ATENAS.- El Gobierno de
Alexis Tsipras afronta a partir de la semana próxima sus primeros
problemas de financiación si no logra el apoyo de las instituciones
acreedoras, pues el compromiso cerrado con el Eurogrupo no prevé
desembolsos antes de finales de abril.
En total, Grecia tiene en marzo obligaciones por un total de 7.270
millones de euros, de los que algo más de 1.600 millones corresponden a
la devolución de un plazo del crédito del Fondo Monetario Internacional
(FMI).
El resto es básicamente títulos del Estado que vencen y cuyo monto
puede sustituirse con nuevas subastas; por lo tanto, es el tramo al FMI
el que más preocupa.
El ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, aseguró hoy que ya está
negociando con los socios vías para afrontar estos problemas de liquidez
y se mostró confiado en que finalmente se logrará una solución, a la
vista de que, como dijo, se trata de una "pequeña cantidad" de dinero.
Si bien no quiso dar por el momento más detalles, pues la negociación
está en curso, en los últimos días ha dejado repetidamente claro cuál
es su apuesta: convencer al Banco Central Europeo (BCE) de que entregue a
Grecia los 1.900 millones de euros procedentes de los beneficios de las
operaciones con bonos helenos.
Sin embargo, la estrategia de Varufakis ya fracasó en sus
negociaciones con el Eurogrupo, y en el acuerdo sellado hace una semana
no está previsto ningún desembolso antes de finales de abril, si es que
para entones ha habido una evaluación exitosa de las reformas anunciadas
por el Gobierno de Tsipras.
El presidente del BCE, Mario Draghi, fue nuevamente explícito en esta
cuestión y en una intervención en el Parlamento Europeo esta semana
recalcó que el desembolso tan solo será posible si Grecia cumple con los
requisitos del rescate.
Varufakis había intentado desvincular este monto del programa de
asistencia con el argumento de que es un dinero "que pertenece a Grecia"
y no forma parte de ninguna ayuda.
Otra de las reclamaciones que por ahora no ha prosperado es la
solicitud al BCE de poder elevar el techo de las emisiones de letras del
Tesoro, actualmente limitado a 15.000 millones de euros, y que el
Gobierno quisiera aumentar en al menos otros 8.000 millones de euros.
El argumento vuelve a ser el mismo, no se trata de ayudas directas sino la capacitación de poderse endeudar más en el mercado.
En los próximos días habrá que hallar una solución a este problema, pues de lo contrario Grecia estaría en quiebra.
El ministro de Estado encargado de la coordinación del trabajo
gubernamental, Alekos Flaburaris, propuso ayer como alternativa
solicitar al FMI una prórroga del pago, o al menos de parte de él, de
dos meses, una posibilidad que los especialistas ven improbable.
Según cita el diario Kathimerini a funcionarios especializados en
esta materia, la prórroga del pago constituiría una "clara omisión" de
la devolución, con consecuencias para otros préstamos que ha obtenido
Grecia.
Cuando el FMI presta dinero a un país siempre es este crédito el
primero que debe ser devuelto y si un país se salta un pago, se
considera que ha entrado en bancarrota, dicen las citadas fuentes.
Concretamente los pagos que tiene que efectuar Grecia al FMI en marzo
son 310 millones el día 6; 350 millones, el día 13; 580 millones, el
16, y otros 350 millones el 20 de marzo.
Por si esto fuera poco, Grecia afronta pagos el próximo mes por más
de 1.500 millones de euros en salarios y pensiones, todo en un momento
en el que la recaudación fiscal en enero fue 1.000 millones de euros
inferior a lo previsto.
En febrero las cosas no pintan mucho mejor, pues expira el plazo para
recaudar la tasa de la propiedad inmobiliaria -el Gobierno espera
conseguir 370 millones de euros-, y el IVA del último trimestre para
pymes y autónomos.
En los últimos meses, la recaudación ha sido aún peor de lo habitual,
pues muchos ciudadanos están a la espera de que el Gobierno anule o
baje algunas tasas.
En medio de estas circunstancias, acompañadas por críticas internas
en el izquierdista Syriza al modo en que ha negociado el Gobierno el
acuerdo con el Eurogrupo, desde Alemania se ha reabierto el debate sobre
si Grecia deberá pedir un tercer rescate cuando negocie el acuerdo
definitivo con sus socios en verano.
Lars Feld, uno de los cinco economistas que asesoran al Gobierno de
Berlín, aseguró que solo entre junio y octubre Grecia necesitará 10.000
millones de euros de dinero fresco, y como no está en condiciones para
salir a los mercados, deberá solicitar un nuevo rescate.
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