FRANCFORT.- La economía alemana creció un 1,5% en
2014 tras dos años de práctico estancamiento y de superar un traspiés a
mediados de año, con la ayuda de la caída del precio del petróleo y la
debilidad del euro.
"Globalmente, la economía alemana ha
evolucionado de manera sólida", comentó Roderich Egeler, presidente de
la Oficina Federal de Estadísticas, al presentar este jueves en Berlín,
este dato provisional corregido con las variaciones de precios.
Un
resultado acorde con las expectativas de los economistas, pero superior
a la mayoría de las previsiones oficiales. El gobierno alemán
vaticinaba un crecimiento de 1,2%, y el Bundesbank y el Fondo Monetario
Internacional (FMI) un 1,4%.
Los resultados de la primera
economía europea han sido mucho mejores que los dos años anteriores: un
crecimiento del 0,4% y 0,1%, respectivamente. Y la coyuntura es mejor
que en la mayoría de los grandes socios, pese a que, como destacó
Egeler, "la diferencia media se ha reducido". Se prevé un crecimiento
para la zona euro del 0,8% el pasado año, y del 1,3% en el caso de los
28 miembros de la Unión Europea.
En cualquier caso, parece que Alemania ha superado las dificultades encontradas a mediados de año.
Tras
un inicio prometedor en 2014, gracias al invierno clemente, la economía
se desaceleró en primavera y verano boreales, rozando incluso la
recesión. Pero la "coyuntura se estabilizó a finales de año", constató
Egeler. La Oficina estima que en el cuarto trimestre, la locomotora de
la zona euro creció en torno al 0,25%.
La caída del euro con
relación del dólar, la de los precios del petróleo y la buena salud del
mercado del trabajo - que por octava ocasión consecutiva en 2014
registra un récord del número de activos- ha contribuido a esta pequeña
mejora. Y se espera que en 2015 los resultados se mantengan.
"La
evolución será más sostenida en 2015", dice el economista Ferdinand
Fichtner del instituto berlinés DIW. "El consumo debería impulsar el
crecimiento, pero el comercio exterior y las inversiones también
deberían mejorar".
En 2014, el consumo - gastos de particulares y
del Estado- fue el principal pilar de la coyuntura. Las inversiones de
equipo crecieron 3,7% tras dos años de contracción, y las exportaciones
aumentaron 3,7%. Pero las importaciones también subieron de manera
consistente (+3,3%), disminuyendo la contribución total del comercio
exterior.
Berlín prevé por el momento un crecimiento del 1,3% este
año, pero el ministerio de Economía contempla revisarlo al alza,
informó este jueves el semanario Die Zeit. El ministro Sigmar Gabriel
debe actualizar la cifra el 28 de enero.
Entre "las numerosas
razones para ser optimista" este año, Christian Schulz de Berenberg cita
"la ofensiva monetaria inminente del BCE".
La
institución se prepara para proceder a la compra masiva de deuda
pública en la zona euro, y Alemania debería ser uno "de los principales
beneficiarios" de esta política, opina su colega Carsten Brzeski de ING,
pues la tasa de interés baja estimularía el mercado inmobiliario.
Otro
motivo de satisfacción para Alemania es el excedente de las cuentas
públicas que fue del 0,4% del PIB el pasado año, anunciado también este
jueves. En 2012 y 2013 el país, el apóstol de la ortodoxia
presupuestaria había registrado un pequeño superávit. Con 11.900
millones de euros, en 2014 registró su mayor nivel desde el 2000, año en
que las arcas del Estado se beneficiaron del maná de las licencias UMTS
de telecomunicaciones.
Este buen resultado de las cuentas
públicas es "una especificidad alemana", dice Egeler, en una Europa que
lucha con los déficits. Sólo Luxemburgo estará del lado de Alemania en
lo que a superávit se refiere.
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