BRUSELAS/ATENAS.- A poco más de dos semanas del fin del rescate griego, Grecia y sus
socios europeos se preparan para varias reuniones clave en las que
tratarán de encontrar una salida a una situación laberíntica en lo
económico y en lo político.
Los ministros de Economía y Finanzas de la
eurozona mantienen hoy una reunión extraordinaria que será el primer
encuentro del nuevo titular heleno, Yanis Varoufakis, con todos sus
socios del euro, tras las dos semanas de cruce de declaraciones y
movimientos estratégicos que han seguido a la victoria de la coalición
de izquierdas Syriza en las elecciones griegas.
Nadie espera un acuerdo de esta reunión, en la que Varufakis tendrá
la oportunidad de presentar a sus socios sus propuestas, tal como
explicó el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, en una
intervención en una televisión holandesa. Dijsselbloem apeló a la
moderación y advirtió de que las "amenazas no ayudan" para lograr un
acercamiento que permita cerrar el actual rescate a Grecia y acordar los
pasos posteriores.
Para ello, sus socios exigen a Atenas que cumpla con las reformas
acordadas aún pendientes. "No se puede obligar a Grecia a aceptar un
nuevo programa. Y si no lo quieren, pues nada. Pero entonces tampoco
podrán pedir más negociaciones", alertó hoy el ministro alemán de
Finanzas, Wolfgang Schäuble, al cierre de la cumbre financiera del G20
en Estambul.
Por su parte, el Gobierno de Alexis Tsipras considera inaceptables
varias de las medidas del programa firmado por el Ejecutivo anterior y
quiere sustituir una tercera parte de éstas por un plan a elaborar en
colaboración con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE).
El mandatario heleno afirmó anoche que apuesta por una Europa de
"socios iguales" en que su Gobierno pueda negociar un acuerdo que rompa
con la austeridad y permita el crecimiento de la economía del país.
"Si alguien debe pagar continuamente las deudas sin poder invertir en
el crecimiento está para siempre al borde de la quiebra", aseguró
Tsipras en su discurso durante el debate parlamentario sobre el programa
de Gobierno, al que seguirá la moción de confianza al Ejecutivo.
"Decisión política"
Tsipras señaló que la reducción de la deuda "es una decisión
política" y, aunque reconoció que Grecia recibió "préstamos enormes",
dijo que éstos que se destinaron "a salvar el sistema bancario griego, y
por tanto, el europeo, y para que el país pueda pagar sus deudas".
El primer ministro remarcó que respeta "el peso de unos socios que
son la locomotora de Europa", en alusión a Alemania, pero advirtió de
que su Gobierno negocia "en firme y no está solo", dijo refiriéndose al
apoyo del pueblo griego. Reiteró que su principal demanda es "tiempo y
espacio" para lograr un acuerdo puente "a corto plazo" que permita hacer
frente a las "obligaciones hasta el momento que alcanzaremos un acuerdo
global" y recalcó que este pacto no es una extensión del programa de
rescate.
Además, Atenas pide un programa financiero "puente" que asegure que
el país puede afrontar sus pagos los próximos meses hasta lograr un
acuerdo definitivo, en torno a agosto, y un mayor margen para
financiarse y suavizar los ajustes fiscales, mientras que la cuestión de
la deuda ha quedado por el momento relegada a un segundo plano.
El peor de los escenarios sería que ambas partes se enrocaran en sus
posiciones y que la falta de acuerdo forzase la salida de Grecia del
euro, según Scarpetta. En el laberinto de la crisis griega, uno de los
principales riesgos a los que se enfrentan los países es el de destruir
un mito que ha perdurado desde el nacimiento de la moneda única europea,
el de su irreversibilidad, destacan los expertos.
Los riesgos de la cuestión griega trascienden, además, el impacto
económico y alcanzan de lleno a la política. "El Eurogrupo no es el foro
adecuado para tratar este dilema, se necesitan declaraciones, no
números", dijo el director del Centre for European Policy Studies
(CEPS), Daniel Gros.
Por una parte, pese al escaso éxito de sus primeros contactos
europeos y al varapalo de la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de
no seguir aceptando los bonos helenos como garantía en sus operaciones
de refinanciación, el Gobierno de Tsipras no se muestra dispuesto a dar
marcha atrás y mantiene un fuerte apoyo ciudadano.
"La cuestión clave es entender la frustración que está causando la
austeridad, la postura griega es mucho más emocional y los griegos
necesitan mostrar que han obtenido una victoria", añadió Gros. Por otra,
la irrupción de Syriza en el panorama político ha puesto sobre aviso a
varios gobiernos que se encaminan a elecciones y que no están dispuestos
a hacer concesiones que puedan dar alas a formaciones contrarias a las
políticas de austeridad aplicadas, como es el caso de España, apuntó
Scarpetta.
Con todos estos elementos presentes, las discusiones se suceden entre
bambalinas, aunque por el momento "los contactos no han sido muy
fructíferos", en palabras de la portavoz de la Comisión Europea (CE)
Mina Andreeva.
La troika, presente
En la reunión del Eurogrupo estarán sentados todos los actores
implicados en la mesa, ya que además de los ministros del euro acudirán
representantes de la CE, el presidente del BCE, Mario Draghi, y la
directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine
Lagarde, las tres instituciones que conforman la 'troika' de acreedores.
El jueves, la cuestión griega será también protagonista de la cumbre
de jefes de Estado y de Gobierno que se celebra en Bruselas, la primera a
la que acude Tsipras. Cuatro días después, se volverán a reunir los
ministros del Eurogrupo, una cita en la que se debería lograr un acuerdo
para tener tiempo de completar los trámites necesarios para la entrada
en vigor de la solución pactada.
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