WASHINGTON.- Estados Unidos
asegura haber dejado atrás la "sombra de la crisis" y, según las nuevas
previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), vuelve a tirar de
la economía mundial dada la debilidad mostrada por los países
emergentes.
A la cabeza de las naciones avanzadas, Estados Unidos es la única de
las grandes economías que ve incrementados sus pronósticos hasta una
expansión del 3,6 % para este año y un 3,3 % en el próximo, cinco y tres
décimas más que en octubre, respectivamente.
El país norteamericano se desmarca así de la persistente fragilidad en Europa y Japón.
Animado por los buenos datos macroeconómicos, el propio presidente
estadounidense, Barack Obama, declaró en el discurso sobre el Estado de
la Unión ante el Congreso esta semana que "la sombra de la crisis en
Estados Unidos ya ha pasado" y es hora de "pasar página".
"Desde 2010, Estados Unidos ha puesto más gente de nuevo a trabajar
que Europa, Japón y todas las economías avanzadas combinadas", aseguró
triunfal Obama ante los legisladores, al resaltar que la tasa de
desempleo cerró 2014 en el 5,6 %, la más baja desde junio de 2008.
De hecho, cuando el resto de países desarrollados, como es el caso de
la zona euro y Japón, se han visto obligados a apretar el acelerador de
la expansión monetaria a través de multimillonarios programas de
inyección de liquidez a través de la compra de bonos, la Reserva Federal
(Fed) ya ha levantado el pie y plantea empezar a pisar el freno.
A mediados de este año, el banco central estadounidense prevé subir
sus tipos de interés de referencia, actualmente entre el 0 % y el 0,25 %
desde el estallido de la crisis financiera en 2008, constatando así el
fin del dinero barato y espoleando el despegue del dólar.
Por ello, el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, advirtió
esta semana en la presentación de los nuevos pronósticos del organismo
en Pekín que las medidas de la Fed tendrán consecuencias en los mercados
emergentes, ya que deberán "elevar, por su parte, los tipos de interés"
con el consiguiente encarecimiento de los "costos de financiación".
Para estos países en desarrollo, el Fondo ya apuntó un notable
recorte de sus previsiones: hasta el 4,3 % en 2015, seis décimas menos
que en octubre.
Ejemplo claro es el llamado grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India,
China y Sudáfrica), que engloba a las potencias emergentes, y cuya
situación aparece ahora mucho menos favorable que hace apenas un par de
años, cuando impulsaban con orgullo el crecimiento global.
Según el FMI, en 2015 Rusia registrará un crecimiento negativo del 3 %
y Brasil tendrá una expansión anémica del 0,3 %; Sudáfrica crecerá por
debajo de la media global, en un 2,1 %; y China ralentizará su expansión
al 6,8 %, la tasa más baja en dos décadas.
De ellas, solo India mantiene sin cambios sus proyecciones y cerrará el año con una expansión del 6,3 %.
No obstante, esta revitalización de la economía estadounidense, tras
la crisis bautizada como "Gran Recesión", ha dejado cicatrices en forma
de una creciente desigualdad y grietas en la credibilidad, al haber
mostrado cómo también la todopoderosa primera economía mundial puede
tambalearse.
En palabras de Jonathan Kirshner, profesor de Economía Política
Internacional de la Universidad de Cornell, en una entrevista esta
semana con el diario The Washington Post, "la economía estadounidense
sigue siendo enorme, robusta, poderosa y esencial", pero "domina ahora
la economía internacional algo menos que en el pasado".
"Aunque Estados Unidos mantendrá su posición privilegiada, lo hará
sin embargo más y más como una economía 'normal', esto es, sujeta a las
presiones externas generadas por la economía internacional y menos capaz
de forzar con facilidad ajustes económicos en el extranjero", explica
Kirshner en su reciente libro "American power after the financial
crisis" ("El poder estadounidense tras la crisis financiera").
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