lunes, 12 de enero de 2015

Maduro desespera y se desespera / Antonio Sánchez-Gijón

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, se hallaba este fin de semana enfrascado en la que puede ser la tarea más improductiva de su presidencia: tratar de conseguir que las autoridades de Arabia Saudí recorten la producción de petróleo, al objeto de que su precio suba en los mercados internacionales.

Arabia Saudí es pro­ba­ble­mente el país que más ha in­fluido para que los pre­cios del crudo se des­plo­masen en los úl­timos me­ses. Ante el de­sin­terés de Riad en su ele­va­ción, lo que puedan hacer los otros so­cios del cártel pe­tro­lero no es muy re­le­vante, por lo que en al­guna me­dida el fu­turo po­lí­tico de Maduro está en manos de Riad.

Los sau­díes no tienen ne­ce­sidad al­guna de cam­biar su po­lí­tica de pre­cios ba­ra­tos, porque cuentan con re­servas mo­ne­ta­rias su­pe­riores a $750.000 mi­llo­nes. Maduro está de­ses­pe­rado por con­se­guir un alza in­me­diata del pre­cio, porque las re­servas ve­ne­zo­lanas eran de $22.064 mi­llones a fi­nales de di­ciembre (según el Banco Central de Venezuela).

El país está pen­diente del re­sul­tado de la gira de Maduro por los países de la OPEP, además de a Moscú y Pekìn, en un in­tento de coor­dinar una subida de pre­cios que salve los in­gresos de Petróleos de Venezuela, el maná gra­cias al cual la ad­mi­nis­tra­ción del ré­gimen cha­vista ha ve­nido man­te­niendo una eco­nomía sub­si­diada que da signos de ago­ta­miento.

Desde hace se­manas el des­abas­te­ci­miento de pro­ductos bá­si­cos, como ali­mentos y far­ma­co­pea, está cau­sando un gran desa­so­siego so­cial, que con mo­tivo de las largas colas ante los su­per­mer­cados se ma­ni­fiesta en pe­queños dis­tur­bios y tu­mul­tos, a lo largo del país.

Fuentes bien in­for­madas in­dican que hasta oc­tubre pa­sado la tasa de sub­si­dios gu­ber­na­men­tales al con­sumo al­can­zaba los $4.000 mi­llones men­sua­les, pero en el úl­timo mes se han re­du­cido a $2.000 mi­llo­nes. Observadores in­de­pen­dientes ven en el éxito o fra­caso de la gira de Maduro por los países de la OPEP la clave para la con­ti­nuidad de su man­dato.

Este sá­bado día 10, je­rarcas del ré­gimen sa­lieron al paso de ru­mores de in­tran­qui­lidad entre los apa­ratos de se­gu­ri­dad. En una ma­ni­fes­ta­ción en San Carlos de Cojedes, el co­man­dante ge­neral de las Fuerzas Armadas Bolivarianas, Gerardo Izquierdo, ase­guró que “aquéllos que hoy tratan de in­fundir algún temor tra­tando de de­cirle al pueblo de mo­vi­mientos mi­li­tares para trai­cionar su ju­ra­men­to”, mien­ten. “El único rumbo – añadió - es la re­vo­lu­ción”.

Empeñados a China
Todos los in­di­cios se­ñalan al fra­caso de una gira que, por lo de­más, no puede ocultar su im­pro­vi­sa­ción. La muestra más no­toria es el re­sul­tado de la es­cala de Maduro en Pekín. China y Venezuela están li­gadas desde 2007 por acuerdos de coope­ra­ción al desa­rrollo del país ca­ri­beño, con el pe­tróleo como prenda.

Esos acuerdos han su­puesto des­em­bolsos y cré­di­tos, otor­gados en di­versos tra­mos, de China a Venezuela por valor $55.000 mi­llones (según de­cla­ra­ciones del em­ba­jador de china en Caracas, Hu Huaiban), de los que $45.000 mi­llones nu­tren un Fondo Conjunto Chino-Venezolano y un Fondo de Gran Volumen y Largo Plazo, para pro­yectos de di­verso tipo. El pago de esos cré­ditos se ha de rea­lizar prin­ci­pal­mente en ba­rriles de pe­tró­leo.

En 2011 Venezuela se com­pro­metió a en­tregar 100.000 ba­rriles dia­rios; en 2012 se añadió una carga su­ple­men­taria de 130.000 b/d, y en 2012 otra de 200.000 b/d. En julio de 2014 Maduro ase­guró que “el fi­nan­cia­miento (nota: de los cré­ditos y pro­gramas chi­nos) está res­pal­dado por una pro­duc­ción y su­mi­nistro de ba­rriles de pe­tróleo que ya va por 540.000 b/d, y no crea deudas pe­sadas como los viejos sis­te­mas”. Esas en­tregas re­pre­sentan el 25% de la pro­duc­ción total del pe­tróleo ve­ne­zo­lano.

