jueves, 12 de febrero de 2015

Las dos comunidades de Chipre se unen para defender su queso

NICOSIA.- El queso halloumi se ha convertido en una importante fuente de ingresos para Chipre y ha llevado a las dos comunidades de esta isla, dividida desde hace 40 años, la griega y la turca, a dejar de lado sus diferencias para proteger este producto típico.

Los productores presentaron en julio una petición de denominación de origen protegida (DOP) ante la Unión Europea para defender este símbolo culinario de la isla mediterránea, un queso que en pocos años ha pasado de ser un producto artesanal a convertirse en la estrella de las exportaciones chipriotas.
"Esperamos una mejor protección del nombre para que no se copie en otros países [...] Al igual que Francia tiene su roquefort, nosotros queremos nuestro halloumi", explica Yiannos Pittas, cuya fábrica produce desde los años 1930 este emblemático queso, consumido en ensaladas, a la plancha o en brochetas.
La solicitud de una denominación de origen, un procedimiento técnico, es especialmente compleja en Chipre, cuyo territorio está dividido en dos desde 1974, cuando Turquía invadió el norte del país en respuesta a un golpe de Estado que buscaba unir la isla a Grecia. Así, en el sur de la isla, los grecochipriotas cuentan con un gobierno miembro de la Unión Europea y la Eurozona, mientras que las instituciones de los turcochipriotas del norte no están reconocidas por la comunidad internacional.
Para los grecochipriotas, el halloumi supuso en 2013 cerca de 76 millones de euros en exportaciones y su demanda de denominación de origen no ha sido vista con buenos ojos en el norte de la isla.
La demanda de denominación prevé que el queso, muy de moda entre los vegetarianos, que lo usan como sustituto de la carne, se comercialice con dos nombres, 'halloumi', en griego, y 'hellim', en turco. Pero, según el presidente de la cámara de industria turcochipriota, Ali Cirali, el problema es cómo organizar los controles. 
En principio, las autoridades grecochipriotas designarán a expertos competentes para certificar la fabricación. Pero estos expertos, recuerda Cirali, "no están autorizados en el norte de la isla".
 "En consecuencia no podrán llevar a cabo los controles y no tendremos denominación", asegura, lamentándose de las posibles consecuencias económicas. Este queso representa una cuarta parte de las exportaciones turcochipriotas.
La Cámara de Industria turcochipriota ha pedido un organismo neutro, pero por el momento no hay respuesta de la Comisión Europea.
Por su parte, el ministro grecochipriota de Agricultura, Nikos Kouyialis, que espera obtener la denominación de la Unión Europea antes del verano, asegura que los turcochipriotas han sido consultados y les pide que "no se preocupen [...] porque las normativas europeas garantizan un buen sistema de control".
Según el portavoz del gobierno grecochipriota, el halloumi tiene un "carácter federador", a diferencia de muchas cuestiones que dividen a las dos comunidades, como las reservas de gas 'offshore', que en octubre llevaron a la suspensión de las tímidas negociaciones de paz.
En este contexto, según Ali Cirali, el caso del halloumi podría convertirse en un símbolo. "Si nos peleamos por el halloumi, no encontraremos una solución, pero si alcanzamos una solución beneficiosa para las dos comunidades también ayudaremos a hacer avanzar la solución del conflicto chipriota", asegura.
La cuestión tiene una importancia económica crucial, tanto para el sur de la isla, en recesión desde la crisis financiera de 2013, como para el norte, sometido a un embargo internacional.
"El objetivo es asegurar nuestra industria [...] porque la demanda aumenta", explica George Petrou, un grecochipriota que exporta halloumi a 25 países. Los turcochipriotas "quieren todos los recursos" de la isla, denuncia, "pero con una estrategia común, podríamos conquistar mercados más importantes".

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