MADRID.- Como adelantaban las
encuestas, la coalición de izquierda Syriza ganó el domingo las
elecciones en Grecia, y aunque esta victoria puede hacer pensar que el
resto de partidos populistas en Europa tendrán el mismo éxito en un
futuro, la confianza inversora hacia España ha seguido aumentando.
Mientras el coste de financiación de Grecia se ha ido incrementando
considerablemente en las últimas semanas, no ha sucedido lo mismo en la
mayor parte de economías consideradas vulnerables a la crisis de deuda
soberana, como ha sido España.
Los expertos coinciden en que el riesgo de contagio se encuentra en
la mente de la mayoría de inversores y los resultados de las elecciones
griegas representan la más reciente preocupación, pero aun así, ya sea
por las reformas emprendidas en los últimos años por el Gobierno o por
las medidas del Banco Central Europeo (BCE), la prima de riesgo española
ha vuelto a caer de los 100 puntos básicos.
¿Qué significa esto? Por definición, cuanto más confiados se sienten
los inversores con la solvencia de un país, menos intereses exigen a la
deuda emitida en el pasado por este Estado y que se negocia en los
mercados secundarios.
Al cierre de la sesión bursátil de hoy, tras la victoria de Syriza, a
los inversores les parece suficiente que el bono español a diez años
ofrezca un interés del 1,377 %, muy próximo al mínimo histórico de 1,375
%. Aun así, para Alemania, país de referencia de la solvencia en la
zona euro, la rentabilidad es solo del 0,395 % y la diferencia con el
bono español es la prima de riesgo.
El hecho de que esta distancia se acorte es una buena noticia para
toda la economía española, empezando por el Tesoro que apela de nuevo
mañana a los mercados, pero también para las principales empresas
españolas, que ven reducido su coste de financiación en los mercados
mayoristas.
Y si el Estado y las grandes compañías obtienen fondos a un coste más
bajo, lo razonable sería que, poco a poco, el resto de la economía,
incluidas familias y pequeñas empresas, se viera beneficiada de una
financiación más barata.
La realidad, sin embargo, es que no se traslada tan rápido en una
economía tan endeudada como la española, que consiguió financiarse al
mismo coste que Alemania por primera vez en 2003 e incluso en los años
siguientes a un coste menor hasta el fin del boom inmobiliario.
Fue a partir de 2008 cuando la prima de riesgo española empezó a
escalar posiciones y llegó en el verano de 2012, cuando la economía
estaba al borde del rescate, a 638 puntos básicos con el bono a diez
años en el 7,621 %.
Por eso es tan buena noticia para España que los inversores hayan
recuperado la confianza y el interés que exijan a la deuda a diez años
sea sensiblemente inferior, incluso tras la victoria de Syriza.
Se trata de una muestra de que se fían del potencial de un país que,
según el FMI, encabezará el crecimiento en la zona del euro, lo que
contribuye además a entrar en un círculo vicioso con una financiación
más barata que debería impulsar el crecimiento del PIB.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, llegó a decir en una
ocasión que por cada cien puntos básicos que bajara la prima de riesgo,
España crecería un 0,5 % adicional al año y hoy ha añadido que lo hará
en la misma proporción si el petróleo y el tipo de cambio euro-dólar se
mantiene en los actuales niveles.
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