Las con­di­ciones de de­vo­lu­ción de los cré­ditos chinos hacen cuenta de las va­ria­ciones del precio del pe­tró­leo, lo que en estos mo­mentos cas­tiga se­ve­ra­mente a Venezuela. Los con­tra­tos, ade­más, prevén el au­mento de los pagos si el precio del pe­tróleo des­ciende. Antes de em­prender su gira Maduro dijo que un precio ra­zo­nable del pe­tróleo sería $100/barril. Actualmente está por de­bajo de los $50.

Si se con­firma lo pu­bli­cado el pa­sado 9 de enero por El Nacional, de Caracas, y por el Miami Herald, la jor­nada de Maduro en Pekín no pudo ser más con­traria a los in­tereses del ré­gi­men. A la pe­ti­ción de Maduro, de ayuda fi­nan­ciera ur­gente por $16.000 mi­llo­nes, China res­pondió exi­giendo el con­trol de la Corporación Venezolana de Guayana.

Parece que los chi­nos, que han in­ver­tido fuer­te­mente en la ex­plo­ta­ción del alu­mi­nio, hierro y oro de la Guayana, se quejan del alto grado de co­rrup­ción que afecta a esa cor­po­ra­ción pú­blica. No obs­tante, a pesar del grado de ex­trema ne­ce­si­dad, Maduro se negó a en­tregar lo que los chinos exi­gían. Volver a Caracas con las manos va­cías, al menos en este ca­pí­tulo, su­pone un revés im­por­tante para Maduro, que pro­ba­ble­mente in­cre­men­tará la im­pa­ciencia de mu­chos sec­tores cha­vistas de su go­bierno con su ges­tión.

Pero por lo menos no le po­drán re­pro­char que ha en­tre­gado un ac­tivo pa­trio tan im­por­tante como los re­cursos mi­ne­rales de la Guayana. La etapa de Maduro en Irán tam­poco pa­recía muy pro­me­te­dora. Aunque Teherán es tan par­ti­dario como Caracas de un au­mento del precio del pe­tró­leo, los ira­níes saben que la clave de los pre­cios se halla en Riad, donde los sau­díes cul­tivan una po­lí­tica de de­bi­li­ta­miento de Irán.

En Teherán, Maduro debió con­ten­tarse con una de­cla­ra­ción del pre­si­dente Rohani, a favor de la coor­di­na­ción de los países de la OPEP en orden a elevar los pre­cios del pe­tróleo en la ac­tual co­yun­tura.

Por su parte, el líder re­li­gioso del país, aya­tolá Alí Jamenei, le dio a Maduro algún con­suelo ideo­ló­gico, al de­clarar que “el ex­traño des­censo de los pre­cios del pe­tró­leo, en un tiempo tan corto, es un ardid po­lí­tico no re­la­cio­nado con el mer­cado. Nuestros enemigos co­munes uti­lizan el pe­tróleo como un arma po­lí­tica, y tienen un papel clave en este grave des­censo de los pre­cios”. Por lo de­más, el pre­si­dente Rohani ase­guró a Maduro que Irán “continuará su coope­ra­ción con Venezuela en los ám­bitos de la vi­vienda, los trans­por­tes, la in­dus­tria, la ali­men­ta­ción y los me­di­ca­men­tos”.

Los países árabes del Golfo no ayu­da­rán
De Teherán, Maduro viajó a la ca­pital de Arabia Saudí. Las ex­pec­ta­tivas no po­dían ser más som­brías. El mi­nistro saudí de Hacienda de­claró re­cien­te­mente que “podemos hacer frente a bajos pre­cios del pe­tróleo en el me­diano plazo. Si baja hasta $20/b, (para no­so­tros) es irre­le­van­te”.

En Riad, Maduro se en­tre­vistó con el mi­nistro del ramo y el prín­cipe vi­cehe­re­dero del trono saudí, con un re­sul­tado que la mi­sión ve­ne­zo­lana no ha du­dado de ca­li­ficar de “excelente”: “Acordamos tra­bajar para re­cu­perar mer­cado y pre­cios del pe­tró­leo”, ase­guró el mi­nistro de Economía y Finanzas, Rodolfo Marcos Torres.

De Riad, el pre­si­dente Maduro pla­neaba viajar a Qatar. Llegaría al pe­queño emi­rato bajo esta omi­nosa ad­ver­tencia del mi­nistro del Petróleo, Mohamed bin Salé al Sada, ante sus so­cios de la OPEP: “Aquéllos que no pueden re­sistir la pre­sión de pre­cios más bajos ten­drán que ceder paso a quienes pueden desem­pe­ñarse mejor desde el punto de vista de la efi­cien­cia”.

De Qatar, Maduro pro­yec­taba viajar a Argelia. Y de allí a Caracas, a dar cuenta de un más que pro­bable fra­caso de su ges­tión. Y des­pués, a en­frentar las iras de los con­su­mi­dores frus­tra­dos, y el des­con­tento de los con­mi­li­tones que no acaban de con­ven­cerse de que el pe­tróleo de Venezuela no da más de sí, y creen que si el co­man­dante Chávez si­guiera vivo, el ré­gimen es­taría sal­vado.

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