sábado, 7 de febrero de 2015

Las inversiones chinas encuentran obstáculos en México

MÉXICO.- El anunciado relanzamiento de relaciones entre México y China se enfrió al fracasar millonarias inversiones como el proyecto para un primer tren bala en América Latina, una situación que expertos atribuyen a "torpezas" y disputas de la clase política mexicana.

En tan solo una semana el gobierno mexicano prácticamente puso fin a dos grandes proyectos que implicarían millonarias inversiones chinas.
Uno de ellos es el tren de alta velocidad entre Ciudad de México y la industrial Querétaro (centro), suspendido "indefinidamente" el viernes pasado. El otro, el gigantesco centro comercial Dragon Mart, que se construiría en la Riviera Maya (este) con capital mexicano y chino por 180 millones de dólares, clausurado también por el gobierno la semana pasada por daños ambientales.
"Estos dos casos se suman a varios más que reflejan una pésima estrategia de México respecto a China que resulta, en el mejor de los casos, en una incomprensión por parte del sector público chino y también un creciente malestar", dijo Enrique Dussel, coordinador del Centro de Estudios China-México de la pública Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La secretaría de Hacienda argumentó la suspensión de la licitación del proyecto del tren bala, que habría sido el primero de América Latina e implicaba inversiones por 3.700 millones de dólares, alegando que sería una fuerte presión para el apretado gasto público.
En noviembre, el gobierno ya había revocado una primera licitación en la que un consorcio liderado por la empresa pública China Railway Construction había ganado como único postor.
La decisión se dio a conocer unos días antes de que el presidente Enrique Peña Nieto viajara a China y de que surgiera un escándalo en el país al conocerse que en el consorcio liderado por China Railway estaba una empresa contratista mexicana que había vendido una fastuosa mansión a la primera dama, Angélica Rivera.
Los presidentes Peña Nieto y Xi Jinping, que se han reunido cuatro veces en dos años, anunciaron en 2013 un relanzamiento de las maltrechas relaciones que mantenían estos dos países, que compiten férreamente por el acceso de sus productos a Estados Unidos.
En la última década, China canalizó más de 10.000 millones de dólares en la región en Inversión Extranjera Directa (IED), de los cuales México solo ha captado unos 300 millones.
Los funcionarios mexicanos van de un "tropiezo a otro" por la "falta de estrategia" y de conocimiento para entender el carácter público de las empresas chinas, enfatiza Dussel.
"El 87% del IED de China en América Latina vino del sector público y nosotros le seguimos dando bofetadas", señala el experto, que augura que los capitales chinos no llegarán al país.
Pekín ve con cautela esta situación por la coyuntura política interna en México, que celebrará elecciones legislativas y locales en junio, opinó Ulises Granados Quiroz, coordinador del Programa de Estudios Asia Pacífico del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Granados recordó, sin embargo, que en noviembre ambos presidentes compromtieron fuertes montos con la creación de un fondo de inversión de 2.400 millones de dólares y otro petrolero por 5.000 millones.
Aunque hasta ahora no se ha podido probar ninguna conducta ilegal en relación con las inversiones chinas, la clase política está "muy sensible ante cualquier proyecto en el que pueda interpretarse que hay prebendas", indicó el académico.
Con más de 60.000 millones de dólares de comercio entre los dos países el año pasado, China es la segunda fuente de importaciones mexicanas y el cuarto destino de productos mexicanos hacia el exterior.

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