lunes, 2 de febrero de 2015

La 'troika', vapuleado símbolo de la austeridad en Grecia

PARÍS.- Puesta en la picota por las nuevas autoridades griegas, la 'troika' de acreedores (FMI, UE y BCE) se formó en 2010 para proporcionar ayuda a Grecia, donde pasó a ser un símbolo de las políticas de austeridad.

Con un nombre de origen ruso, este triángulo inédito también supervisó los préstamos masivos otorgados en 2010 a Irlanda (85.000 millones de euros) y en 2011 a Portugal (78.000 millones) y sigue velando por el que, aunque menor, concedió en marzo de 2013 a Chipre (10.000 millones).
Fue en Grecia en mayo de 2010 cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea unieron por primera vez equipos y recursos, a pesar de la fuerte resistencia manifestada entonces en Bruselas.
La coalición había prometido en total 240 millones de euros a Atenas, una gran parte de ellos a cargo de los europeos, para tratar de sacar al país del atolladero y evitar un colapso de la zona euro.
La 'troika' no tiene existencia formal, pero los equipos se reúnen en teoría cada tres meses en los países puestos bajo su asistencia, para verificar el cumplimiento de las reformas dirigidas a sanear las cuentas públicas. Estas auditorías, o revisiones según el término aceptado, han dado lugar a menudo a negociaciones, especialmente con Atenas, con el compromiso del pago de los nuevos tramos de préstamos.
La división de roles en su seno nunca fue claramente definida, pero el FMI, acostumbrado a gestionar planes de ayuda, ha sido presentado a menudo como el garante de una estricta aplicación de medidas de austeridad frente a los europeos inexperimentados en el asunto.
A lo largo de su tumultuosa existencia, la 'troika' tampoco ha estado libre de las disensiones internas, inevitables entre un banco central (BCE), un prestamista (FMI) y un organismo político-monetario (UE).
Desde Grecia, el FMI ha instado reiteradamente a sus socios europeos a hacer más para garantizar la deuda del país, considerada insostenible por la institución con sede en Washington.
El rechazo de los países receptores también se ha intensificado. Chipre no aceptó la primera versión del plan de rescate financiero de la 'troika', que requería la aplicación de un controvertido impuesto en todas las cuentas de ahorro.
Su balance es tema de debates: Irlanda, Portugal y Grecia sin duda han recuperado el crecimiento económico, pero pagando el precio de un alto desempleo y de la reducción de prestaciones sociales, que provocaron numerosas manifestaciones en los países.
El propio FMI puso en duda la eficacia de la 'troika' en Grecia en un informe publicado en junio de 2013, en el que lamentó la ausencia de "un clara división del trabajo" y la falta de "competencia" de sus socios europeos sobre la gestión de los enormes programas de ayuda.
En enero de 2014, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, criticó la falta de "transparencia" de la 'troika', cuyas medidas parecen "impuestas por extranjeros a una nación".

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