WASHINGTON.- El Departamento de
Defensa de EEUU solicitó hoy para 2016 el mayor presupuesto en cuatro
años, en el que destaca un gasto de 51.000 millones de dólares en
Afganistán, Irak y Siria, donde la presencia de EEUU amenaza con
alargarse.
El gasto general se eleva a los 534.300 millones de dólares, un nivel
récord, a lo que se sumaría el apartado para los conflictos en el
extranjero de 50.900 millones de dólares.
En el actual año fiscal, los fondos asignados a Defensa, el
Departamento federal que más fondos recibe del presupuesto general, se
dividen en 496.000 millones de dólares y 64.000 millones para
operaciones de contingencia.
"La (nueva) estrategia (presupuestaria) está diseñada para mantener
nuestro liderazgo y la capacidad de actuar ante desafíos globales,
porque somos los primeros en responder a emergencias", explicó desde el
Pentágono el subsecretario de Defensa, Bob Work, quien se refirió a
crisis como la de Ucrania, Siria e Irak o la respuesta a la epidemia de
ébola en África occidental.
Según Work, este nivel de gasto se presenta en un "ambiente de
seguridad muy volátil" y por la necesidad de seguir "recalibrando" la
presencia en Asia-Pacífico, mantener misiones en Oriente Medio y las
campañas antiterroristas, y continuar fortaleciendo alianzas y
modernizando la Fuerzas Armadas.
El Pentágono y la Casa Blanca no quieren bajar el nivel de gasto en
defensa y la propuesta está 38.000 millones de dólares por encima de los
límites fijados en el Congreso, que desde 2013 impuso recortes
automáticos al presupuesto por la falta de acuerdo entre demócratas y
republicanos.
Los 585.200 millones de dólares de los que el Pentágono quiere
disponer para el año fiscal que comienza en octubre están un 4% por
encima de la dotación del año actual, y son el nivel de gasto más alto
desde el ejercicio de 2012.
El Pentágono quiere mantener un nivel de gasto base en crecimiento
hasta 2020, con la intención de seguir modernizando las Fuerzas Armadas
frente a potencias emergentes como China y reforzando la ciberdefensa,
que en 2016 espera contar con 5.500 millones de dólares en inversiones.
Para este año, los bombardeos y operaciones en Irak y Siria contra el
Estado Islámico y la presencia en Afganistán (donde se puso fin oficial
a la guerra a finales de 2014) siguen justificando una partida
adicional al presupuesto militar.
Pese a que para 2016 los soldados estadounidenses en Afganistán,
actualmente unos 5.000, deberían abandonar el país debido al fin de la
guerra, el Pentágono solicita 43.000 millones de dólares para esa zona
de operaciones.
Varias partidas del presupuesto de Defensa son secretas, como en el
caso de inversiones en tecnología espacial o el destino de 8.000
millones de dólares dentro de la mencionada partida para contingencias
en el extranjero.
Además, la Fuerza Aérea quiere 10.600 millones de dólares para
adquirir 57 cazas F-35, el proyecto aeronáutico militar más caro de la
historia estadounidense.
La Armada quiere igualmente adquirir nuevos buques de guerra, más
submarinos y sostener el mantenimiento de sus 11 portaaviones, que
extienden la impronta militar estadounidense por todo el mundo y están
en peligro de ver reducido su número si no acaban los recortes
presupuestarios.
El Pentágono alertó de que si el Congreso (controlado por la
oposición republicana, favorable al aumento del gasto en Defensa) y la
Casa Blanca no eliminan los límites presupuestarios, Estados Unidos
deberá rebajar su presencia en el mundo y no podrá mantener su nivel de
respuesta.
Work aseguró que la protección del territorio estadounidense, primera
prioridad de Defensa, no se verá afectada, pero sí se verán mermadas
campañas antiterroristas y la posibilidad de responder a dos crisis
simultáneas en dos regiones del mundo diferentes.
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