miércoles, 11 de febrero de 2015

Grecia y sus socios buscan salir de un laberinto tan político como económico

BRUSELAS/ATENAS.- A poco más de dos semanas del fin del rescate griego, Grecia y sus socios europeos se preparan para varias reuniones clave en las que tratarán de encontrar una salida a una situación laberíntica en lo económico y en lo político. 

Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona mantienen hoy una reunión extraordinaria que será el primer encuentro del nuevo titular heleno, Yanis Varoufakis, con todos sus socios del euro, tras las dos semanas de cruce de declaraciones y movimientos estratégicos que han seguido a la victoria de la coalición de izquierdas Syriza en las elecciones griegas.
Nadie espera un acuerdo de esta reunión, en la que Varufakis tendrá la oportunidad de presentar a sus socios sus propuestas, tal como explicó el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, en una intervención en una televisión holandesa. Dijsselbloem apeló a la moderación y advirtió de que las "amenazas no ayudan" para lograr un acercamiento que permita cerrar el actual rescate a Grecia y acordar los pasos posteriores.
Para ello, sus socios exigen a Atenas que cumpla con las reformas acordadas aún pendientes. "No se puede obligar a Grecia a aceptar un nuevo programa. Y si no lo quieren, pues nada. Pero entonces tampoco podrán pedir más negociaciones", alertó hoy el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, al cierre de la cumbre financiera del G20 en Estambul.
Por su parte, el Gobierno de Alexis Tsipras considera inaceptables varias de las medidas del programa firmado por el Ejecutivo anterior y quiere sustituir una tercera parte de éstas por un plan a elaborar en colaboración con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El mandatario heleno afirmó anoche que apuesta por una Europa de "socios iguales" en que su Gobierno pueda negociar un acuerdo que rompa con la austeridad y permita el crecimiento de la economía del país.
"Si alguien debe pagar continuamente las deudas sin poder invertir en el crecimiento está para siempre al borde de la quiebra", aseguró Tsipras en su discurso durante el debate parlamentario sobre el programa de Gobierno, al que seguirá la moción de confianza al Ejecutivo.
"Decisión política"
Tsipras señaló que la reducción de la deuda "es una decisión política" y, aunque reconoció que Grecia recibió "préstamos enormes", dijo que éstos que se destinaron "a salvar el sistema bancario griego, y por tanto, el europeo, y para que el país pueda pagar sus deudas".
El primer ministro remarcó que respeta "el peso de unos socios que son la locomotora de Europa", en alusión a Alemania, pero advirtió de que su Gobierno negocia "en firme y no está solo", dijo refiriéndose al apoyo del pueblo griego. Reiteró que su principal demanda es "tiempo y espacio" para lograr un acuerdo puente "a corto plazo" que permita hacer frente a las "obligaciones hasta el momento que alcanzaremos un acuerdo global" y recalcó que este pacto no es una extensión del programa de rescate.
Además, Atenas pide un programa financiero "puente" que asegure que el país puede afrontar sus pagos los próximos meses hasta lograr un acuerdo definitivo, en torno a agosto, y un mayor margen para financiarse y suavizar los ajustes fiscales, mientras que la cuestión de la deuda ha quedado por el momento relegada a un segundo plano.
El peor de los escenarios sería que ambas partes se enrocaran en sus posiciones y que la falta de acuerdo forzase la salida de Grecia del euro, según Scarpetta. En el laberinto de la crisis griega, uno de los principales riesgos a los que se enfrentan los países es el de destruir un mito que ha perdurado desde el nacimiento de la moneda única europea, el de su irreversibilidad, destacan los expertos.
Los riesgos de la cuestión griega trascienden, además, el impacto económico y alcanzan de lleno a la política. "El Eurogrupo no es el foro adecuado para tratar este dilema, se necesitan declaraciones, no números", dijo el director del Centre for European Policy Studies (CEPS), Daniel Gros.
Por una parte, pese al escaso éxito de sus primeros contactos europeos y al varapalo de la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de no seguir aceptando los bonos helenos como garantía en sus operaciones de refinanciación, el Gobierno de Tsipras no se muestra dispuesto a dar marcha atrás y mantiene un fuerte apoyo ciudadano.
"La cuestión clave es entender la frustración que está causando la austeridad, la postura griega es mucho más emocional y los griegos necesitan mostrar que han obtenido una victoria", añadió Gros. Por otra, la irrupción de Syriza en el panorama político ha puesto sobre aviso a varios gobiernos que se encaminan a elecciones y que no están dispuestos a hacer concesiones que puedan dar alas a formaciones contrarias a las políticas de austeridad aplicadas, como es el caso de España, apuntó Scarpetta.
Con todos estos elementos presentes, las discusiones se suceden entre bambalinas, aunque por el momento "los contactos no han sido muy fructíferos", en palabras de la portavoz de la Comisión Europea (CE) Mina Andreeva.
La troika, presente
En la reunión del Eurogrupo estarán sentados todos los actores implicados en la mesa, ya que además de los ministros del euro acudirán representantes de la CE, el presidente del BCE, Mario Draghi, y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, las tres instituciones que conforman la 'troika' de acreedores.
El jueves, la cuestión griega será también protagonista de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebra en Bruselas, la primera a la que acude Tsipras. Cuatro días después, se volverán a reunir los ministros del Eurogrupo, una cita en la que se debería lograr un acuerdo para tener tiempo de completar los trámites necesarios para la entrada en vigor de la solución pactada.

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