BRUSELAS.- Grecia y sus socios
del euro llevarán a cabo mañana duras negociaciones en el Eurogrupo
sobre el futuro de la asistencia financiera a ese país, tras las
"conversaciones técnicas" entre Atenas y sus acreedores internacionales
de los tres últimos días que han dado pocos frutos.
Los ministros de Economía y Finanzas de la zona del euro abordarán
las cuestiones más delicadas y políticas sobre el futuro del rescate
financiero de Grecia, en una reunión que se espera se prolongue hasta
bien entrada la madrugada.
Desde el viernes, Grecia y a las instituciones conocidas como la
troika -la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo
Monetario Internacional (FMI)- se han sentado por primera vez en la mesa
de negociaciones tras la victoria de la coalición izquierdista Syriza
para buscar puntos de acuerdo en las cuestiones más técnicas y, por lo
tanto, más sencillas de pactar.
El objetivo era llegar a la reunión de mañana con trabajo avanzado
para dejar en manos de los ministros las cuestiones más políticas, pero
los avances han sido escasos.
"No puedo decir nada sobre si ha habido o no progreso, porque en
realidad se trata solo de un análisis técnico, pero no esperaría un
resultado rápido mañana", explicaron fuentes del Eurogrupo.
Otras fuentes comunitarias declinaron hacer
ningún comentario, a la espera de ver el resultado del encuentro de
mañana que, si se salda con un desacuerdo, obligaría a convocar una
nueva reunión extraordinaria del foro la próxima semana, con el fin del
rescate a Grecia cada vez más próximo.
Sin embargo, fuentes cercanas a las negociaciones por el lado heleno
se mostraron más rotundas respecto a la falta de sintonía entre las
partes.
"No se ha hecho un progreso real", dijeron las fuentes, pues
"han insistido en la aplicación del programa (de condiciones asociado al
rescate) actual, pese a que en el comunicado del (presidente del
Eurogrupo, Jeroen) Dijssebloem se indicaba que se iba a tratar de
encontrar puntos en común entre ambas partes".
El fin del rescate, una vez que expire en la medianoche del 28 de
febrero, es una línea roja para el Gobierno de Syriza, que demanda un
acuerdo "puente" que lo sustituya de manera temporal, hasta que logre
cerrar con sus acreedores un compromiso permanente de cara al verano.
Atenas plantea que este acuerdo puente se financie a través del
aumento de la subasta de Letras del Tesoro en 8.000 millones de euros
-actualmente el límite es de 15.000 millones- y con los 1.900 millones
que el Gobierno reclama al BCE, procedentes del rendimiento de los bonos
griegos.
El Gobierno heleno también quiere sustituir parte de las reformas a
las que se comprometió el anterior Ejecutivo por otras medidas como
modernizar la administración para hacerla más eficiente o reforzar la
lucha contra la evasión y el fraude fiscal.
El ministro de Finanzas griego, Yaris Varufakis, insistió hoy en que
Grecia no tiene ningún Plan B para el caso de un fracaso de las
negociaciones y que acude a ellas con la "firme postura" de que se puede
alcanzar un acuerdo, aunque sea en "el último minuto", en una
entrevista con el diario griego "Kathimerini".
Varufakis se mostró también optimista respecto a que es posible
llegar a "un nuevo acuerdo entre Europa y Grecia, que pondrá fin a una
crisis que se autoalimenta", aunque reconoció que aún existen grandes
diferencias en asuntos claves, como las exigencias de sus acreedores de
que continúe con la política de privatizaciones.
En cambio, el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, se mostró este
viernes abiertamente "pesimista" sobre la posibilidad de forjar un
consenso mañana.
En el Eurogrupo, los Diecinueve también prevén aprobar la devolución
anticipada de 14.000 millones de euros en dos años y medio de su
rescate, una medida el Gobierno luso prevé que le permitirá un ahorro de
200 millones en intereses.
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