LISBOA.- La banca española
vuelve a mostrar "apetito" inversor en Portugal y ya ha puesto en marcha
varias operaciones en el país vecino que, de concluir con éxito,
colocarían en sus manos en torno al 40 % del sector financiero luso.
La OPA lanzada por Caixabank sobre el luso BPI y el interés en la
compra del Novobanco (heredero del intervenido Banco Espírito Santo) es
la última prueba de que la mirada de las entidades españolas se dirige
de nuevo hacia Lisboa, coincidiendo con la todavía ligera mejora de su
economía, gravemente deprimida durante los últimos tres años de salvaje
crisis.
Fuentes del sector financiero luso subrayaron que
este interés no está relacionado tanto con los beneficios que pueda
reportar el negocio bancario en suelo luso, sino más bien con la
oportunidad de adquirir dimensión internacional gracias a un mercado
próximo y con un alto grado de interrelación.
"Los resultados de la mayoría de los bancos portugueses muestran que
dependen en gran parte del 'trading' -compraventas a corto plazo- y no
tanto del negocio tradicional, donde incluso tienen pérdidas", señaló el
directivo de una entidad lusa.
De hecho, pese a que la situación financiera del país se ha aliviado
notablemente, cuatro de las cinco principales entidades del país
presentaron pérdidas conjuntas en 2014 por valor de 534 millones de
euros, a la espera de conocer los resultados del Novobanco, heredero del
intervenido Banco Espírito Santo (BES).
"Este renovado interés desde España está relacionado con ganar cuota
de mercado, algo que sólo puedes hacer actualmente si compras",
señalaron estas mismas fuentes.
Cinco de los seis grandes de la banca española (Santander, BBVA,
Caixabank, Sabadell y Popular) están presentes, de una forma u otra, en
Portugal, aunque en el pasado ya lo estuvieron otras, como Banesto o
Novacaixa.
La conexión más leve es la del Sabadell, cuya actividad en el país
vecino se limita a tener una participación del 5,5 % en el Banco
Comercial Portugués (BCP), el segundo más grande del país.
También como mero accionista estaba presente hasta ahora el
Caixabank, pese a que su participación en el Banco Portugués de
Inversiones (BPI) era mayoritaria: 44,1 %. Con el lanzamiento de su OPA
espera integrar la firma lusa en su grupo, aunque pretende mantener su
nombre original.
En suelo portugués operan con oficinas propias tanto el Banco Popular
como el BBVA, pero en ambos casos su dimensión es reducida en
comparación con el resto de competidores en el mercado luso.
En los últimos tiempos se ha especulado con su intención de abandonar
el país e incluso el BBVA anunció recientemente el cierre de la mitad
de sus oficinas y el despido de 177 trabajadores.
El principal banco español en suelo luso es el Santander, que entró
en Portugal en 1988 y dio el "estirón" al comprar el Totta en el año
2000, actualmente la quinta mayor entidad financiera del país con 41.000
millones de euros en activos.
Por delante tiene la pública Caixa Geral de Depósitos (100.000
millones), el Banco Comercial Portugués (76.000 millones) y el ya
mencionado Novo Banco (62.000 millones), así como el BPI (42.600
millones).
Este panorama puede cambiar en cuestión de meses, comenzando por la
oferta del Caixabank sobre el BPI, que de tener éxito dejaría en manos
españolas más de 80.000 millones de euros en activos.
Esta cifra puede incrementarse en función del resultado del concurso
lanzado para vender al mejor postor el Novobanco. Entre los quince
aspirantes figuran el BPI y el Totta, pero también el BBVA y el Popular.
La masiva presencia de españoles en esta fase de la operación ha sido
destacada por los medios portugueses, y diferentes analistas apuntan a
que el principal rival de éstos serán las firmas chinas.
No obstante, fuentes del mercado recordaron que es práctica habitual
en el sector declarar interés cuando la oferta no tiene que ser
vinculante únicamente para poder conocer al detalle el estado de las
cuentas de su competidor, en este caso Novobanco, sin que por ello se
analice realmente presentar una oferta.
Según cálculos publicados en Portugal, si la OPA sobre el BPI de
Caixabank sale adelante el porcentaje de la banca lusa controlada por
españoles será del 23 %, cifra que puede dispararse hasta el 40 % con la
hipotética compra del heredero del BES.
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