Europa 2015.
Las nubes no acaban de disiparse. Syriza se perfila como vencedor de las
elecciones griegas del próximo 25 de enero. Amenaza con una
renegociación de la deuda mientras Merkel responde con una salida de
Grecia de la Eurozona sino se cumplen los compromisos. Pero, ¿quién es
Angela Merkel y por qué se comporta como parece que lo hace?
Hija
de un clérigo de la Iglesia Luterana, apellidado Kesner, y con un
75% de popularidad en una era de resentimiento hacia los
políticos democráticamente elegidos, el mensaje de Merkel a
los electores griegos sigue a otros dirigidos a la propia nación
alemana; denuncia de los populismos y los prejuicios xenófobos,
que se extienden en su país contra los islamistas e inmigrantes;
el humanismo alemán arrinconado.
Extensa crónica de George
Packer en la edición del 1-12-2014 en el New Yorker. Perfil de Angela
Merkel: “The Quiet German”. Desgrana las ideas políticas vertidas por
Merkel en una locución al Parlamento: “mi gobierno estará siempre
comprometido cuando se trate de salvaguardar la libertad, la
justicia y la autodeterminación de todos los países del
continente europeo”.
La única oposición al gobierno de
concentración alemán, la protagoniza Die Linke, cuya portavoz
acusa a Merkel de traer de nuevo a Europa el fascismo con sus
políticas económicas e internacionales. Protesta desde el
escaño de los verdes: “¿Cómo se nos puede vincular a nosotros, los
alemanes del siglo XXI, con los fascistas?”
Merkel es una
triple anomalía: una mujer (divorciada y vuelta a casar, sin hijos) canciller de la República Federal; una científica de profesión;
procedencia Alemania Oriental.
Nacida en Hamburgo y criada en la
RDA en las facilidades de un seminario luterano en el que se
acogían a discapacitados con quienes aprendió a convivir de forma
natural. La hija de un pastor protestante en la Alemania comunista
despertaría siempre recelos entre sus camaradas ortodoxos.
Despertaría burlas en la escuela por sus torpezas físicas y un corte
de pelo imposible. “Una miembro del club de las siempre vírgenes”,
dirían sus condiscípulos. Merkel responde a las burlas: “si me
fastidiáis os fastidiaré con mis propias armas”. Armas que serían
la inteligencia y la determinación.
Alemania Oriental.
Olimpiada de la lengua rusa. Merkel vencedora en la escuela y a nivel
nacional. Erika Benn, su profesora, es reprendida por las
autoridades académicas: “¿no podía usted haber elegido a la hija
de un trabajador o de un miembro del partido y no a la hija de un
pastor protestante?”.
Discurso del Presidente de la Republica
Federal, 1985, R.V. Weizsächer: “responsabilidad por el Holocausto,
reconocimiento de la derrota y urgencia por volver a ser un
símbolo de la civilización”. Merkel consigue una copia del
discurso. Viaje, 1986, a Hamburgo. Los dos acontecimientos le
impresionan y convencen del fracaso del sistema socialista sin
que por ello renuncie a su lealtad con las autoridades de la RDA y
su familia. Su aspiración como la de otros muchos profesionales
de la Europa Comunista es llegar a los 60 años y cobrar la pensión
del Estado.
Una segunda vida desde la noche del 9 de noviembre
de 1989. Cruza al Berlín Occidental, pero, a diferencia de otros
conciudadanos retorna a su trabajo. Las libertades está
explotando en la balbuceante RDA. Merkel se ofrece como voluntaria
a un grupo, Amanecer Democrático, cuyo líder dimite por sus
conexiones con la Stasi y es sustituido por un pastor luterano que
a diferencia de su padre fue siempre un disidente.
R.
Eppelmann ante las habilidades que demuestra Merkel en sus tratos
con las prensa la promueve como portador del grupo. Poco después el
primer ministro de la RDA (la CDU había ganado las elecciones),
Lothar de Maizière, negociador de la unificación alemana, le
propone a Helmut Kohl incluirla en su gobierno.
Merkel nunca
estuvo mentalmente ligada a la CDU. Solo sería una escala para
acceder. Nunca simpatizo con movimientos como las madres
trabajadoras, el matrimonio gay o el divorcio. Ni con los
jóvenes alemanes contestatarios a los que consideraba
demasiado caprichosos.
Noviembre 1999, corrupción en la
CDU: escándalos financieros, donaciones ocultas y cuentas
bancarias secretas. Kohl aparece implicado. Merkel envía un fax
al periodista Karl Feldmeyer en el que reclama que el partido rompa
con su líder: “estamos ante una nueva era”.
En efecto, el país ya
era normal. Elecciones de 2005. Resultados apretadísimos. Schröder
se jacta ante la televisión de que nunca aceptaría una coalición
con Merkel, que le responde: “usted no ha ganado las elecciones”. El
CDU ha conseguido una ligera ventaja y dos meses más tarde Merkel
juraría como la primera mujer Canciller de la Republica Federal.
La
crisis de la eurozona ha sido su gran reto, reto que amenazaba la
integridad de la Unión Europea. Renegociación de la deuda griega.
Merkel insiste en los detalles, prolongando la ordalía de
deudores y acreedores hasta que la presión de sus socios y de Obama
le obliguen a renunciar a su maquiavélico planteamiento. Pero el
pueblo alemán ha comprobado su resistencia a la hora de conceder
mercedes a unos griegos dilapidadores y perezosos.
La
Europa unida no es tanto su ideal como el resultado de los propios
intereses alemanes, “una forma de nacionalismo blando que refleja
la propia confianza y el esfuerzo del pueblo alemán”. Una nación
con una población estancada y envejecida con dificultades para
afrontar deudas futuras. El Presupuesto equilibrado para el 2015 es
toda una demostración.
Rusia es el nuevo reto.
Merkel habla (en ruso o en alemán) dos
veces a la semana con Putín, más del doble de lo que dedica en
conjunto a Obama, Hollande o Cameron, Merkel desconfía de Putin, un
antiguo miembro del KGB y rechaza sus ideas sobre de un influencia e
imperios, propios de otros tiempos. Putin ha quebrantado la ley
internacional al negar a Ucrania el derecho a la propia
soberanía, pero al mismo tiempo, Merkel aspira a conservar la
seguridad europea, incluida Rusia y no contra Rusia.
Paseo
hacia El Retiro. Comentarios: Merkel ha sido siempre una astuta
negociadora preocupada por el corto plazo; ¿porqué propondría
ahora una salida del euro?; ¿acaso las democracias europeas,
incluida la propia alemana, son ahora demasiado vulnerables a los
movimientos anti-europeístas de extrema izquierda y extrema
derecha?; ¿acaso está pretendiendo reafirmar a una clase política
acusada de responder preferentemente a los poderes financieros
y empresariales?; ¿Estará Merkel utilizando a la prensa para
liberarse de Grecia como lo hizo para liberarse de Kohl?
(*) Técnico Comercial del Estado en España
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