ATENAS.- Grecia admitió el miércoles que
tendrá dificultades para cumplir con los pagos de la deuda al Fondo
Monetario Internacional y al Banco Central Europeo (BCE), en momentos en
que el ministro de Finanzas alemán manifestó abiertamente sus dudas
sobre la credibilidad de Atenas.
Un día después de que los ministros de Finanzas de la
zona euro acordaran una extensión de cuatro meses al rescate de su
miembro más fuertemente endeudado, el titular de Finanzas griego Yanis
Varoufakis hizo una evaluación franca sobre la posición económica de
Grecia.
"No tendremos problemas de liquidez para el sector
público. Pero definitivamente tendremos un problema para pagar los
desembolsos al FMI ahora y al BCE en julio", dijo a Alpha Radio.
No dio cifras sobre el déficit de financiación. Después
de unos pagos de intereses este mes por unos 2.000 millones de euros a
tenedores de bonos y prestamistas oficiales, Grecia debe pagar un
préstamo del FMI por unos 1.600 millones que vence en marzo.
Luego necesita unos 800 millones de euros para pagos de
intereses en abril y unos 7.500 millones en julio y agosto para bonos
que vencen y que están en poder del BCE y para más pagos de intereses.
El ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schäuble,
dijo que no se pagaría a Grecia hasta que Atenas haya cumplido
completamente las condiciones de su programa de rescate.
"La pregunta ahora es si uno puede creer en las
promesas del Gobierno griego o no. Hay muchas dudas en Alemania, esto
debe entenderse", dijo.
Alimentando las sospechas de Alemania, un responsable
de izquierda y de línea dura del nuevo gobierno del primer ministro
griego Alexis Tsipras pareció retractarse del compromiso recientemente
tomado con los acreedores de no detener las privatizaciones que ya están
en curso.
El ministro de Energía, Panagiotis Lafazanis, dijo que
el Gobierno no avanzaría con la venta de su compañía de electricidad PPC
ni con el operador de la red de energía ADIME.
"Las compañías no han presentado ofertas vinculantes,
por lo que no se completará. Este también es el caso de PPC", dijo al
diario Ethnos en comentarios publicados el miércoles.
Estas declaraciones desataron una respuesta enojada
desde Berlín, donde un portavoz del Ministerio de Finanzas dijo que
Atenas no podía decidir demorar o frenar las privatizaciones por su
propia cuenta.
Pese al escepticismo y las voces disidentes en ambos
gobiernos, todo indica que el programa de extensión del rescate por
cuatro meses será aprobado por los legisladores alemanes y griegos esta
semana.
Sin embargo, la nueva ronda de negociaciones sobre la
deuda griega comenzará tan pronto como se hagan las votaciones, y se
desarrollarán bajo la sombra de una inminente crisis de repago.
La canciller alemana, Angela Merkel, buscando convencer
a los escépticos en su propio bloque conservador y al público en
general, dijo que la extensión de un acuerdo era preferible a la
alternativa.
"Saludo el hecho de que hemos encontrado un punto de
inicio para las negociaciones con el nuevo gobierno. Esto es
gratificante cuando uno ve lo que estaba siendo discutido unas semanas
atrás", dijo en una referencia indirecta al riesgo de que Grecia caiga
en quiebra y sea forzada a salir de la zona euro.
"En los últimos días nos arreglamos para mostrar que
somos capaces de hacer compromisos, lo que no es menor, pero está lejos
de ser todo", agregó en una conferencia de prensa.
Los parlamentarios disidentes de derecha advirtieron
contra desperdiciar dinero al seguir apoyando a Grecia, pero Merkel
tiene el respaldo de una amplia mayoría ya que sus partidarios tienen
504 de los 631 escaños de la Cámara baja.
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