BRUSELAS.- El acuerdo entre
Grecia y el Eurogrupo que amplía por cuatro meses y con condiciones la
ayuda a Atenas supone un nuevo plazo, esta vez hasta el lunes, para
cerrar una crisis abierta tras la victoria electoral de Syriza y
recuperar parte de la confianza perdida.
El acuerdo aleja el inmediato riesgo que pesaba sobre el Gobierno del
primer ministro griego, Alexis Tsipras, de quedarse sin liquidez en
pocas semanas y con ello verse ante la eventualidad de quedarse fuera
del club de los diecinueve países que integran el euro, pero no
satisface todo lo que Atenas pedía y sí lo que Berlín quería.
El Gobierno griego, que considera que con este acuerdo el país "ha
pasado página" y ha demostrado que la negociación era la vía, dispone
ahora hasta el lunes para presentar ante el Eurogrupo las reformas
adicionales que los otros dieciocho socios del euro le han exigido.
En esa lista, Tsipras tienen que reflejar medidas concretas que serán
evaluadas por las instituciones para decidir la extensión formal de la
financiación.
Está previsto que el martes haya una conferencia telefónica entre los
socios para evaluar si las nuevas propuestas griegas convencen a los
responsables financieros de la eurozona, si no lo hacen, los ministros
ya han avanzado que habrá una nueva reunión extraordinaria del
Eurogrupo.
El tiempo corre en contra, pues el último tramo del programa de
rescate a Grecia expira el 28 de febrero y hay varios países (Alemania,
Holanda, Estonia y Finlandia) que necesitan pasar por el trámite de que
sus parlamentos den el visto bueno a la prórroga.
Para los expertos, el acuerdo permite "a Grecia financiarse en el
corto plazo y ganar tiempo de cara a las negociaciones que vendrán
después", opina Raoul Ruparel, especialista del centro de estudios Open
Europe.
A su juicio, Grecia ha capitulado en varios aspectos, pues por
ejemplo la ampliación de la asistencia es de cuatro meses y no de seis,
al tiempo que agregó que "básicamente Grecia ha acordado concluir el
rescate actual, y cualquier financiación se ha condicionado al proceso".
"Solo si se aprueba la finalización de la revisión del programa
prolongado por parte de las instituciones se permitirá cualquier
desembolso del tramo pendiente" de 1.800 millones de euros y la
transferencia de 1.900 millones de euros que Grecia reclama al Banco
Central Europeo (BCE) procedentes del rendimiento de los bonos griegos,
precisó la directora-gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI),
Christine Lagarde, al término de la reunión.
"El juego de póquer continua. Grecia vive ahora al día, y sigue
estando en una posición muy difícil, y cómo se va a tratar la
evaporación de lo que Syriza vendió en las elecciones es algo crucial y
que tiene un potencial explosivo desconocido", agregó Rouparel en su
análisis.
A su juicio otro aspecto en el que Grecia ha tenido que ceder se
refiere a la recapitalización pendiente de los bancos, unos fondos que
Atenas quería que se quedarán en un fondo heleno de estabilización
financiera durante la prórroga y que posiblemente pudieran ser
utilizados fuera del sector bancario.
"Eso se les ha denegado", indicó Ruparel, ya que los 10.900 millones
de euros en bonos del fondo temporal de rescate en la reserva utilizada
para recapitalizar a la banca, regresarán al Fondo Europeo de
Estabilidad Financiera (FEEF).
En estas negociaciones Tsipras y su ministro de Finanzas, Yanis
Varufakis, han conseguido hacer desaparecer la palabra "troika", aunque
las instituciones que la formaban, la Comisión Europea, el BCE y el FMI,
siguen presentes.
Varufakis consideró que su país ha ganado "empezar a ser coautores de
las reformas que queremos poner en marcha, que vamos a dictar y que
discutiremos con nuestros socios".
Explicó que el segundo gran logro de las negociaciones es que su país
ha conseguido evitar "una secuencia de muchos años de superávits
primarios sofocantes" y que para la economía griega eran insoportables
al destruir la base productiva del sector privado.
Para Alemania, el mayor acreedor de Grecia ya que le debe más de
50.000 millones de euros, esta complicada negociación ha sido para
Atenas una lección de que "gobernar es una cita con la realidad", en
palabras del ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble.
"No nos ha sido fácil y lo sentimos", dijo Schauble, que subrayó que
"el encuentro con la realidad es siempre muy duro. Eso también vale a
menudo para nuevos gobiernos. Gobernar es una cita con la realidad y la
realidad a menudo no es tan bonita como los sueños".
En lo que aparentemente han ganado todos ha sido en el inicio de la
superación de la desconfianza, pues según el presidente del Eurogrupo,
Jeroen Dijsslebloem, "se trataba de encontrar confianza entre
nosotros... Se ha dado un primer paso en ese largo proceso de
reconstruir la confianza".
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