martes, 20 de enero de 2015

La colosal deuda de Grecia, un problema nacional gane quien gane


ATENAS.- La necesaria reducción de la gigantesca deuda griega se planteará en los próximos meses, gane quien gane las elecciones legislativas del domingo, opinan los analistas, que auguran nuevos dolores de cabeza para la Unión Europea (UE).

Los expertos creen poco probable una salida de Grecia de la zona euro, escenario que se evoca nuevamente en los últimos tiempos, y más allá del probable alargue del programa de ayuda, se plantea el problema de la viabilidad de la deuda, que alcanza el 177,7% del PIB en 2014.
Alexis Tsipras, líder del partido de izquierda radical Syriza, quiere, si llega a ganar las elecciones, terminar con la austeridad y aspira a una reestructuración masiva de la deuda, lo que alarma en varias capitales del bloque.
Atenas vive desde 2010 bajo asistencia financiera. Sus acreedores se comprometieron a prestarle unos 240.000 millones de euros a cambio de una austeridad draconiana. Los países de la zona euro son los principales prestamistas de Grecia, directamente o a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).
El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, advirtió en varias ocasiones de que Grecia debe respetar sus compromisos. El primer ministro finlandés, Alexander Stubb, aseguró que se opondría con una férrea resistencia a todo intento por borrar parte de la deuda griega.
Aunque la opción de una quita de la deuda no se menciona de momento, muchos economistas abogan al menos por acomodar los vencimientos ya que "la deuda es tan elevada que el futuro gobierno no podrá continuar pagándola", resumió Paul de Grauwe, profesor de la London School of Economics.
El tema no es nuevo. Ya en noviembre de 2012, los ministros de Finanzas de la zona euro evocaban medidas adicionales para "garantizar una reducción creíble y viable del ratio de la deuda griega" si el país lograba desgranar un excedente fiscal "primario", es decir, descontando los intereses de la deuda.
Es lo que se produjo en 2014 y debería volver a producirse en 2015, señalan dos analistas del centro de reflexión Bruegel, Zsolt Darvas y Pia Huttl. Las condiciones están por lo tanto reunidas.
Pero "no hay tanto margen de maniobra" para renegociar la deuda, subraya una fuente diplomática europea. El Fondo Monetario Internacional (FMI), uno de los acreedores de Atenas, reconoció que la viabilidad de la deuda griega es una fuente "de inquietud seria", y exhortó a sus socios europeos a otorgarle un respiro adicional.
Pero la institución internacional siempre excluyó una política en ese sentido hacia Grecia. La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, fue inequívoca en una entrevista el lunes en el periódico irlandés Irish Times. "Una deuda es una deuda, es un contrato. El impago, la reestructuración, el cambio de los términos tienen consecuencias sobre la firma" del país que renegocia, "y la confianza en esa firma", dijo.
En cuanto al Banco Central Europeo (BCE), que compró deuda griega en el mercado, no quiere intervenir por razones legales, advirtió un miembro de su Comité Ejecutivo, el francés Benoit Coeuré.
La UE ya hizo mucho, recuerdan los economistas de Bruegel: la reducción de las tasas de interés, el alargue de los vencimientos de los préstamos superiores a 30 años de media, el giro a Atenas de los beneficios que saca el BCE con la reventa de los bonos griegos, o la moratoria para los pagos de diez años.
Con simulaciones como prueba, estiman posible que la deuda griega caiga a un 160% del PIB. Un nivel que sigue siendo muy elevado y que sólo se alcanzaría tras varias décadas.
Sin contar que, sea cual fuere el escenario, la reducción de la deuda "dependerá del crecimiento del país", señala una fuente diplomática, un crecimiento hipotético por el peso de los intereses de la deuda.
Para Paul de Grauwe, rechazar una reducción de la deuda sería un error, ya que "condenaría a Grecia a pasar varios años en dificultad y alentará los movimientos políticos extremistas", lo que "perturbará a la zona euro en su conjunto".

La nueva crisis atrofia los brotes de esperanza 

Timos Tzannes, dueño de lujosas tiendas de relojes y accesorios en Grecia, había estimado el año pasado un alza de un 25 por ciento en ventas para el próximo año fiscal y había planeado distribuir primas entre el personal por primera vez desde 2008.
Pero ahora, el renovado nerviosismo en casa y en el exterior debido a las próximas elecciones griegas ha reducido la demanda, amenazando con descarrilar a una incipiente recuperación de la golpeada economía local.
El panorama para las empresas y consumidores griegos cayó en diciembre a su menor nivel desde abril, según datos de un centro de estudios. La principal asociación minorista de Grecia estimó que las ventas cayeron un 7 por ciento, a 6.300 millones de euros en diciembre.
El repentino cambio de humor destaca lo sensibles que aún están los negocios comerciales griegos ante la situación política del país.
A medida que han caído los precios y los salarios en Grecia tras seis años de crisis económica, las empresas han visto una leve alza de la demanda y algunas han podido buscar nuevos mercados fuera del país y de la zona euro.
"Había la sensación general de que diciembre sería un mes muy bueno", comentó Tzannes, mientras pasaba frente a un escaparete con relojes de 9.000 euros en uno de sus cinco locales en Grecia. "Los primeros seis o siete días fueron espectaculares. Pero el alza desapareció después", recordó.
La nueva crisis de incertidumbre política en Grecia comenzó en la segunda semana de diciembre, cuando el Gobierno buscó una votación en el Parlamento para nombrar a un nuevo presidente, lo que desencadenó una serie de acontecimientos que llevaron a elecciones anticipadas programadas para el 25 de enero.
"Fue muy desafortunado que la votación para presidente haya comenzado en diciembre, uno de los meses más lucrativos para los minoristas", comentó Dimitris Mardas, profesor de economía de la Universidad de Tesalónica. "Era natural que la gente se contuviera", agregó.
Parte de la preocupación que pesa sobre Grecia es que se prevé que el partido radical de izquierda Syriza gane las elecciones, pero podría no ser capaz de formar Gobierno por sí solo, lo que aumenta la amenaza de que se repitan los comicios y que se extienda el período de parálisis política.
Un Gobierno liderado por Syriza podría sacar a Grecia de la vía de reformas y austeridad necesarias para los fondos de rescate, lo que aumenta el riesgo de un choque con socios europeos que podrían cortar la ayuda financiera.
Ya hay señales de que el país se arriesga a una nueva crisis. Los ingresos impositivos generales cayeron en diciembre, según responsables del Ministerio de Finanzas. Ahora los economistas están empezando a reevaluar pronósticos para el 2015, cuando el Gobierno de Grecia proyecta que la economía crecerá un 2,9 por ciento.
Nikos Magginas, un economista de National Bank, el mayor prestamista del país, estima que Atenas incumplirá esa meta, incluso asumiendo un escenario en que el nuevo Gobierno tome rápidamente el poder y concluya discusiones pendientes sobre el rescate, programadas para marzo.
"Si ese es el caso, el crecimiento del PIB del país podría ser de alrededor de un 2 por ciento para todo el año", comentó Magginas.
El economista de Eurobank Platon Monokrousos dijo que su pronóstico de crecimiento de 2,5 por ciento para el año ahora está en riesgo, notando que enero y febrero serán críticos para las reservas de la temporada de turismo, de la que Grecia depende con fuerza.

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