miércoles, 7 de enero de 2015

América Latina a la caza del dragón chino

PEKÍN.- América Latina brinda materias primas y recursos energéticos y China, manufacturas. Pero si bien el comercio bilateral se ha multiplicado en los últimos años, la región quiere ahora sacar una mejor tajada de su relación con el gigante asiático. 

El próximo encuentro es en Pekín durante el foro ministerial entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) y las autoridades chinas que se celebra este 8 y 9 de enero, con la presencia del presidente Xi Jinping y sus homólogos Nicolás Maduro, de Venezuela, Rafael Correa, de Ecuador y Luis Guillermo Solís, de Costa Rica, país que ejerce la presidencia pro témpore de la Celac.
La cita fue anticipada por el mandatario chino tras su gira de julio por Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba, en la que se comprometió a dirigir hacia América Latina préstamos e inversiones en proyectos por unos 70.000 millones de dólares.
"Llevará nuestras relaciones a un nivel superior", dijo en rueda de prensa Zhu Qingqiao, director general del departamento para América Latina y el Caribe de la cancillería china al referirse al evento.
Participarán 20 ministros de los 33 países miembros de la Celac, el organismo de integración diseñado en 2010 como sucesor del grupo de Río y que excluye expresamente a Canadá y Estados Unidos.
La cumbre marca la voluntad de Pekín de buscar una relación en bloque con América Latina. "Esto es algo que China ha intentado hacer desde hace algún tiempo: una aproximación a la región como una totalidad", señaló Margaret Myers, directora del programa China y América Latina del centro de estudios Diálogo Interamericano, con sede en Washington.
Además de su papel como principal socio comercial de la región, China se ha convertido en la última década en el segundo comprador de América Latina, y uno de los principales inversionistas (102.000 millones de dólares según el FMI) y mayores prestamistas, ayudando a Venezuela y Argentina, por ejemplo, a sortear sus dificultades.
Pero en los últimos meses ha acelerado su papel como financiador de grandes proyectos de infraestructura, como un nuevo canal interoceánico que unirá el Caribe y el Pacífico a través de Nicaragua.
El canal, con un costo estimado de 50.000 millones de dólares, estaría finalizado en 2019 incluyendo las obras accesorias: dos puertos, un aeropuerto, una zona franca, un centro financiero y un complejo habitacional y turístico.
Pero no es sólo este canal. América Latina está unida culturalmente pero desastrosamente conectada por una pésima red que sólo incluye una autopista regional inconclusa, la carretera Panamericana que se interrumpe en la pantanosa selva del Darién en la frontera de Colombia y Panamá.
Además, la región tiene urgencia de renovar sus puertos marítimos, ferrocarriles y el transporte fluvial. Todo un atractivo portafolio para las empresas chinas y que Pekín, a diferencia de Estados Unidos los últimos años, parece estar decidido a financiar.
"Hay grandes acuerdos que China está interesada en llevar a cabo, como el proyectado ferrocarril entre Perú y Brasil (...) y el gasoducto desde Venezuela a Colombia hasta el Pacífico", señala Myers.
Con los precios de las materias primas en caída, América Latina quiere ahora ingresar al difícil mercado chino. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha encomendado ya dos estudios sobre las oportunidades que se abren para empresas latinoamericanas en el mercado del gigante asiático.
El comercio total entre China y América Latina llegó a 292.000 millones de dólares en 2013, casi diez veces más que en 2003, pero casi dos terceras partes corresponden a las ventas chinas y las exportaciones latinoamericanas se concentran en productos minerales y agropecuarios, según un informe del BID publicado en septiembre.
Hasta ahora apenas cerca de un centenar de empresas, en su mayoría brasileñas, han invertido directamente en China,sobre todo en alimentos, bebidas y minería.
Los países centroamericanos han tratado en la última década de penetrar los mercados asiáticos con su café desafiando al tradicional té.
México busca que el tequila tenga el mismo éxito que ha logrado la multinacional de la industria alimenticia Bimbo, que con sus productos de panificación desde 2006 se ha convertido en un modelo exitoso.
Bimbo es uno "de los casos más interesantes y espectaculares de una inversión latinoamericana en China (porque) supieron ser pacientes", señala Enrique Dussel Peters, coordinador del Centro de Estudios China-México de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"Eso significa que las empresas que no sean constantes no tienen nada que hacer", señaló.

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