Los
resultados de las elecciones griegas, con la clara victoria de la
coalición de izquierda anti austeridad Siriza, van a fijar la atención
en los próximos días de los medios políticos, económicos y sociales de
España y de Europa. Aunque hay muchos más datos relevantes que tendremos
que tener en cuenta. En España en concreto vamos a conocer el avance
del PIB del cuarto trimestre de 2014 y del IPC adelantado de enero. Pero
hoy nos tenemos que centrar en Grecia.
Si
leemos con atención las palabras pronunciadas en su primer
discurso por Alexis Tsipras en la plaza de la Universidad de Atenas,
una vez escrutado el 60 % de los votos que le daban como claro
ganador, en ningún momento ha dicho lo que tantas veces había
repetido con anterioridad de que Grecia no pagaría la deuda. Ni
tampoco ha hablado de imponer su criterio a los organismos
internacionales que le han concedido la ayuda para no tener que
entrar en suspensión de pagos.
Su lenguaje estaba dirigido
a no defraudar las esperanzas de sus electores, pero son los
suficientemente vagas como para que no tengan que echarle en cara
desde el primer día que no cumple sus promesas.
El lenguaje ha
sido halagador para el orgullo de sus ciudadanos que estaba tan
por los suelos después de tantos recortes salariales y de derechos
sociales en las negociaciones con la troika. Así les ha prometido
que “se han acabado los años de humillación y sufrimiento
impuestos por los acreedores internacionales”.
Pero no ha
dicho que no vayan a pagar o que vayan a tratar de imponer
unilateralmente sus criterios. Es más ha precisado que se
“tratará de alcanzar una solución justa y que beneficie a ambas
partes”.
Además de los aproximadamente 240.000 millones de
ayuda que ha recibido desde que se inició la crisis, Atenas
necesita recibir cada mes unos 10.000 millones de euros, los
denominados créditos de emergencia para que la economía
doméstica pueda funcionar.
Lo reciben también los bancos de
los demás países de la zona euro, pero el Banco Central Europeo les
advirtió el jueves 15 de este mes, que si no llegaba a un acuerdo con
la troika para el resto de las condiciones de la devolución de la
deuda, no le facilitarían este este dinero.
Serán meses de
negociaciones que España va a seguir con mucho detenimiento,
tanto desde el ámbito político como económico.
Los
resultados de las elecciones griegas van a fijar la atención en los
próximos días de los medios políticos, económicos y sociales de
España y de Europa.
(*) Periodista
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