sábado, 14 de marzo de 2015

Vaticinan otros dos años de recesión para la economía rusa

MOSCÚ.- Otros dos años de recesión deparan a la economía rusa, con el nivel más crítico a inicios de 2016, mientras el Gobierno maniobra hoy para minimizar el impacto de la crisis, en medio de prolongadas sanciones de Occidente. 

Al reconocer por primera vez públicamente el negativo escenario, la presidenta del Banco Central, Elvira Nabiullina, aseguró que la situación económica empeora, con tendencia a prolongarse hasta el primer trimestre de 2016, como mínimo.

Según Nabiullina, el principal ente emisor revisó nuevamente a la baja un pronóstico ("escenario de estrés"), el cual prevé una inflación de 17 a 19 por ciento y una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de 5,3 a 5,8 puntos porcentuales.

Para 2016, se proyecta un desplome del PIB al borde de 1,0-1,6 por ciento, según los pronósticos más moderados, aunque analistas independientes suponen una crisis más profunda que la del bienio 2008-2009.

Diseñamos un escenario que contempla el mantenimiento de los precios del petróleo como promedio en 40 dólares el barril en el presente trienio. Es en realidad un escenario de riesgo, sostuvo la titular.

Sin embargo, cree viable las proyecciones macroeconómicas del Banco Central, a partir de cotizaciones petroleras de la marca Urals entre 50 y 55 dólares.

De acuerdo con esa predicción, la inflación rondaría en 2015 de 12 a 14 por ciento, con una reducción a nueve para 2016.

Así todo, la gobernadora del Banco Central advirtió que la desaceleración inflacionaria dependerá de los cambios en la coyuntura económica.

La institución rebajó la víspera la tasa básica de interés bancario de 15 a 14 por ciento, la segunda modificación en lo que va de año, a fin de flexibilizar la política monetaria-crediticia y distensionar el mercado crediticio.

Expertos percibieron con escepticismo esa rebaja, en medio de una tasa inflacionaria anual de 16,7 por ciento.

Al respecto, Nabiullina explicó que la medida apunta a una reducción de la inflación hasta cuatro puntos porcentuales en 2017 y mantener el indicador cerca del parámetro.

El pasado año, el índice acumuló un crecimiento de 11,4 por ciento, unido a una devaluación sin precedentes del rublo en el último quinquenio.

Comparativamente, los precios de los alimentos subieron en enero en un 3,2 por ciento, prácticamente el guarismo de un año en períodos precedentes, en tanto febrero registró un ligero descenso a 2,2, acorde con datos del Ministerio de Desarrollo Económico.

La cotización del rublo, en el tipo de cambio frente al dólar y el euro, se mantiene oscilante y sujeta, en principio, a la volatilidad de los costos de la cesta petrolera en los mercados internacionales.

Estimaciones oficiales cifran la devaluación de la moneda local dentro de los límites de un 10 por ciento, mientras el rublo continúa fortaleciéndose en la Bolsa Moscovita (61 el dólar y 64,54 al cambio).

El de las reservas internacionales es otro de los indicadores sensiblemente afectado por la crisis debido, entre los factores de peso, a las operaciones del Banco Central y del Ejecutivo para estabilizar el sistema financiero nacional.

Al 1 de marzo, el volumen en las arcas estratégicas del Estado ascendían a 360.220 millones de dólares, frente a 385.460 millones a inicios de año.

La sangría en dos meses totaliza los 25.240 millones de dólares, según el principal ente emisor.

Para 2015 se calcula una merma de 50.000 millones de dólares de la reservas, en tanto el flujo de capitales al exterior podría llegar a 100 ó 110.000 millones, acorde con estimaciones conservadoras.

Así, las turbulencias en la economía rusa persistirán bajo un escenario desfavorable y la extensión de las sanciones a Rusia por Estados Unidos y la Unión Europea, al menos durante 2015.

El consejo comunitario decidió ayer la prolongación por otros seis meses del paquete de restricciones de visado y congelación de activos a ciudadanos rusos y empresas. En la nueva lista fueron incluidos unos 150 funcionarios y empresarios, además de 37 compañías.

De esa forma, Occidente dificulta el acceso a créditos de empresas, bancos y corporaciones y cierra los canales externos de financiamiento a la economía rusa.

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