viernes, 13 de febrero de 2015

Weidmann cree que el plan de compra de activos del BCE hará la vida más fácil a los ministros de Finanzas

LONDRES.- La crisis, que colocó al borde del precipicio al sistema financiero, ha disparado hasta "niveles excesivos" las expectativas sobre lo que los bancos centrales pueden o deberían hacer, convirtiendo a los banqueros centrales en los nuevos "Masters del Universo", según ha advertido el presidente del Bundesbank y miembro del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), Jens Weidmann.

El banquero central alemán rechaza esta etiqueta y reitera su escepticismo sobre la eficacia del plan de compra de activos anunciado por el instituto emisor de la eurozona, ya que en su opinión no era inmediatamente necesario y servirá para hacer "la vida más fácil" a los ministros de Finanzas de la región del euro.
"En los últimos años (...) las expectativas sobre lo que los bancos centrales pueden hacer y deberían hacer han alcanzado niveles excesivos (...) No es de extrañar que los banqueros centrales sean considerados actualmente como los nuevos o los auténticos Masters del Universo", apuntó Weidmann en un discurso pronunciado en Londres.
Sin embargo, el presidente del Bundesbank, considerado uno de los principales 'halcones' del Consejo de Gobierno del BCE, rechaza esta etiqueta al considerar que cuanto mayores sean las expectativas sobre las capacidades de los bancos centrales mayor es el riesgo de sobrecargar a las entidades.
"Estoy de acuerdo con mi colega Christian Noyer en que no es bueno que se nos vea como el único juego en la ciudad, no podemos reemplazar a los gobiernos sólo porque se crea que su respuesta sería demasiado lenta", añadió.
En este sentido, el presidente del Bundesbank reconoció que los recientes datos de inflación de la zona euro han colocado al Consejo de Gobierno en una posición "incómoda", puesto que un largo periodo de inflación muy baja o "bajaflación" no carece de riesgos, ya que puede añadir tensión a la sostenibilidad de la deuda pública y privada de algunos países y hacer más difícil el ajuste en países que hayan perdido competitividad.
Sin embargo, Weidmann no dudó en reconocerse "escéptico" ante la decisión del BCE de comprar bonos soberanos al considerar que "no había una necesidad inmediata para esta medida" y que, en su opinión, los riesgos y efectos secundarios involuntarios sobrepasan al impacto esperado del programa.
"Soy escéptico sobre la decisión de comprar bonos, pero no se trata de un escepticismo fundado en lo que algunos ven como una negatividad crónica del Bundesbank en cuanto a relajar la política monetaria, sino de un proceso de valorar los pros y los contras del QE", añadió el banquero alemán.
Así, el presidente del Bundesbank indicó que actualmente asistimos a un proceso de desinflación, pero no a una deflación que alimente una espiral de bajadas de precios y salarios, como consecuencia principalmente de la acusada caída de los precios de la energía, un factor que se prevé transitorio en todas las proyecciones, que auguran un repunte a medio plazo de la inflación, aunque a un ritmo débil.
"Sin signos de efectos de segunda ronda, y yo no veo ninguno, la política monetaria no necesita intervenir para contrarrestar los posibles efectos a corto plazo de los bajos precios del petróleo en los precios", señaló Weidmann, quien "no espera que la QE tenga impacto sobre la inflación" y que su impacto será inferior al observado en EEUU, puesto que los tipos de interés en la zona euro son ya mucho menores que allí, especialmente si se comparan con la situación en el momento que la Reserva Federal lanzó su primer programa de QE, aparte de que la financiación de las empresas estadounidenses está mucho más enfocada a los mercados de capitales que en el caso de sus competidoras europeas.
No obstante, el presidente del Bundesbank admitió que las limitaciones impuestas al programa de compra de activos del BCE, incluyendo la mutualización de apenas un 20% de las compras y los límites en las cantidades de deuda que pueden ser adquiridas "hacen el programa mucho menos problemático que otros anteriores", aunque advirtió de que continúa existiendo un riesgo importante por el hecho de que los bancos centrales nacionales se convertirán en los mayores acreedores de sus respectivos gobiernos.
"Podría introducir una mutualización por la puerta de atrás y, a este respecto, soy un tipo que prefiere usar siempre la puerta principal. Es decir, que les corresponde a los gobiernos y parlamentos tomar decisiones de tal alcance", apuntó Weidmann, quien consideró que "las compras harán más fácil la vida a los ministros de Finanzas, a quienes no les hará mucha gracia cuando el Consejo de Gobierno decida abandonar su política monetaria ultra-laxa y podrían verse tentados de ejercer presiones políticas sobre el Eurosistema".
Por otro lado, el banquero alemán volvió a expresar su preocupación con respecto a que las compras de bonos soberanos del banco central sean aprovechadas por los gobiernos para demorar la implementación de reformas estructurales y ajustes presupuestarios. "Los problemas estructurales no pueden resolverse impriendo dinero", apostilló.

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