido una li­gera ven­taja y dos meses más tarde Merkel ju­raría como la pri­mera mujer Canciller de la Republica Federal.

La crisis de la eu­ro­zona ha sido su gran reto, reto que ame­na­zaba la in­te­gridad de la Unión Europea. Renegociación de la deuda griega. Merkel in­siste en los de­ta­lles, pro­lon­gando la or­dalía de deu­dores y acree­dores hasta que la pre­sión de sus so­cios y de Obama le obli­guen a re­nun­ciar a su ma­quia­vé­lico plan­tea­miento. Pero el pueblo alemán ha com­pro­bado su re­sis­tencia a la hora de con­ceder mer­cedes a unos griegos di­la­pi­da­dores y pe­re­zo­sos.

La Europa unida no es tanto su ideal como el re­sul­tado de los pro­pios in­tereses ale­ma­nes, “una forma de na­cio­na­lismo blando que re­fleja la propia con­fianza y el es­fuerzo del pueblo ale­mán”. Una na­ción con una po­bla­ción es­tan­cada y en­ve­je­cida con di­fi­cul­tades para afrontar deudas fu­tu­ras. El Presupuesto equi­li­brado para el 2015 es toda una de­mos­tra­ción. Rusia es el nuevo reto.

Merkel habla (en ruso o en ale­mán) dos veces a la se­mana con Putín, más del doble de lo que de­dica en con­junto a Obama, Hollande o Cameron, Merkel des­confía de Putin, un an­tiguo miembro del KGB y re­chaza sus ideas sobre de un in­fluencia e im­pe­rios, pro­pios de otros tiem­pos. Putin ha que­bran­tado la ley in­ter­na­cional al negar a Ucrania el de­recho a la propia so­be­ra­nía, pero al mismo tiempo, Merkel as­pira a con­servar la se­gu­ridad eu­ro­pea, in­cluida Rusia y no contra Rusia.

Paseo hacia El Retiro. Comentarios: Merkel ha sido siempre una as­tuta ne­go­cia­dora preo­cu­pada por el corto plazo; ¿porqué pro­pon­dría ahora una sa­lida del eu­ro?; ¿acaso las de­mo­cra­cias eu­ro­peas, in­cluida la propia ale­mana, son ahora de­ma­siado vul­ne­ra­bles a los mo­vi­mientos an­ti-eu­ro­peístas de ex­trema iz­quierda y ex­trema de­re­cha?; ¿acaso está pre­ten­diendo re­afirmar a una clase po­lí­tica acu­sada de res­ponder pre­fe­ren­te­mente a los po­deres fi­nan­cieros y em­pre­sa­ria­les?; ¿Estará Merkel uti­li­zando a la prensa para li­be­rarse de Grecia como lo hizo para li­be­rarse de Kohl?

(*) Técnico Comercial del Estado en España

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