NICOSIA.- El queso halloumi se ha convertido
en una importante fuente de ingresos para Chipre y ha llevado a las dos
comunidades de esta isla, dividida desde hace 40 años, la griega y la
turca, a dejar de lado sus diferencias para proteger este producto
típico.
Los productores presentaron en julio una petición de
denominación de origen protegida (DOP) ante la Unión Europea para
defender este símbolo culinario de la isla mediterránea, un queso que en
pocos años ha pasado de ser un producto artesanal a convertirse en la
estrella de las exportaciones chipriotas.
"Esperamos una mejor
protección del nombre para que no se copie en otros países [...] Al
igual que Francia tiene su roquefort, nosotros queremos nuestro
halloumi", explica Yiannos Pittas, cuya fábrica produce desde los años
1930 este emblemático queso, consumido en ensaladas, a la plancha o en
brochetas.
La solicitud de una denominación de origen, un
procedimiento técnico, es especialmente compleja en Chipre, cuyo
territorio está dividido en dos desde 1974, cuando Turquía invadió el
norte del país en respuesta a un golpe de Estado que buscaba unir la
isla a Grecia. Así, en el sur de la isla, los grecochipriotas cuentan
con un gobierno miembro de la Unión Europea y la Eurozona, mientras que
las instituciones de los turcochipriotas del norte no están reconocidas
por la comunidad internacional.
Para los grecochipriotas, el
halloumi supuso en 2013 cerca de 76 millones de euros en exportaciones y
su demanda de denominación de origen no ha sido vista con buenos ojos
en el norte de la isla.
La demanda de denominación prevé que el
queso, muy de moda entre los vegetarianos, que lo usan como sustituto de
la carne, se comercialice con dos nombres, 'halloumi', en griego, y
'hellim', en turco. Pero, según el presidente de la cámara de industria
turcochipriota, Ali Cirali, el problema es cómo organizar los controles.
En principio, las autoridades grecochipriotas designarán a expertos
competentes para certificar la fabricación. Pero estos expertos,
recuerda Cirali, "no están autorizados en el norte de la isla".
"En
consecuencia no podrán llevar a cabo los controles y no tendremos
denominación", asegura, lamentándose de las posibles consecuencias
económicas. Este queso representa una cuarta parte de las exportaciones
turcochipriotas.
La Cámara de Industria turcochipriota ha pedido
un organismo neutro, pero por el momento no hay respuesta de la Comisión
Europea.
Por su parte, el
ministro grecochipriota de Agricultura, Nikos Kouyialis, que espera
obtener la denominación de la Unión Europea antes del verano, asegura
que los turcochipriotas han sido consultados y les pide que "no se
preocupen [...] porque las normativas europeas garantizan un buen
sistema de control".
Según el portavoz del gobierno
grecochipriota, el halloumi tiene un "carácter federador", a diferencia
de muchas cuestiones que dividen a las dos comunidades, como las
reservas de gas 'offshore', que en octubre llevaron a la suspensión de
las tímidas negociaciones de paz.
En este contexto, según Ali
Cirali, el caso del halloumi podría convertirse en un símbolo. "Si nos
peleamos por el halloumi, no encontraremos una solución, pero si
alcanzamos una solución beneficiosa para las dos comunidades también
ayudaremos a hacer avanzar la solución del conflicto chipriota",
asegura.
La cuestión tiene una importancia económica crucial,
tanto para el sur de la isla, en recesión desde la crisis financiera de
2013, como para el norte, sometido a un embargo internacional.
"El
objetivo es asegurar nuestra industria [...] porque la demanda
aumenta", explica George Petrou, un grecochipriota que exporta halloumi a
25 países. Los turcochipriotas "quieren todos los recursos" de la isla,
denuncia, "pero con una estrategia común, podríamos conquistar mercados
más importantes".
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