PARÍS.- El ministro alemán de Finanzas,
Wolfgang Schäuble, dejó patente este jueves su "desacuerdo" con su
homólogo griego, Yanis Varufakis, que puso fin a su gira europea sin
ningún resultado para aclarar el horizonte de una Grecia al borde del
precipicio.
"Todavía no estamos realmente de acuerdo en lo que
tenemos que hacer ahora", reconoció Schäuble al término de una reunión
con su homólogo griego, pero "estamos de acuerdo en que no estamos de
acuerdo", dijo en inglés.
Schäuble pensaba tener por lo menos este
punto en común con su homólogo griego, pero éste le corrigió. "En mi
opinión, ni siquiera nos pusimos de acuerdo sobre el hecho de no estar
de acuerdo", dijo Varoufakis.
"Estamos de acuerdo en iniciar las
deliberaciones, en tanto que socios", apostilló. Pero eso, ante la
situación financiera en la que se encuentra Grecia tras la decisión del
Banco Central Europeo (BCE) de poner fin al trato de favor que concedía a los bancos griegos que
avalaban los créditos con deuda de dudosa calidad, es algo muy vago y
lejano.
No obstante, según fuentes del BCE, éste podría conceder a
los bancos griegos hasta 60.000 millones de euros de préstamos de
carácter de emergencia mediante el programa ELA, para que el Estado
heleno mantenga sus señales vitales con respiración asistida. Este
sistema ya mantuvo a flote los bancos helenos durante varios meses en
2012.
Unas 5.000 personas, según la policía, respondieron este
jueves en Atenas a un llamado a través de las redes sociales para
protestar contra lo que calificaron de "chantaje" del BCE, que decidió
restringir la financiación de los bancos griegos a medidas de urgencia.
Los
manifestantes se congregaron en silencio y sin pancartas en la plaza
Syntagma, ante el Parlamento, escenario de grandes manifestaciones
antiausteridad en los últimos años.
Con
esta generosa decisión, el BCE ha enviado una señal política a Atenas y
garantiza que en las próximas semanas el sistema seguirá teniendo
fondos.
El BCE "no quiere en absoluto asumir la responsabilidad de
empujar a Grecia fuera del euro" cortándole todos los grifos del
crédito, explicó Dario Perkins, economista de Lombard Street
Research.
En Berlín, Varoufakis aseguró que su gobierno está
haciendo "todo lo posible para evitar un 'default' (suspensión de
pagos)" del país.
En medio de todas estas señales, la Bolsa de
Atenas perdió el 3,37% a 819,50 puntos, tras haber llegado a perder más
del 9%. Los bancos perdieron más del 10%, tras caídas del 20% durante la
sesión, mientras que el rendimiento de la deuda superó el 10%.
"Grecia se va a acercar al precipicio antes de que surja una solución favorable", pronostican los analistas de Aurel BGC.
Schäuble,
veterano político europeo y ardiente defensor de la ortodoxia
presupuestaria, no escondió su "escepticismo" con las medidas anunciadas
por el nuevo gobierno griego de Alexis Tsipras, de la izquierda
radical, que ha decidido poner fin a las privatizaciones y contratar a
funcionarios despedidos, lo que en su opinión, no "van necesariamente en
la buena dirección".
Antes de Berlín, Varoufakis había visitado
Fráncfort, Roma, París y Londres mientras el primer ministro fue a Roma,
Bruselas y también la capital francesa con el objetivo de convencer a
los socios europeos a renegociar los 300.000 millones de la deuda griega
(175% del PIB), de los que cerca de 200.000 los han proporcionado
aquéllos, y poner fin a la austeridad en Grecia que socava el
crecimiento.
Pero al final de esta cruzada, el balance no es muy
prometedor. Una quita de la deuda griega "no está en discusión", recordó
Schäuble en una conferencia conjunta con sus homólogo griego.
Por
su parte, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, no
dijo ni media palabra al término de su encuentro con Tsipras el
miércoles, y el presidente francés, François Hollande insistió tanto
sobre "la solidaridad" como sobre "el respeto de los compromisos
adquiridos".
El Fondo Monetario Internacional (FMI), importante
acreedor del país, también ha dejado claro que "no hay ninguna
discusión" con Atenas.
Schäuble instó a Atenas a seguir negociando
con la troika de acreedores, (UE, BCE, FMI) de Grecia, lo que sin duda
va a contrariar a las nuevas autoridades de Grecia que anunciaron que no
los reconocían como interlocutores.
Sin duda, la fecha clave para
Atenas puede ser la semana próxima, con motivo de la cumbre europea de
Bruselas del 12 de febrero. En Atenas, una fuente gubernamental aseguró
que Grecia "no desea chantajear a nadie pero tampoco tiene intención de
permitir que la chantajeen".
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