miércoles, 28 de enero de 2015

Cuatro países europeos, incluida España, asumirán la insolvencia griega / Luis Alcaide *

Último domingo de enero. Tiempo “Ordinario” en las liturgias cristianas pasada la Navidad y en espera de la Cuaresma. Los electores griegos han anticipado los carnavales. También fueron sus inventores con los cultos a Baco a los que siguieron las saturnales y lupernales romanas en honor de Saturno, dios de la agricultura, y Pan, el pastorcillo de los rebaños. Fiestas paganas que florecieron en los años de esplendor del Imperio Romano. Luego vendrían oscuros siglos de austeridad.

Tsipras y Syriza marcan un tiempo nuevo con el re­fuerzo de Kammenos y sus Griegos Independientes, de acu­sado ca­rácter na­cio­na­lista. La cam­paña de Tsipras ha gi­rado sobre el cómo es­capar al tor­mento fiscal que de­ter­mina la de­di­ca­ción de im­por­tantes re­cursos para atender al pago de los bancos acree­do­res, aque­llos que con tanta li­be­ra­lidad pres­taron a un país cuyas ga­ran­tías era ser miembro de la eu­ro­zona y cuyas cuentas tru­cadas eran co­no­cidas de Bruselas y ob­jeto de examen por Lehman Brothers.

Los riesgos de in­sol­vencia ten­drían que ser asu­midos en unas dos ter­ceras partes y a través de la Facilidad de Estabilidad Financiera Europea por los con­tri­bu­yentes de Alemania, Francia, Italia y España, prin­ci­pal­mente.

Una deuda de 317.000 mi­llones de Euros que los Estados de la eu­ro­zona han acep­tado pro­rrogar hasta 2041 a la vez que se re­du­cían los tipos de in­terés desde los 300-400 puntos bá­sicos por en­cima del eu­ribor a tres meses a sólo 0,50 pun­tos.

El pe­riodo de amor­ti­za­ción de los prés­tamos de la EFSF se ha pro­rro­gado en 30 años de los que los 10 pri­meros serán de gra­cia. Los cálculos rea­li­zados por un eco­no­mista de la UBS, J. Tibert, marcan un pe­riodo medio de ven­ci­miento de la deuda griega de 16,5 años, más fa­vo­rable que los de la deuda de Portugal e Irlanda con 11 y 12,5 años de ven­ci­mientos me­dios.

El pago anual del ser­vicio de la deuda griega ha re­pre­sen­tado en 2014 el 4,3% de su PIB, un por­cen­taje in­fe­rior al de Italia o Portugal. Los cálculos del think-tank Bruegel de­ter­minan que la carga anual de in­tereses que Grecia de­berá pa­gar, des­pués de las bo­ni­fi­ca­ciones que se le han con­ce­dido, serán del orden del 2,6% del valor bruto de su pro­duc­ción.

Todas estas fa­ci­li­dades han lle­vado a que un ex­perto tan re­co­no­cido como Lorenzo Bini Smaghi, ex­di­rector del BCE, pueda afirmar que "el im­pacto de la deuda griega sobre su eco­nomía es in­fe­rior al de Portugal e Italia".

Tiempos nuevos los de Syriza y sus aliados que coin­ciden con las nuevas fa­ci­li­dades mo­ne­ta­rias puestas en marcha por el BCE, pero que tam­bién coin­ciden con las for­tí­sima ba­jada de las co­ti­za­ciones bur­sá­tiles de los prin­ci­pales bancos griegos al día si­guiente de las elec­cio­nes. Respuesta al riesgo Tsipras con una re­ti­rada de de­pó­sitos que con­di­ciona una subida de los tipos de in­terés para man­te­nerlos y una mayor con­so­li­da­ción de sus re­servas de ca­pi­tal, que, por otro lado, cum­plen con hol­gura a día de hoy las exi­gen­cias de Basilea III.

Un tiempo nuevo para unas nuevas ne­go­cia­ciones que deben per­mitir un cre­ci­miento sos­te­nido de la eco­nomía griega su­fi­ciente para hacer frente a sus obli­ga­ciones fi­nan­cie­ras: cre­di­bi­lidad de cara a los in­ver­sores ex­tran­jeros y na­cio­na­les. Quizá habrá que ex­tender to­davía más los plazos de amor­ti­za­ción, tanto y lo su­fi­ciente como para ge­nerar esa ne­ce­si­tada con­fianza.
(*) Economista del Estado en España

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