MÉXICO.- El anunciado relanzamiento de
relaciones entre México y China se enfrió al fracasar millonarias
inversiones como el proyecto para un primer tren bala en América Latina,
una situación que expertos atribuyen a "torpezas" y disputas de la
clase política mexicana.
En tan solo una semana el gobierno
mexicano prácticamente puso fin a dos grandes proyectos que implicarían
millonarias inversiones chinas.
Uno de ellos es el tren de alta
velocidad entre Ciudad de México y la industrial Querétaro (centro),
suspendido "indefinidamente" el viernes pasado. El otro, el gigantesco
centro comercial Dragon Mart, que se construiría en la Riviera Maya
(este) con capital mexicano y chino por 180 millones de dólares,
clausurado también por el gobierno la semana pasada por daños
ambientales.
"Estos dos casos se suman a varios más que reflejan
una pésima estrategia de México respecto a China que resulta, en el
mejor de los casos, en una incomprensión por parte del sector público
chino y también un creciente malestar", dijo Enrique Dussel,
coordinador del Centro de Estudios China-México de la pública
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La secretaría de
Hacienda argumentó la suspensión de la licitación del proyecto del tren
bala, que habría sido el primero de América Latina e implicaba
inversiones por 3.700 millones de dólares, alegando que sería una fuerte
presión para el apretado gasto público.
En noviembre, el gobierno
ya había revocado una primera licitación en la que un consorcio
liderado por la empresa pública China Railway Construction había ganado
como único postor.
La decisión se dio a conocer unos días antes
de que el presidente Enrique Peña Nieto viajara a China y de que
surgiera un escándalo en el país al conocerse que en el consorcio
liderado por China Railway estaba una empresa contratista mexicana que había vendido una fastuosa mansión a la primera dama, Angélica Rivera.
Los
presidentes Peña Nieto y Xi Jinping, que se han reunido cuatro veces en
dos años, anunciaron en 2013 un relanzamiento de las maltrechas
relaciones que mantenían estos dos países, que compiten férreamente por
el acceso de sus productos a Estados Unidos.
En la última década,
China canalizó más de 10.000 millones de dólares en la región en
Inversión Extranjera Directa (IED), de los cuales México solo ha captado
unos 300 millones.
Los funcionarios mexicanos van de un "tropiezo
a otro" por la "falta de estrategia" y de conocimiento para entender el
carácter público de las empresas chinas, enfatiza Dussel.
"El 87%
del IED de China en América Latina vino del sector público y nosotros
le seguimos dando bofetadas", señala el experto, que augura que los
capitales chinos no llegarán al país.
Pekín ve con cautela esta
situación por la coyuntura política interna en México, que celebrará
elecciones legislativas y locales en junio, opinó Ulises Granados
Quiroz, coordinador del Programa de Estudios Asia Pacífico del Instituto
Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Granados recordó, sin
embargo, que en noviembre ambos presidentes compromtieron fuertes montos
con la creación de un fondo de inversión de 2.400 millones de dólares y
otro petrolero por 5.000 millones.
Aunque hasta ahora no se ha
podido probar ninguna conducta ilegal en relación con las inversiones
chinas, la clase política está "muy sensible ante cualquier proyecto en
el que pueda interpretarse que hay prebendas", indicó el académico.
Con
más de 60.000 millones de dólares de comercio entre los dos países el
año pasado, China es la segunda fuente de importaciones mexicanas y el
cuarto destino de productos mexicanos hacia el exterior.
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