WASHINGTON.- El presidente estadounidense, Barack Obama, presentó en el discurso del Estado de la Unión un plan económico centrado en la clase media que
se apoya en la exitosa recuperación durante su presidencia, pese a
tener enfrente un Congreso dominado por primera vez por los
republicanos.
Obama aseguró que la "economía de la clase media funciona" como ha puesto en evidencia la recuperación de la crisis de 2008, que su administración tuvo que abordar nada más llegar al poder y en el peor momento.
El presidente presumió de un plan que ha permitido el mayor crecimiento y creación de empleo desde 1999,
reducir el déficit en dos tercios, que los mercados de valores hayan
vuelto a las alzas y el número de personas con cobertura sanitaria
asequible sea el más alto de la historia.
El desempleo ha pasado del 10% durante la crisis al 5,6% y el Producto Interior Bruto (PIB) de hundirse un -8,2% a finales de 2008 a crecer un 5 % en el tercer trimestre de 2014.
Los críticos recuerdan que la tasa de participación en la fuerza laboral ha caído y el crecimiento sigue estando impulsado por una política monetaria extremadamente expansiva.
Basado en estos éxitos, Obama pidió al Congreso, dominado ahora por los republicanos, un plan fiscal que transfiera recursos desde las grandes fortunas de los "superricos" a la clase media, que se beneficiaría de subsidios familiares y para la educación.
Para mejorar la situación de la clase media, Obama propuso simplificar el código fiscal
para evitar que fondos de inversión utilicen lagunas y paguen menos
impuestos, al tiempo que pidió un aumento al 28% de los impuestos sobre
las ganancias del capital y dividendos.
La Casa Blanca se apresuró
en recordar en un comunicado que el peso de este aumento de impuesto
recaerá en más de un 80% en el 0,1% más rico de Estados Unidos, aquellos
con ingresos superiores a los dos millones de dólares anuales.
Obama sabe que esta propuesta está condenada al fracaso en un Congreso republicano que
se opone a cualquier medida que suponga un aumento de la presión
fiscal, aunque está poniendo las bases de un discurso que dominará la
campaña electoral para unas presidenciales en las que él no competirá:
la desigualdad económica.
No obstante, el presidente recordó al nuevo Congreso republicano que recurrirá a su poder de veto si llegan a su mesa legislaciones económicas que vayan en contra de la agenda social que dejó clara hoy en el Capitolio.
Las medidas populares que Obama quiere que sean financiadas con la subida de impuestos incluyen ayudas fiscales de 3.000 dólares a familias con hijos en edad preescolar, porque "tener a los dos padres trabajando es una necesidad económica ahora más que nunca".
Obama
también quiere rebajas fiscales para la compra de vivienda, para
aquellos que contraen deudas para financiar su educación superior y
ofrecer dos años gratuitos en colegios comunitarios a los buenos
estudiantes.
El presidente recordó que Estados Unidos es el único país rico que no garantiza licencias de maternidad
o enfermedad pagadas, algo que afecta a 43 millones de trabajadores, y
prometió trabajar para que los estados adopten estas medidas como
obligatorias en todas las empresas.
"Si creen de verdad que puedes
trabajar a tiempo completo y mantener una familia con menos de 15.000
dólares, vayan e inténtenlo", recordó Obama a los congresistas, a los
que afeó no haber aprobado un aumento del sueldo mínimo como pidió en el
discurso sobre el Estado de la Unión del año pasado.
Como contrapartida a la falta de compromiso sobre salario mínimo pidió ser más duros con las empresas que no cumplen con el pago del salario mínimo y con aquellas que no remuneran adecuadamente las horas extraordinarias trabajadas.
Reforma migratoria
El plan económico de Obama incluye de nuevo una petición para aprobar una reforma migratoria que regularice la situación de 11 millones de inmigrantes indocumentados, que generan consumo, pagan impuestos y trabajan.
Obama reiteró la necesidad de aprobar planes de ayuda a las pequeñas y medianas empresas
y en la capacitación de trabajadores para que puedan evitar el
desempleo en sectores de rápido crecimiento y "ayudar a que las familias
trabajadoras se sientan más seguras en un mundo en cambio constante".
Para
consolidar la creación de empleo y la recuperación, el presidente pidió
al Congreso mayor autoridad para acelerar la aprobación de los tratados
comerciales que están negociando con economías del Pacífico y con la
Unión Europea.
Algunos congresistas, la mayoría en la bancada
demócrata, han mostrado su oposición a la petición de la Casa Blanca de
permitir el trámite parlamentario rápido ("fast track"),
un mecanismo que permite que el poder ejecutivo negocie los acuerdos
comerciales con otros países y luego los someta al Congreso para
aprobación o rechazo, sin posibilidad de enmiendas.
Estados Unidos
está negociando el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), con
países asiáticos y americanos, y el tratado comercial y de inversiones
con la Unión Europea (UE).
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